Desigualdad de riqueza en Latinoamérica: altamente concentrada y persistente en el tiempo
19.11.2024
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19.11.2024
Entre el 13 y el 15 de noviembre se realizó en Santiago el Segundo Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales y Gobierno, en que se presentaron más de 70 trabajos enfocados en la desigualdad. El autor de esta columna fue uno de los expositores, da detalles de su trabajo y sostiene que “estos hallazgos presentan las múltiples áreas críticas para entender y reducir las desigualdades existentes, además de posibles respuestas desde la política pública”.
Branko Milanovic se propuso a entender cómo opera la distribución de la riqueza. Para eso, el economista estadounidense, reconocido como uno de los mayores expertos en torno a los estudios de desigualdad en el mundo, se hace entonces la siguiente pregunta: ¿Quién ha sido el hombre más rico de toda la historia? Y propone una manera de responderla: el hombre más rico es aquel que podría usar su riqueza para contratar al mayor número de trabajadores al salario promedio de su época.
Carlos Slim, el magnate mexicano, se ubicaría en el primer lugar de esta lista, con la capacidad de contratar a 440.000 personas en un año, llenando casi 10 Estadios Nacionales (o cinco estadios Aztecas). Muy por sobre del general romano Craso, el “hombre más rico de Roma”, quien podría haber contratado a 32.000 personas, John D. Rockefeller con 116.000 trabajadores, o incluso Mikhail Khodorkovsky, el oligarca ruso quien podría haber contratado a 250.000. Esta forma de entender la concentración de riqueza ya nos dice algo sobre América Latina y las brechas existentes entre la parte alta de la distribución y una persona promedio.
La evidencia sobre la riqueza en América Latina ha sido limitada, en parte debido a la falta de fuentes de datos de buena calidad. Sin embargo, una investigación reciente desarrollada junto a Mauricio de Rosa e Ignacio Flores hace una revisión exhaustiva de la evidencia disponible y presenta algunas nuevas estimaciones. En este trabajo mostramos que la desigualdad de riqueza en la región es persistente, alta y puede ser observada ya desde la independencia de las naciones latinoamericanas.
Gracias a diversas fuentes de datos, observamos que, durante las últimas décadas el nivel total de riqueza en un país, como proporción de su ingreso nacional, ha crecido en América Latina. Esto es lo primero que tenemos que saber para dimensionar la riqueza que existe en un país. Un aumento en esta proporción significa que el país en cuestión está acumulando riqueza a una tasa mayor a la del crecimiento de su economía.
Para países como Brasil, Chile y México, la riqueza ha pasado de ser el doble del ingreso a casi el triple en 15 años. Sin embargo, todavía permanece muy por debajo de los niveles observados en países de altos ingresos, donde la riqueza total es 5 a 7 veces mayor al ingreso. Curiosamente, la riqueza pública se ha mantenido relativamente estable, lo que significa que el crecimiento de la riqueza ha sido impulsado por aumentos en la riqueza privada. Si bien este patrón no dice mucho sobre la desigualdad, sí refleja la creciente importancia de la riqueza en estas economías.
En cuanto a la concentración de la riqueza, y gracias a datos administrativos obtenidos en Chile, Colombia y Uruguay, encontramos que la proporción acumulada por el 1% de mayor riqueza es notablemente consistente en estos países y a lo largo del tiempo, situándose en torno al 40%. Este es un nivel alto de concentración, mucho mayor que en los países europeos (donde varía entre el 20% y el 30%) y cercano al de Estados Unidos, pero menor a la de Sudáfrica, uno de los países más desiguales del mundo, en donde el 1% más rico concentra 55% de toda la riqueza.
Complementamos este hallazgo con encuestas de hogares para Chile, Colombia, México y Uruguay. Estas encuestas muestran que la proporción de riqueza acumulada por el 50% inferior es inferior al 10% en estos países, e incluso negativa (es decir, las deudas superan a los activos totales) para Colombia. A pesar del número limitado de países en nuestro análisis, este análisis esboza un panorama de alta desigualdad de riqueza en la región.
