Enviado por José Manuel Recabarren, ingeniero comercial (mención finanzas) y minor en Ciencia Política.
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Señor director: La globalización trajo «gobiernos globales» estilo ONU, UE, OCDE, G7 y G10, que abrazaron el progresismo como bandera y lo fueron «sofisticando», creando una generación política de salón, completamente desconectada de la realidad. Peor aún: intentando crear una nueva realidad.
Dedicados a imponer agendas globales desde Bruselas, fueron aplastando las locales, pues ellos saben «mejor que nadie» cómo manejar la inmigración y distribuir la riqueza, que industrias pueden seguir y cuáles deben cerrar, cómo tratar a los presos, ¡cómo debemos hablar!, etc. Esto fue cultivando una profunda molestia en los pueblos, que la casta política nunca quiso ver. Peor, la entendían como propia de la incultura e ignorancia de sus plebeyos. Trump, Meloni, Le Pen, Milei, Bukele, Kast encarnan esa rabia de la gente «de a pie» que quiere verlos en el poder haciendo avanzar los Brexit, Frexit, el fracaso del Acuerdo de París, TPP-11 y estricto manejo de fronteras.
El aturdimiento y pasmón del abolengo progresista de estos días no hace más que confirmar todo lo anterior.
Estamos en un péndulo político que durará un par de periodos; y depende de los gobiernos globales calmarlo. Se trata de gobiernos que en sí mismos no son malos, si bien olvidaron su razón de ser.
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