Elecciones 2024: La “lista ganadora”, análisis geográfico al fenómeno de los votos nulos y blancos
29.10.2024
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29.10.2024
Los autores de esta columna escrita para CIPER analizan los datos de los votos blancos y nulos en el país agregando mapas interactivos para verlos con más detalle. Concluyen que “en términos generales, podemos señalar que los votos nulos y blancos han puesto de manifiesto el delicado momento por el que atraviesa nuestro sistema de representación. Tomando los datos de la elección de concejales, encontramos que el porcentaje de personas que no se inclinaron por ninguna de las alternativas en competencia a escala nacional superó el desempeño de la lista con mejores resultados”.
El sistema de inscripción automática y voto obligatorio ha hecho su debut a nivel local y regional. Por meses se especuló acerca del nivel de participación y el porcentaje de votos nulos y blancos bajo el nuevo conjunto de reglas. Razones para aquello no faltaron, especialmente considerando el delicado clima político por el que atraviesa el país, cuyas principales temáticas han sido la crisis de seguridad, el crimen organizado, la crisis migratoria, casos de corrupción y el reciente caso Monsalve. A ello se suman el bajo nivel de confianza de la ciudadanía hacia los partidos políticos, los poderes del Estado y la percepción de que la corrupción corroe a casi todo el sector público. Dicho en otras palabras, este fin de semana el ambiente que rodeó a las elecciones fue una mezcla de obligación y desencanto. Obligación por las reglas establecidas y desencanto por la desilusión ciudadana ante la política y la falta de respuestas de la política ante los problemas más apremiantes que sacuden a nuestro país.
En medio de tan convulsionado clima, no era extraño anticipar que las personas que acudieron a votar por obligación, no necesariamente iban depositar su confianza en los partidos políticos o candidaturas independientes. Sino más bien, existía la posibilidad de mostrar el descontento o desinterés con la política votando nulo o blanco, siendo este el tema principal de nuestra columna.
Antes de centrarnos en el análisis de cifras, es importante tomar ciertos antecedentes. En primer lugar, la participación nacional en las pasadas elecciones municipales de 2021 bajo el sistema de inscripción automática y voto voluntario fue de un 43,41%, llegando la suma de nulos y blancos a un 1,94% para la elección de alcaldes y a un 5,74% para las elecciones de concejales. Por otra parte, aunque en un tipo de elección muy distinta a la municipal, pero, con reglas de inscripción automática y voto obligatorio, fue la elección de representantes para el Consejo Constitucional de mayo de 2023. En dicha elección, el porcentaje de nulos y blancos alcanzó un 21,54%, cifra récord en comparación a comicios anteriores, siendo incluso un porcentaje mayor que el obtenido por la lista Chile Seguro (21,06%). Por lo tanto, aunque se haya tratado de elecciones de distinto tipo, el cambio de reglas implicó un alza significativa en el porcentaje de personas que decidió anular o dejar su voto en blanco, por lo que debiéramos esperar un patrón similar en estas elecciones.
Ya con los resultados conocidos, la participación fue de un 84,87%, mientras que el porcentaje de nulos y blancos en la elección de alcaldes a nivel nacional alcanzó un 10,72%. Por otra parte, el porcentaje total de nulos y blancos en la elección de concejales sumó un 21,46%, porcentaje superior al de la lista con mejor desempeño, que fue la de Renovación Nacional – Independientes (lista I) con un 15,52%.
A continuación, nuestro análisis estará centrado en la suma del porcentaje de votos nulos y blancos por región, utilizando como insumo los datos de las elecciones de concejales. Optamos por esta elección por dos motivos: (i) la elección de concejales es la que utilizan los partidos políticos como insumo para medir su fuerza electoral previo a la definición de candidaturas o precandidaturas presidenciales; (ii) las elecciones para cargos plurinominales incrementan los costos de información del votante, elemento clave para evaluar lo que denominaremos como participación activa (asistencia a votar y escoger una candidatura en competencia). En concreto, a nivel nacional se presentaron 13 listas de partidos más una lista de candidaturas independientes fuera de pacto, compitiendo a lo largo del territorio nacional la suma de 12.428 nombres.