El artículo explora también fuentes alternativas de información, las cuales proveen información indirecta sobre la concentración de la riqueza. Por un lado, estudios de desigualdades patrimoniales durante el siglo XIX muestran altos niveles de concentración de riqueza rural, comparables a los niveles observados actualmente. Por otro lado, la lista de billonarios de la revista Forbes muestra que la riqueza en este grupo aumentó de manera considerable con el alza del precio de los commodities de los años 2000. Adicionalmente, estos datos muestran que, relativo a la población, Chile cuenta con el mayor número de billonarios en la región.
Nuestra revisión de la evidencia existente sugiere un patrón de alta y estable desigualdad de riqueza a lo largo del tiempo. También refleja la necesidad de mejores y más frecuentes datos de riqueza, su nivel y distribución. Estamos en las primeras etapas de la investigación sobre la desigualdad de riqueza en América Latina, muy similar al estado de la investigación sobre ingresos a finales de los 70s desarrollada por Oscar Altimir, entre otros. Pero la región posee un gran potencial para continuar este trabajo a partir de diferentes fuentes de datos e investigación de frontera.
Esta investigación sobre riqueza es parte del Latin American and the Caribbean Inequality Review (LACIR). LACIR provee una revisión sistemática de la desigualdad en la región, estudiando dimensiones tan diversas como la medición de la desigualdad de ingresos, riquezas, de género, en salud y educación, la igualdad de oportunidades, desigualdades en los mercados laborales, impuestos y redistribución, y desigualdades políticas. Organizada por la London School of Economics (LSE), el Banco Interamericano para el Desarrollo, la Universidad de Yale y el Instituto de Estudios Fiscales en Inglaterra, LACIR incluye 27 artículos escritos por más de 60 investigadores e investigadoras, esta revisión busca entender y proveer una visión comprehensiva del problema de la desigualdad en la región.
Entre los resultados del proyecto se destacan varios puntos relevantes. En educación, por ejemplo, se mencionan las altas tasas de retorno a la educación superior. En salud, el alza de enfermedades no transmisibles y problemas de salud mental, en particular entre poblaciones de menores ingresos. Se destacan además las brechas de género en labores de cuidado, la discriminación por color de piel, el alto poder de mercado y la presión que genera en los sueldos, la dualización de los sistemas de protección social, las altas percepciones de corrupción, el movimiento desde servicios públicos a opciones privadas por parte de familias de mayores ingresos, o la existencia de fuertes demandas por redistribución. En conjunto, estos hallazgos presentan las múltiples áreas críticas para entender y reducir las desigualdades existentes, además de posibles respuestas desde la política pública. Desigualdades que de ser atendidas podrían contribuir al fortalecimiento de la cohesión social y al desarrollo inclusivo.
Con este desafío en mente es que nos reunimos del 13 al 15 de noviembre a discutir la evidencia reciente sobre desigualdad en el Segundo Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales y Gobierno 2024 “Inequidades en América Latina: Diagnóstico y Propuestas para un Futuro Equitativo”. Se presentaron más de 70 trabajos explorando las múltiples dimensiones de la desigualdad, con ponentes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú, Uruguay, entre otros países. Además, contamos con talleres y actividades para apoyar a investigadores e investigadores que inician su carrera académica. El congreso contó también con la participación de Francisco Ferreira, director del Instituto de Desigualdades Internacionales de LSE y uno de los coordinadores de LACIR, quien nos habló de las grandes tendencias de desigualdad y movilidad social.
A partir de este congreso buscamos destacar y celebrar el gran trabajo desarrollado por académicos y académicas de las ciencias sociales en la región. En este congreso se discutieron temas como la medición de la desigualdad, su historia, desigualdades urbanas, la innovación y el capital humano, las interseccionalidades, sostenibilidad, o la política social. Estamos en la búsqueda de proporcionar un espacio para entender de mejor manera el complejo desafío de reducir las desigualdades en una de las regiones más desiguales del mundo.
Estudiar la desigualdad requiere un enfoque interdisciplinario que reconozca su complejidad. Esfuerzos como el Congreso Latinoamericano de Ciencias Sociales y Gobierno representan pasos importantes en esta dirección, ofreciendo espacios para discutir y comprender mejor las raíces de la desigualdad y explorar soluciones innovadoras. Invitamos a estudiantes, académicos, y al público general a ser parte de este evento en donde vamos a discutir formas para contribuir a un país y una región más equitativa e inclusiva.
Esta columna refiere a un texto de la London School of Economics que se puede visitar en el siguiente link