Las autoras de esta columna escrita para CIPER desmenuzan las principales críticas que se realizan al Sistema de Admisión Escolar, las cuales a su juicio se basan en supuestos errados. Por tanto, indican que “la suspensión del SAE (decidida por el Congreso cortando su presupuesto) busca en definitiva reforzar la segregación del sistema – ‘salvando’ a unos y ‘enterrando’ a otros -, en vez de apostar por el fortalecimiento de la calidad de la educación provista (valor agregado) y de la calidad del sistema escolar público en su conjunto”.
Créditos imagen de portada: Pablo Ovalle / Agencia Uno
La reciente suspensión del Sistema de Admisión Escolar (SAE) para el proceso de admisión 2026 representa un grave retroceso en los avances hacia la equidad educativa en Chile. La mal llamada “tómbola” es en realidad un sistema centralizado de admisión escolar que protege el derecho a la educación de todas/os las/os estudiantes, pues prohíbe la selección por parte de los establecimientos escolares que reciben subvención del Estado. Esto quiere decir que, con el SAE los establecimientos públicos y particular subvencionados están obligados a admitir a todas/os sus postulantes si cuentan con los cupos suficientes y que, de existir sobredemanda (más postulantes que cupos), no pueden discriminar a un postulante en base a sus características socioeconómicas o académicas.
De este modo, el SAE maximiza las preferencias de las familias al establecer un ordenamiento aleatorio de las/os postulantes, dando prioridad (más que nada por temas de conveniencia para las familias) en los siguientes casos: i) primera prioridad, a quienes tienen hermanos en el establecimiento; ii) segunda prioridad, a postulantes prioritarios en términos socioeconómicos (solamente hasta un 15% en la escuela); iii) tercera prioridad, a postulantes que son hijas/os de funcionarios en el establecimiento; y iv) cuarta prioridad, a exalumnos que quieran reincorporarse (que no hayan sido expulsados).
En reemplazo del SAE, el Ministerio de Educación regulará un proceso alternativo, para lo cual será clave la conformación de una mesa técnica que desde enero de 2025 trabajará en identificar medidas de optimización del SAE. En esta columna, argumentamos que las principales críticas realizadas al SAE se basan en supuestos errados, por lo que es clave que la mencionada mesa técnica identifique qué ajustes son necesarios para superar las deficiencias de implementación del SAE, manteniendo su esencia: un procedimiento de admisión escolar centralizado y aleatorio con criterios de priorización de las postulaciones, para evitar la discriminación de las/os estudiantes y sus familias en el proceso de admisión escolar y que continúa priorizando las preferencias de las familias en el momento de asignación.
En primer lugar, las críticas hechas al SAE por supuestamente debilitar la educación pública se fundan en argumentos ideológicamente sesgados y derechamente falsos. La disminución de la matrícula en la educación pública y fuga de estudiantes hacia la educación particular (subvencionada y pagada) son un hecho. Sin embargo, se trata de un problema grave que se acarrea desde la dictadura, con la implementación de políticas de privatización de la educación en desmedro de la educación pública, y no un fenómeno de los últimos tres años. En efecto, pese a que el SAE comenzó a implementarse en 2017, esto se hizo de manera gradual y en 2020 (un año de pandemia y pocas clases presenciales) se terminó de aplicar al incluir a la Región Metropolitana en todos los cursos. De este modo, es recién en 2022 que el SAE comenzó a operar en su totalidad en un contexto de clases presenciales, pero con todas las complejidades académicas y de convivencia que sabemos implicó la pandemia y el cierre de escuelas por un período excepcionalmente largo, especialmente en la educación pública. Atribuir al SAE el debilitamiento de la educación pública es, por tanto, un despropósito sin evidencia que lo respalde.