La imagen 1 representa la distribución porcentual de la suma de votos y blancos en la elección de concejales en cada una de las regiones del país. Como se observa, el valor mínimo corresponde al caso de la región del Ñuble con 17,4%, mientras que el valor máximo se encuentra en la Región de Magallanes con un 27,56%. Las cifras mínimas y máximas dejan en claro el alto porcentaje de personas que deliberadamente decidieron no ejercer una participación activa. Más preocupante es el hecho de que el promedio, considerando a todas las regiones, es de 21,56%.
Otro aspecto para tomar en cuenta es dónde se ubican las cifras más altas. Específicamente vemos que en las regiones extremas del norte y en la Región de Magallanes hay números por sobre el resto del país. Más en específico, la región de Arica y Parinacota alcanza un 24,23%, Tarapacá un 24,19 y Antofagasta un 27,48%, siendo el porcentaje más alto tras la ya mencionada región de Magallanes. Por ende, vemos que en el norte grande y el extremo sur hay una marcada tendencia por la opción blanco o nulo, por lo que hay ciertamente diferencias geográficas.
Imagen 1: Distribución de porcentajes de votos nulos más blancos por región (elección de concejales)
Fuente: elaboración propia en base a Servel.cl
Extendiendo el análisis, la Región Metropolitana es un caso muy representativo de la realidad nacional. No solamente por el alto número de personas inscritas para votar, el número y heterogeneidad de sus comunas y porque se encuentra muy cercana al promedio nacional (22,61%).
La imagen 2 cubre toda la región. No obstante, centraremos nuestro análisis en lo que se conoce como el Gran Santiago. En el área existe una marcada diferencia entre el sector oriente y poniente. En el sector oriente, Providencia, Ñuñoa, La Reina, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea presentan números bajos (14,54%, 17,54%, 15,8%, 14,74%, 10,26% y 12,67%) en contraste a Santiago (24,67%), Estación Central (26,48%), Cerro Navia (25,97), Maipú (23,65%) y Cerrillos (23,25%).
Más pronunciado es el contraste si incluimos en la comparación a Lla Pintana, comuna con el porcentaje más alto de la región (29,15%), San Bernardo (27,98%), Puente Alto (26,37), Pudahuel (24,27%). Por lo tanto, se observan que en las comunas periféricas de la zona hay mayor porcentaje de nulos y blancos, sumado también a que este patrón es recurrente en las comunas con personas de menores recursos, por lo que las desigualdades económicas pueden traducirse en desigualdades políticas entre los habitantes de la capital.
Imagen 2: Distribución de porcentajes de votos nulos más blancos en la RM (elección de concejales.
Fuente: elaboración propia en base a Servel.cl
En términos generales, podemos señalar que los votos nulos y blancos han puesto de manifiesto el delicado momento por el que atraviesa nuestro sistema de representación. Tomando los datos de la elección de concejales, encontramos que el porcentaje de personas que no se inclinaron por ninguna de las alternativas en competencia a escala nacional superó el desempeño de la lista con mejores resultados. En segundo lugar, encontramos que a lo largo de nuestro territorio esta tendencia se da de forma más marcada en las regiones extremas. Asimismo, tras extender el análisis a la Región Metropolitana, encontramos que hay diferencias tanto geográficas como socioeconómicas, existiendo una marcada tendencia por anular o dejar en blanco en las comunas periféricas del Gran Santiago y en las comunas con menores ingresos. Prueba de ello es el contraste entre las comunas de La Pintana y Vitacura (29, 15% versus 10,26%). En consecuencia, estamos ante diferencias de tipo geográficas y socioeconómicas, las que se siguen manifestando a pesar de la incorporación de la regla de inscripción automática y voto obligatorio.
Finalmente, es fundamental pensar en mecanismos que refuercen al actual sistema, ya que el votar nulo o blanco estaría reemplazando a la abstención electoral, por lo que las autoridades deben comenzar a pensar en mecanismos que permitan cerrar las brechas y alcanzar una participación activa más equitativa. A nivel de propuestas, la intensificación de campañas informativas realizadas por SERVEL o ciclos de educación cívica son propuestas que podrían ayudar a mitigar este problema.