Injusticia histórica: la deuda con las y los profesores chilenos
05.12.2024
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05.12.2024
Señor Director:
La deuda histórica de las y los profesores en Chile es un tema que sigue generando controversia y malestar en el gremio docente. Esta deuda, originada en la década de los 80, ha sido una herida abierta en la educación chilena durante décadas. Recientemente, el gobierno de turno ha ofrecido una solución en forma de un bono reparatorio de $4,5 millones de pesos chilenos, pero ¿es esta medida realmente justa?
La oferta del gobierno de un bono reparatorio, si bien busca aliviar parte del conflicto, resulta insuficiente cuando se compara con el monto total de la deuda. Cada profesor afectado debería recibir aproximadamente $90 millones de pesos chilenos, pero el bono propuesto alcanza apenas el 5% de esa cifra. Además, la propuesta del pago en cuotas anuales, con un reajuste cada año, parece más una estrategia para diluir la deuda en el tiempo que un verdadero intento de reparar el daño sufrido por los docentes.
La oferta del bono plantea un problema fundamental: minimiza el reconocimiento del trabajo y sacrificio que los profesores han hecho durante años. Los docentes, quienes fueron afectados por decisiones administrativas durante la dictadura, han tenido que esperar décadas para recibir justicia. La cantidad ofrecida no se acerca a lo que corresponde por el daño económico sufrido y, en muchos casos, no podrá compensar las carencias que estos educadores han enfrentado en su vida diaria.
No se trata sólo de números o de cifras económicas, sino del valor simbólico que tiene esta deuda. La oferta del gobierno no solo impacta a los profesores afectados directamente, sino que también manda un mensaje a las futuras generaciones de educadores: ¿se valora realmente la labor docente en nuestro país? La decisión de ofrecer un monto tan bajo puede tener repercusiones en la percepción social del valor del trabajo educativo.
La deuda histórica de los profesores en Chile es más que un asunto económico; es una deuda moral que tiene el Estado con aquellos que han dedicado sus vidas a educar a las nuevas generaciones. La propuesta actual del gobierno, aunque puede parecer un avance, no hace justicia a la magnitud del daño y al reconocimiento que los profesores merecen. Se requiere una respuesta más comprometida, no sólo con un reajuste económico, sino con un verdadero reconocimiento al valor de la educación y a quienes la hacen posible.