En segundo lugar, se ha hecho referencia a los efectos supuestamente negativos del SAE en las oportunidades de las/os estudiantes para acceder a una escuela. Sin embargo, no existe evidencia que sustente las afirmaciones de que esto se debe al SAE. Sabemos que hay familias frustradas por no haber sido asignadas a un establecimiento de su preferencia pero esto es algo que ya ocurría antes del SAE, debido a que las preferencias tienden a concentrarse en un grupo reducido de establecimientos escolares, haciendo que estos tengan sobredemanda mientras que otros no logran completar su matrícula. Más aún, antes del SAE este proceso de asignación se realizaba de manera discriminatoria debido a los procesos de selección aplicados por los establecimientos escolares. En este sentido, las familias que no ven su preferencia satisfecha ahora son “aleatorias”, mientras que antes las familias perjudicadas tendían a ser las más desfavorecidas en cuanto a situación socioeconómica y resultados académicos de las/os estudiantes, lo que reforzaba las desigualdades existentes. Lo que no es posible decir es que más familias están quedando sin cupo ahora: hay evidencia de que antes del SAE había establecimientos que incluso optaban por no admitir estudiantes pese a contar con cupos disponibles, ello en consideración de características definidas como indeseables (estudiantes vistos como potencialmente problemáticos) (Carrasco, Gutiérrez, & Flores, 2017). Ahora, con el SAE, eso no es posible: el Estado actúa como garante de que se llenen todos los cupos disponibles y, en ese sentido, de asegurar el derecho a la educación al establecer una regulación a las escuelas.
En tercer lugar, se ha dicho que la eliminación del SAE busca reponer el valor del “mérito” de las/os estudiantes, de modo que los establecimientos escolares con sobredemanda puedan seleccionar a las/os estudiantes más “meritorios”. Sin embargo, no es claro que los mecanismos de selección utilizados puedan realmente identificar o medir ese supuesto mérito. En efecto, la evidencia muestra que la aplicación de exámenes y entrevistas así como la solicitud de notas y cartas de recomendación abren el proceso de admisión a distintos tipos de sesgos implícitos. ¿Cómo se asegurará que la selección se base puramente en razones académicas y realmente mida el “mérito” de un niño de 12 años? Antes de la Ley de Inclusión ya existía la prohibición de aplicar mecanismos de selección en la educación básica pero, en la práctica, estos se aplicaban. ¿Cómo se puede garantizar el buen manejo de la selección por mérito en un sistema descentralizado? ¿Cómo se puede garantizar la transparencia que las familias se merecen en una decisión tan importante?
En cuarto lugar, existen críticas al SAE con respecto a la ineficiencia en el momento de la matrícula. Devolver el proceso de admisión a las escuelas no solo abre nuevamente la puerta a la selección y la reproducción de las desigualdades educativas, sino que además significaría retroceder a un sistema de admisión menos eficiente. Que las escuelas estén a cargo de la admisión escolar requiere que estas gasten recursos y tiempo de trabajo en este proceso, en vez de dedicarlos a la enseñanza, lo cual no es eficiente ni aporta a la calidad educativa. La evidencia internacional es enfática en este sentido: devolver el sistema de admisión a las escuelas es mucho menos eficiente, pues cada familia tendría que buscar el sistema de admisión de cada escuela y postular uno por uno en vez de solo una vez. Mientras, el sistema centralizado con asignación deferida es el más eficiente para asignar al mayor porcentaje de postulantes a un establecimiento preferido (Abdulkadiroğlu, Pathak, & Roth, 2009). En el caso de múltiples sistemas, un/a estudiante puede ocupar varios cupos a la vez y las escuelas solamente van a poder admitir otros/as estudiantes después que la familia del estudiante dé aviso de su decisión de matricularse en otra escuela. Si tenemos ya un problema con la falta de cupos y mucho movimiento en el momento de matricularse, este movimiento sería mucho mayor si se permite que cada escuela tenga su propio sistema de admisión.
En quinto lugar, se busca que la suspensión del SAE mejore el rendimiento educativo en la educación pública, pero esto es falso ya que solo podría, eventualmente, mejorar la calidad de unos pocos establecimientos públicos y no por mejoras en la enseñanza, sino por la concentración de los “buenos” alumnos en pocas escuelas. Esto no apostando por la mejora de la calidad de la educación que proveen, sino reinstalando la selección de estudiantes que vienen con ventajas académicas previas. De este modo, los buenos resultados académicos de un establecimiento no necesariamente se deben a sus procesos educativos sino a las características de sus estudiantes. En efecto, muchas veces se alude a la necesidad de “rescatar” a los emblemáticos o Bicentenarios. La reputación de los emblemáticos y el sello “bicentenario” han perdido su significado, en tanto no parece ser indicativo de excelencia en la educación que proveen sino más bien de su prestigio debido al tipo de estudiantes que reciben. Estos establecimientos que ocupan dinero del Estado debieran poder educar a cualquier alumna/o que espera esforzarse y estudiar allí, y no solamente a quienes ingresan ya con un alto rendimiento académico. En este contexto, la suspensión del SAE busca en definitiva reforzar la segregación del sistema – “salvando” a unos y “enterrando” a otros -, en vez de apostar por el fortalecimiento de la calidad de la educación provista (valor agregado) y de la calidad del sistema escolar público en su conjunto.
