CARTAS La FILSA y la urgencia de unidad en la industria editorial chilena
14.11.2024
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14.11.2024
Señor Director:
Filsa es, por definición, la gran vitrina cultural y literaria desde el mundo de los libros, que dialoga con todas las otras de diferentes países y ciudades convocantes. Por esto, que de Filsa se hayan autoexcluido otras asociaciones del mundo del libro es un tremendo error dado que nuestro ecosistema es demasiado pequeño y frágil para que se fragmente.
La unidad debería ser el eje fundamental de esta feria y para esto es imprescindible que todos los participantes en esta gran cadena que es el libro, trabajen durante el año para lograr que nadie quede al margen de la feria más importante de Santiago y de Chile.
Un punto a destacar y que resulta muy sensible es el alto costo de arriendo de un estand, al cual, además de tal pago imposible para pequeñas editoriales, hay que agregar las horas de trabajo durante diez días y los traslados. Y si a esto sumamos que existe un cobro para los asistentes que aleja a muchas personas y por ende disminuye las ventas de los expositores, se está restringiendo la opción de exhibir la gran bibliodiversidad de nuestra industria.
Que la feria sea internacional ofrece a las personas la posibilidad de conocer otras culturas, otras manifestaciones artísticas y acercarse a mundos amplios y diversos. En este sentido, los estándares de los países invitados han sido poco regulados con mínimos que robustezcan justamente esta característica de traspasar fronteras desde los libros. Este año China ha sobrepasado las expectativas y ha sido una maravillosa sorpresa para los asistentes. Sin embargo, ha habido años en que el país invitado prácticamente desaparece en el recorrido de la feria y no logra el impacto que merece.
Siendo la Cámara Chilena del Libro quien administra el gran evento, es fundamental que lidere la unión, que consiga la suma de voluntades de otros eslabones de esta cadena y posicione crecientemente la fiesta de los libros. Asimismo, nuevos auspicios deberían permitir rebajar el cobro por estand, robustecer el programa cultural y liberar el pago de entrada para el público. Por otro lado, la participación del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, así como el de Educación y de Relaciones Exteriores, tienen todas las herramientas para cooperar de manera más activa en lo que finalmente es un proyecto de imagen del país, por una parte, y de fomento de la lectura y la industria del libro por otra.
Con esto no digo que no se hagan acciones, sería injusto, pero claramente no son suficientes como lo demuestra lo alicaída que suele estar Filsa.