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Alfredo Rojas Figueroa | 26.09.2024 | Socio/a 7 meses
En la Cámara de Diputados se ha presentado un proyecto de reforma que pretende que los nuevos magistrados sean seleccionados mediante un sorteo público, garantizando que cumplan con requisitos de antigüedad y mérito, alejando así la influencia política. Tal procedimiento ¿entregaría también al azar el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema? La acción de la Diosa Fortuna ¿sería suficiente para nombrar a la más alta magistratura? ¿Y donde queda entonces la legitimidad que otorga la Soberanía Popular y que actualmente aparece mediada por la elección del Ejecutivo? En México se está proponiendo que se elijan por votación popular, como parte de la lucha contra la corrupción. Ni tanto ni tan poco. Una opción más inteligente para interesar a los municipios, que hoy son el centro de la lucha contra el crimen organizado, es que sean los concejales quienes, por votación, elijan a los Supremos y, por regiones, a los jueces de las Cortes de Apelaciones.
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