Áreas protegidas de la Patagonia están asfixiadas por el cultivo industrial de salmones
24.12.2024
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24.12.2024
En esta columna escrita para CIPER se dan los detalles de un estudio realizado por la Fundación Terram que da cuenta que de los 1.302 muestreos ambientales realizados en centros de cultivo de salmones entre 2012 y 2023 dentro de áreas protegidas, 403 registraron condiciones anaeróbicas (31%), lo que quiere decir que por efecto del cultivo de salmones el oxígeno disponible disminuyó a tal punto que puso en riesgo toda la vida presente en estos ecosistemas, los cuales son claves para enfrentar la crisis climática por su gran capacidad para absorber carbono.
Créditos imagen de portada: Felipe Constanzo / Agencia Uno
Actualmente en Chile hay más de 1.300 centros de engorda de salmones en el mar autorizados para producir miles de toneladas de esta especie proveniente del hemisferio norte, provocando importantes efectos sobre el fondo marino de la Patagonia chilena producto de la gran cantidad de nutrientes que se incorporan al ecosistema a través de las fecas de los peces y del alimento no ingerido.
El Reglamento Ambiental para la Acuicultura establece que, al término de cada ciclo productivo, las empresas deben realizar un muestreo del fondo marino, conocido como Informe Ambiental (INFA), para medir, entre otras variables, si por efecto del cultivo de salmones se generaron condiciones de anaerobia, lo que quiere decir que el oxígeno disponible en la columna de agua disminuyó por debajo de los niveles mínimos establecidos para evitar poner en riesgo a todo el ecosistema. De ser así, el centro no podrá volver a producir hasta que se recuperen esas condiciones ambientales.
Paralelamente, el Estado de Chile ha establecido áreas protegidas, como parques y reservas nacionales, con el objetivo de conservar el patrimonio natural por su alto valor ambiental. A pesar de ello, cerca de un tercio del cultivo industrial de salmones se sigue desarrollando al interior de estas áreas que, supuestamente, están protegidas.
Para conocer cuál ha sido el historial de muestreos ambientales al fondo marino de los centros de cultivo de salmones, desde Fundación Terram revisamos los INFAs notificados por las empresas al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), obtenidos a través de solicitudes de información por Ley de Transparencia y cuyos resultados, publicados en un reciente informe, resultan alarmantes: de los 1.302 muestreos ambientales registrados entre 2012 y julio de 2023 dentro de áreas protegidas de la Patagonia chilena, 403 registraron condiciones anaeróbicas (31%), lo que quiere decir que, por efecto del cultivo de salmones, el oxígeno disminuyó a tal punto que puso en riesgo toda la vida en esos ecosistemas.
En el Parque Nacional Alberto De Agostini, ubicado en la región de Magallanes, ocurre una particularidad: es la única área protegida cuyos muestreos anaeróbicos superan a los aeróbicos, lo cual da cuenta del nivel de impacto que ha generado esta actividad, en particular, la empresa Nova Austral, al ser la única que opera en su interior, concentrando las 19 concesiones vigentes para el cultivo de salmones y que cuenta con un extenso prontuario de incumplimientos ambientales. Todo esto, en un área que cuenta con la categoría de mayor estándar de protección, y que pese a la prohibición establecida en el artículo 158 de la Ley General de Pesca y Acuicultura, sigue albergando el cultivo de esta especie exótica.
En cuanto a la evolución histórica de dichos muestreos, los 189 INFAs anaeróbicos registrados entre 2012 y 2017 aumentaron a 214 muestreos con estos resultados entre 2018 y julio de 2023. Este aumento de resultados anaeróbicos está asociado a un crecimiento de muestreos generales, que, si bien implica un leve descenso porcentual en estos resultados del 33% a un 30% para los periodos mencionados, resulta ilustrativo de la creciente presión de la actividad salmonera hacia estas áreas protegidas.
La sedimentación del fondo marino producto del alimento no ingerido y las fecas de los salmones puede alterar la calidad del agua en tanto representan una sobrecarga de nutrientes pudiendo, por ejemplo, generar procesos de eutrofización en donde se produce una proliferación de algas que consumen el oxígeno disponible, así como gatillar fenómenos de Florecimiento de Algas Nocivas (FAN) bajo ciertas condiciones de temperatura y luminosidad. Estos procesos afectan negativamente las poblaciones de los diversos organismos que habitan las aguas y que componen la rica biodiversidad de nuestra Patagonia, generando su desplazamiento o incluso su muerte.
Mientras los gremios salmoneros continuamente reclaman que la institucionalidad ambiental asfixia el crecimiento de la producción, lo cierto es que, según muestran los propios datos, es más bien ese continuo crecimiento productivo el que está asfixiando estas zonas que cumplen un rol fundamental para enfrentar la crisis climática al capturar grandes cantidades de carbono.
En este sentido, la cantidad de INFAs con resultado anaeróbico al interior de áreas protegidas no solo representa un dato revelador sobre la amenaza que cierne sobre dichas áreas, sino que también nos muestra una actividad que, junto a otros factores, está muy lejos de ser sostenible y que tampoco es compatible con la conservación de la naturaleza, como algunos insisten en plantear.