Con todo, la suspensión del SAE no resuelve los problemas estructurales del sistema educativo chileno; al contrario, nos arriesga a retroceder a prácticas discriminatorias e ineficientes que perpetúan la desigualdad. Es crucial que la mesa técnica prevista para 2025 priorice ajustes al sistema de admisión basados en evidencia, que fortalezcan la educación pública y protejan el derecho a la educación para todas y todos, sin importar sus antecedentes socioeconómicos o académicos. Debemos avanzar hacia un sistema educativo inclusivo, equitativo y de calidad, que garantice oportunidades reales para cada estudiante en Chile.
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Buen artículo. La evidencia demuestra que el SAE no es el problema. EN 2016 eramos el segundo país con el sistema educativo más segregado de la OCDE. Hoy somos el cuarto, hemos avanzado dos puestos, no es muco pero se avanza. Esto se lo debemos, entre otras cosas, al SAE y a la ley de inclusión.
Yo sí tengo a mi hijo en el sistema público, postulé vía SAE y la escuela es administrada por SLEP. Además soy usuario de FONASA, pudiendo pagar ISAPRE. Saludos.
Francisca | 19.12.2024
Me sorprenden los comentarios y cómo realmente no fueron capaces de leer (y entender) lo que presentan en la columna. Lo explican con peras y manzanas.
"Si dicha posibilidad no se concreta por no haber cupo, tengo otras opciones pero primero está la decisión personal del grupo familiar". Eres tú como postulante quien decide a qué establecimientos postular, nadie te obliga a postular a uno que no quieras. Si no quedaste en una serie de colegios porque ya no habían cupos, es otro tema, y es lo que abordan con la falta de trabajo en relación a aumento de matrículas en localidades donde hay una sobredemanda.
"¿Acaso un estudiante que se esfuerza no tiene derecho a elegir dónde quiere estudiar?" Tiene tanto derecho como un estudiante que se esfuerce menos. Además, el esfuerzo no es fácilmente medible, ni siquiera los colegios son comparables entre sí, como ustedes mismos argumentan, ¿Qué criterio van a usar para medir el esfuerzo? ¿Las notas? Pero si han dejado claro que un 7 en el colegio X no vale lo mismo que en el colegio Y. ¿Otra prueba de selección? ¿Eso prueba realmente el mérito del estudiante para ir ahí, o solamente muestra que se preparó mejor, como se ha visto en las distintas versiones de las pruebas de selección universitaria, o muestra que el estudiante se sentía mejor ese día, o que no se quedó dormido, o que no se atrasó en el trayecto por un accidente? Si nos vamos a cada excepción particular, pucha, hagámoslo con todas, no sólo las que les convienen.
Se entiende, en serio se entiende la frutración de sus hijos no queden en el colegio que ustedes como padres quieren, pero no hay nada, absolutamente nada, que les asegure que su hijo quedaría en ese colegio si no existiera el SAE. Un colegio con 30 cupos sigue teniendo los 30 cupos con o sin SAE, como lo recalcan en la columna, la diferencia es cómo se asignan esos cupos. El hecho de que un padre tenga un mejor trabajo que otro puede determinar, en una entrevista, que un estudiante quede o no, ¿y ahí, dónde quedó el mérito? Si los padres no están casados, por la iglesia o incluso la ley, y esto es un factor crítico del entrevistador, ¿dónde quedó el mérito? Son tantas las formas en las que el "mérito" queda de lado, por prejuicios humanos, que no se entiende la defensa férrea a tantas formas de discriminación que manchan los procesos.
Susana Zúñiga Toledo | 18.12.2024
En mi opinión hay que igualar los colegios antes de seguir mejorando el sistema de selección... No todos los colegios tienen jornada escolar completa, no todos los colegios imparten inglés desde la pre básica, los colegios no tienen todos la misma cantidad de alumnos por sala y asi muchas diferencias globales que generan en los apoderados querer estar en un colegio o en otro... Si todos los colegios cumplieran con la misma malla curricular, usaran los mismos libros, tuvieran la misma jornada... Las desconformidades serian menores... Y los niños opatarian a una educacion igual en todo chile.
