La audiencia del 3 de junio pasado en Los Vilos se viralizó de inmediato. Fue sorprendente ver cómo un fiscal quedaba en blanco frente a una magistrado que, sin mayor respuesta por parte del representante de la fiscalía, terminó liberando a cinco imputados ligados al Tren de Aragua, hasta entonces en prisión preventiva. Luis Soto, ahora notificado de su desvinculación del Ministerio Público, da su versión de lo ocurrido en esa mañana, y señala que nadie le dio información sobre esa investigación y que solo 15 minutos antes de comenzar la audiencia, le pasaron la carpeta de tres mil páginas. Afirma que esto pasó porque desde que llegó a esa fiscalía, sufrió maltratos por parte de sus compañeros de trabajo.
Luis Soto es el abogado asistente de la Fiscalía Local de Los Vilos que el pasado 3 de junio protagonizó una audiencia que hoy avergüenza al Ministerio Público. No solo por la falta de preparación de este litigante al momento de oponerse a la liberación de cinco sujetos presuntamente ligados al Tren de Aragua, sino también porque meses de trabajo de persecución penal terminaron con dos de esos imputados prófugos de la justicia.
Pero Soto, quien fuera durante 23 años oficial del GOPE de Carabineros y llevaba solo seis meses trabajando en esa fiscalía local que comanda Patricio Jury, tiene su versión. Dice que se sintió ridiculizado cuando la jueza Daniella Pinto le dijo que lo acusaría a sus superiores, y que tiene pruebas para respaldar que no fue ni sobornado ni extorsionado. También señala que desde que llegó a trabajar como asistente en enero pasado, recibió maltratos por parte de sus compañeros, quienes no le dieron directrices y que en particular para esa audiencia, solo se enteró de que revisaría la prisión preventiva de imputados con presuntos nexos con el Tren de Aragua durante la audiencia.
“Yo no sabía que se trataba del Tren de Aragua”, dice. Agrega que solo 15 minutos antes de entrar a la audiencia le entregaron la carpeta investigativa de la causa, insumo necesario para litigar y que solo le dijeron que debía oponerse a revertir la prisión preventiva. “La carpeta tenía tres mil o cuatro mil páginas”, agrega, “imposible leerlas”.
Esta semana le notificaron que no sigue más en el Ministerio Público. Y para defenderse de la causa administrativa y penal en su contra iniciadas por su fallido actuar ese día, pide que las cámaras de la fiscalía sean revisadas porque allí se verá explícitamente cuándo le entregaron información para enfrentarse a un tribunal que, reclamado su desempeño, terminó liberando a cinco imputados.
¿Qué información debían darle?
El día viernes me entregaron solo 15 carpetas de 17 que tenía que litigar el lunes. No me entregaron dos carpetas, de esas dos que no me entregaron, una era la que nos tiene acá.
¿O sea, dos días antes, no tuvo los antecedentes para litigar el día lunes 3 de junio?
No. A mí ese día viernes me comunicaron que estoy de turno para el lunes, turno digamos para toda la semana siguiente de audiencias, o sea, desde el 3 de junio en adelante. Pero la carpeta no llegó el viernes, el sistema estaba fallando, el sistema está cansado, yo creo que sobreexplotado.
¿Cuándo se da cuenta que no tenía la información?
Ese día viernes tenía que presentar alrededor de siete acusaciones, tenía plazo hasta el sábado y estaba trabajando a la máxima capacidad. De hecho, pese a que mi contrato tiene horario hasta las 14.30, nunca me había retirado antes de las 18:00 por la carga de trabajo. Sobre esa marcha verifico -porque me entregan una hoja con la agenda con las 17 causas- que faltaban dos carpetas y le pregunté al administrativo y él me señala, todavía me acuerdo, que (la carpeta sobre los imputados presuntamente ligados al Tren de Aragua) no la pudo encontrar. Yo le digo, ‘pero cómo no la puede encontrar, me la tiene que traer porque yo tengo que saber algo para el lunes’. Y me ve la numeración de esta causa y me dice que estaba digitalizada. Le pregunto si estaba seguro de que era digital, porque si era digital, yo la podía ver en el sistema.
Digital significa que usted la puede ver desde su casa.
Sí, desde un tiempo a la fecha las carpetas se vienen guardando digitalmente y no físicamente, por una cuestión de modernización del sistema. Nosotros tenemos un sistema que se nos carga a un determinado computador portátil y podemos revisarlas desde ese computador. Pero no estaba digitalizada. Y el administrativo me dijo textual: esta es digital. Yo había llegado el 8 de enero, estaba recién conociendo el sistema. Y obviamente tenía que confiar en este administrativo que llevaba muchos años.
¿Quién es el administrativo?
Héctor González.
¿Cuándo se da cuenta que esa carpeta no estaba digitalizada?
Mi hijo estaba de cumpleaños y quería tratar de irme temprano ese día viernes, pero finalmente no pude irme temprano, me tuve que ir a las 18:30 más o menos. El domingo después del mediodía ya comienzo a prepararme para el lunes y revisé las carpetas. Primero revisé otras porque, como le digo, eran 17 causas y yo hasta ahí no tenía idea de qué se trataba esta causa. O sea, no decía en el título, no decía en ninguna parte, no había ninguna luz que dijera “causa importante o causa relevante”. Nada. Era una causa dentro de las 17. Entonces yo primero revisé todas las otras. Y bueno, me doy cuenta cuando ingresé al sistema, de que efectivamente esta carpeta no era digital.
¿Y qué pasó ese día lunes?
