2° Encuentro Nacional de Payadoras: Mujeres que improvisan poesía
11.07.2024
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11.07.2024
Hoy comienza en Valparaíso la segunda cita nacional entre mujeres que practican la paya, una tradición históricamente asociada en nuestro país a los hombres. En columna para CIPER, una de las participantes destaca la relevancia de esta persistencia: «Nos hemos visto en la necesidad de autoconvocarnos, ya que, la mayoría de las veces, los espacios de encuentros tradicionales no contemplan la gran riqueza de voces femeninas que están ejerciendo la improvisación a través del canto y la poesía. Por esta razón, enmarcamos esta convocatoria en la frase ‘Aquí Payan las Mujeres’, un llamado de atención, un decir que estamos aquí.»
En la paya, las y los poetas, generalmente acompañados de guitarra y guitarrón, construyen décimas y cuartetas en el momento, a partir de las propuestas del público. Se convierten, así, en cronistas de su época; voz y carne de las preocupaciones e intereses del espectador. Esto le otorga al público un sentimiento de complicidad y un cierto compromiso con el espectáculo.
Pero la tradición de la paya ha tenido a lo largo de la historia un tinte predominantemente masculino. Así lo registraba Rodolfo Lenz en sus relatos, que son fundacionales en el estudio de la poesía popular:
Las cantoras cultivan casi exclusivamente la lírica liviana, el baile y cantos alegres en estrofas de cuatro y menos a menudo de cinco versos; sus instrumentos son el arpa y la guitarra […]. Los hombres, en cambio, se dedican a los escasos restos del canto épico (romances), la lírica sería, la didáctica y la controversia poética, llamada contrapunto. La forma métrica preferida es la décima espinela y su instrumento el sonoro guitarrón.
A pesar de estas afirmaciones, destacadas poetas de mediados del siglo XX, como Rosa Araneda, Águeda Zamorano y Violeta Parra, han logrado trascender en la poesía popular. Pero luego vinieron años de un camino pedregoso, mediado por una estructura social patriarcal, que ha impedido la proliferación de un rol visible de la mujer en este campo cultural. El 30 de julio de 2022, se realizó un Encuentro Nacional de Payadoras, que reunió por primera vez a once mujeres payadoras, en un mismo escenario. La jornada fue catalogada como histórica, y su impacto trascendió a nuevas audiencias que llenaron el Teatro Violeta Parra, en Cerro Navia.
Hoy estamos ad portas de la segunda versión (11 al 13 de julio, Parque Cultural Valparaíso), y se han sumado más voces. La jornada del día viernes 12 reunirá a catorce cultoras de la poesía improvisada: Cecilia Astorga, Ruth Barrales, Angélica Pepita Muñoz, Emma Madariaga Valladares, Isabel Zapallo, Jocelyn Muñoz, Perdiz Isidora, Javiera, María Antonieta, Catalina Teresa, Valentina Isidora, La Chinganera, La Charawilla y quien esto firma. Habrá, además, cueca en vivo, talleres y la exhibición de un documental sobre el oficio.
Pero seguimos en la búsqueda de darle visibilidad a la mujer payadora, porque aún no es suficiente. Creemos que el mayor impacto es precisamente el de generar un espacio de visibilidad que logre potenciar el trabajo futuro de esta comunidad naciente.
A pesar de ya estar instaladas en la escena de la cultura popular y haber demostrado con creces la alta calidad poética de nuestras voces, nos hemos visto en la necesidad de autoconvocarnos, ya que, la mayoría de las veces, los espacios de encuentros tradicionales no contemplan la gran riqueza de voces femeninas que están ejerciendo la improvisación a través del canto y la poesía. Por esta razón, enmarcamos esta convocatoria en la frase «Aquí Payan las Mujeres», un llamado de atención, un decir que estamos aquí: payamos, estamos vigentes y nos seguimos abriendo el paso.
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La paya es un quehacer que se aprende en el contacto con el público, que necesita de la presencia de un otro y otra.Es el juego lo que otorga vertiginosidad, y es la práctica la que nos hace crecer.
Hasta hace algunos años, eran muy pocas las mujeres improvisando. Al camino que nos abrió Cecilia Astorga, en los años 90, se fueron sumando voces como las de Pepita Muñoz, María Antonieta, Caro López, entre otras. Sin embargo, en la última época —y sumado también al empoderamiento femenino que ha traído el auge de los movimientos feministas— hemos presenciado un notable crecimiento en el número de las mujeres payadoras chilenas.
Estas voces traen nuevos discursos, nuevas formas de ver y de entender la práctica. En este tipo de encuentros nos hemos levantado desde la colaboración, desde una mirada más horizontal, en la que las payadoras con mayor trayectoría no están arriba, sino a la par, permitiendo desde la humildad que todas tengamos un espacio y que todas podamos aprender de todas. Es un quiebre importantísimo, porque se empieza a difuminar aquel estricto canon del maestro-aprendiz, según jerarquía vertical. A cambio, empieza a aparecer la sororidad (que no quiere decir que seamos todas amigas, ni que hay que avalar a otra mujer aunque se equivoque, solo porque es mujer). Es una solidaridad entre mujeres en un contexto de discriminación de género y violencia hacia nosotras.
Si bien todas reconocemos maestras y maestros en nuestro camino, en esta horizontalidad todas podemos aprender de la otra. Todas nos autorizamos y nos empujamos.
Queremos seguir creciendo. Que más mujeres se sumen, que más personas y públicos nos acompañen a este nuevo Encuentro, esta vez en Valparaíso.
La paya es una tradición que está vigente y aquí estamos para hacernos cargo de darle voz y cuerpo.