Y otro factor fundamental es los cupos... Aumenta la población pero no los establecimientos educacionales, ya sean públicos o con subvencion compartida... Si hay 1.000 matriculados en basica en una comuna, sería óptimo que hayan 1.000 cupos en media y eso no esta ocurriendo.
Mejoremos las bases y tendremos una mejor educación
Claudio Caballero | 17.12.2024
Entiendo lo de la equidad pero con recursos limitados y sin mejorar la educación pública sustancialmente, lo único que ha hecho el sistema SAE es nivelar hacia abajo. Los liceos emblemáticos terminaron de arruinarlo con el SAE. Antes al menos alumnos meritorio, con buenas notas, destacados académicamente podían postular y tener la posibilidad de recibir una educación que potenciada sus habilidades.
No entiendo, en el contexto de educación pública actual, por qué un establecimiento público no puede hacer selección por mérito académico.
No veo que el sistema SAE haya logrado mejorar la calidad de la educación, sólo veo que la ha "democratizado" dejando el mensaje de que no importa cuánto te esfuerces porque ahora un sorteo te dirá dónde estudiar... CUECK!!!
Nicolas D. | 17.12.2024
Es irresponsable pretender una "opinión informada" en base a los términos que propone el artículo. ¿Cuál es el perfil específico de la columna si sólo algunos de sus argumentos se respaldan con evidencia y parte de ella es fácilmente refutable?
El primer punto cuestiona un sesgo ideológico, pero la afirmación de que el problema se origina con la dictadura es igualmente sesgado y no se respalda con antecedentes concretos. Tiene tanto sentido como declarar que de no haber ocurrido el big bang no tendríamos este problema. Del mismo modo, atribuir un problema complejo a una causa única carece de cualquier sentido critico. En todo caso, y al margen de que la reestructuración del sistema de educación pública generó ciertas condiciones que tienen impacto hasta la actualidad, el declive de la matrícula tiene un punto de inicio bastante claro y muy posterior a la dictadura.
El cuarto punto se sustenta en un artículo bastante antiguo y que habla de una realidad bien diferente de la nuestra. No pude acceder a él, pero habría que preguntarse a qué contexto específico responde el sistema utilizado en NY y por qué reglas se rige su proceso de selección.
Sobre el segundo punto, lo que se respalda con el artículo difícilmente podría cuestionarse, pero que esas sean las condiciones previas a la aplicación del SAE no implica que las actuales sean mejores.
Existe un error lógico en la base del planteamiento, más aún si se pretende atacar opiniones que se fundamentan en "supuestos errados". El sorteo de los cupos bajo ciertas condiciones puede generar condiciones iniciales más igualitarias, pero los resultados no dejan de ser producto del azar. En consecuencia, no existe ninguna garantía de que, una vez asignados los cupos, las condiciones a las que se enfrente cada postulante vayan a ser efectivamente igualitarias. Dependerá, entre tantos factores, de cómo se hayan ido constituyendo históricamente las cohortes de cada unidad educativa, sus políticas, la calidad de su cuerpo profesional y, en suma, su capacidad para responder y adaptarse a las necesidades emergentes de cada grupo.
En suma, sostener que al suspender temporalmente el SAE se retrocede hacia una etapa de segregación en que a algunos se los salva y a otros se los entierra, es una afirmación que carece de sustento mientras no se confirme que las condiciones que encontrará cada niño o niña en los establecimientos de destino permitan disminuir las brechas de desigualdad. Y para eso se debe procurar que los establecimientos tengan posibilidades reales de desarrollar sus proyectos y que el sistema público garantice una base educacional mínima al finalizar la etapa de escolaridad. Asuntos que, por ahora, parecen estar bien lejos de la realidad. Dicho en buen chileno, no hay que poner la carreta delante de los bueyes.
Daniela | 17.12.2024
"El SAE maximiza las "preferencias de las familias" al establecer un "ordenamiento aleatorio" de los postulantes. Que alguien me explique este contrasentido por favor. Acaso estamos en presencia de un oxímoron?
Por otra parte, sostener que el sistema, al verse obligado de aceptar a todos sus postulantes (siempre que haya cupo) lo hace un beneficio para las familias es una falacia por consecuencia. Nada en este artículo tiene sentido. Ya publican cualquier cosa en Ciper, mínimo de rigurosidad argumentativa.
Manuel Retamales | 17.12.2024
Siempre será el esfuerzo individual y responsabilidad quienes tengan las capacidad de optar a un buen empleo o postular a una carrera universitaria ;nada tiene que ver la segregación pues esta ya existe para diferentes ámbitos en la vida , en el deporte será siempre quienes cumplan con un estándar óptimo.
Prioridad para quienes cumplan con los requisitos que cada establecimiento tenga como normativa, no todos somos iguales ni menos tenemos las mismas capacidades.
Hector Kol | 16.12.2024
Una evaluación educativa internacional recuente, dejó a Chile en el lugar 31... entre 31 países evaluados. Un desastre para el que este invento del SAE NO hizo aporte alguno. Su unico producto fue la destrucción del Instituto Nacional. El SAE es INDEFENDIBLE.
Ricardo Tapia | 15.12.2024
en que colegio tienen sus hijos las autoras de la columna de opinión o si los
pondrian en un colegio con alto índice de estudiantes problemáticos o con estudiantes con alto compromiso delictual......pregunto porque los creadores del SAE tienen sus hijos en colegios privados... los que abogan por un sistema publico de salud universal FONASA ellos y sus familias se atienden por Isapres en clinicas privadas etc.. etc... todo el congreso tienen sus hijos en colegios particulares... entonces si el SAE es bueno porque sucede esto .... o es el chile al revés o las autoras de la columna viven en el país imaginario Dystopia...gracias
Jacob | 15.12.2024
El fracaso del esfuerzo y la responsabilidad dentro del sistema educativo es evidente. Es triste ver cómo, en ninguna de las listas de prioridades, se encuentra el rendimiento académico de los estudiantes. ¿Acaso un estudiante que se esfuerza no tiene derecho a elegir dónde quiere estudiar? Los establecimientos emblemáticos que mencionas, que solían destacarse por la calidad de sus alumnos, representaban un espacio para aquellos que realmente tenían objetivos. Hoy en día, sin embargo, muchos los ven solo como un trámite. Las decisiones de los "expertos en educación" han contribuido a sepultar cada vez más a los estudiantes con buen rendimiento. Aunque existen múltiples factores que afectan el desempeño académico, el primero y más importante es la dedicación del estudiante. No es sorprendente que un estudiante no obtenga buenas notas si pasa todo el día jugando, fumando o en actividades poco productivas. Es más, no es raro ver a alumnos de enseñanza básica fumando o bebiendo; si no me cree, basta con dar una vuelta por los colegios en la mañana o a la hora de salida. Esto lo digo por experiencia, ya que he sido testigo de primera mano de la decadencia del sistema educativo.
A todo esto se suma la falta de incentivos para aquellos estudiantes con buen rendimiento. Esto afecta gravemente al sistema educativo, ya que, si se es objetivo, se observa que solo se premian los bajos niveles de ingreso. En otras palabras, de forma cruda, solo se premia a los estudiantes pobres. Desde esa perspectiva, ¿quién se esforzaría por destacar si las ayudas y premios se enfocan solo en aquellos con menos recursos? Esto crea una distorsión que desincentiva el esfuerzo académico y perpetúa la desigualdad en lugar de fomentarla.
Daniel Marti Hesse | 15.12.2024
1-Es un principio rector y base de todo estado de derecho el libre albedrío, capacidad inherente al ser humano, el poder decidir dónde querer estudiar , si dicha posibilidad no se concreta por no haber cupo, tengo otras opciones pero primero está la decisión personal del grupo familiar 2- En la publicación se señala los estudios lo evidencias ...? qué estudios ,cita fuentes bibliográficas pretéritas y finalmente si el sistema de tómbola aleatorio hubiese sido tan bueno , en base a la igualdad y no discriminación, cuales ha sido la mejora que han tenido los estudiantes en Chile, lo que debe reconocer el Estado de Chile para mejorar la educación y los padres es entender que hay educandos que tienen distintas capacidades, algunos tienes destrezas y habilidades para algunas áreas y otros para otras, y a los que les cuentas más se le debe reforzar y hacer clases con adecuación curricular ya que si se pretende nivelar en forma homogénea sin considerar las diferencias no se avanza ya que como la percepción de los colores o de la belleza no es igual para todas las personas , la capacidad intelectual tampoco no es por tanto quienes requieran nivelación se debe hacer de manera personalizada y eso no es discriminación todo lo contrario nivelar para igualar , que se reintegre los especialistas diferenciales en aula de recursos y no en aula comun