Esa audiencia estaba fijada a las 11:00. Yo llego a las 8:30 y le digo inmediatamente al administrativo, ‘oiga no era digital, me tiene que buscar la carpeta, todavía no me llega y necesito leerla lo antes posible’. Y él me dijo que conforme a la numeración debiera ser digital, pero no lo es, le dije que verificara. Y me voy a la primera audiencia. A esa hora todavía no llegaba el jefe ni el otro abogado asistente. Bueno, ese primer bloque de audiencia terminaba a las 9, generalmente nos quedan 10 minutos para comenzar el otro bloque y me fui corriendo a la fiscalía a buscar la carpeta. La fiscalía está al lado del tribunal, pegado. Voy a buscar las carpetas del segundo bloque y aprovecho de decirle: ‘Héctor ¿encontró la carpeta?’, ‘No todavía no la encuentro’, me dice. ‘Ya pues’, le digo, ‘tiene que pasármela’. Me voy de nuevo al tribunal porque me dieron solo minutos para ir a buscar las otras carpetas y volver. El segundo bloque terminó a las 10:45 más o menos, y a esa hora vuelvo y le digo ‘¿Héctor y la carpeta?’ Y me dice, ‘busquémosla’. Y me dice: ‘Mira, aquí la encontré, estaba en el escritorio del otro abogado asistente’, de Manuel Carvajal.
¿Por qué estaba ahí? ¿Tenía que estar ahí o fue algo extraño?
No, no es algo extraño. Generalmente el fiscal titular (Patricio Juty) pasa más del 40% o 50% de las veces tramitando en Ovalle o en la Corte de Apelaciones y el primer abogado asistente, el más antiguo, Manuel Carvajal, es el que lleva todas las causas. Y cuando las veo ahí me doy cuenta que era una carpeta física que tenía dos tomos de portafolio de tres mil hojas o cuatro mil hojas, más o menos. Y yo cuando miro eso, le digo a Carvajal: ‘Pero esta carpeta tiene tres mil hojas, yo ya no la puedo revisar’. Y le sugiero a Carvajal, le digo: ‘Debieras tomarla tú porque tú conoces esa carpeta y yo ya no tengo tiempo para estudiarla, no vaya a ser cosa que pase algo porque no conozco nada’. Él me dice que no, que es una causa donde me tengo que oponer porque es una prisión preventiva y nada más. Y que tengo que hacerlo como lo hago siempre, no más.
¿El conocía la causa? ¿Por qué no la condujo él entonces?
Sí, sí, él la conocía. Si él lleva cinco años y medio, y esta causa se había cerrado el año anterior.
¿Usted acusa errores y negligencia o insinúa algo más?
Yo lo veo y siempre lo vi, no sé si en mi subjetividad, pero siempre vi esta mezquina falta de ayuda o de no querer enseñarme cómo funciona el sistema.
¿A qué se refiere?
Yo cuando postulé a la fiscalía, había tenido solamente dos causas penales. Lo hice presente en la entrevista de trabajo. Tenía un magíster en sede penal, pero no había litigado prácticamente. Y yo pensé que me iban a enseñar y a guiar. Y si bien es cierto, hubo algunas guías o algunos WhatsApp en las primeras causas donde me decían tienes que apelar, tienes que cerrar, tienes que hacer esto, más explicaciones que esas no me daban. Y la verdad es que nunca logramos tener un fiato con este abogado (Carvajal) ni con el equipo entero. De hecho… No quiero que esto suene a cahuín, porque ya soy una persona con sus años y todo, pero me acuerdo claramente que cuando llegué a la fiscalía, lo primero que me dice el administrador Víctor Vicencio, cuando me mostró la oficina, fue: ‘Tienes seis meses para demostrar que eres bueno’. Y me dice: ‘A pesar que te doy la bienvenida, tú no eres la persona que nosotros queríamos’. Y eso me marcó al tiro el sentimiento de que yo no era bien recibido ahí. Tomando un té todos una semana después de llegar, me preguntó alguien cómo me siento. Y yo les digo que la verdad es que de mis 30 años que había trabajado como funcionario de Carabineros, en ninguna parte me habían recibido de manera tan hostil y estaba tratando de acostumbrarme. Y me acuerdo que Carvajal (el otro abogado asistente) me dice: ‘Es que la verdad, para serte muy sincero, yo no sé si el fiscal se pegó con un martillo en la cabeza, pero no sé cómo te aceptó a ti, si tú no tienes idea de cómo trabaja el Ministerio Público’. ‘Pero por eso existe un concurso público’, le dije, ‘para que personas ajenas al Ministerio Público entren y acá tendrán que incluirlos’. Yo postulé 68 veces a diferentes partes el año anterior y quedé sin conocer a nadie en el Ministerio Público.
¿Por qué no solicitó reprogramar esa fallida audiencia o exigir cambio de abogado asistente?
Para ser sincero, no creo que se pudiera reprogramar porque, de hecho, era una revisión de prisión preventiva fijada por el tribunal. Entonces no creo que hubiera sido reprogramada. Pero esta no era la primera vez que me entregaban carpetas en el último momento. Cuando el fiscal jefe se iba a tomar causas a Ovalle, muchas veces Manuel Carvajal me decía que iba a estar ocupado y me pasaba las causas, a veces, el mismo día y me decía: ‘Ya, ahora tú vas a tomar las causas’. Porque él quedaba de jefe. Y yo le decía: ‘Pero me la estas pasando recién y vamos a empezar al tiro’. Bueno, me decía: ‘Las tienes que revisar en el camino, así es este trabajo’.
¿Cuál es su mea culpa en todo esto? Mucha gente ha tenido un aterrizaje áspero en sus trabajos, pero ha logrado sumarse al ritmo laboral y salir adelante. Usted es abogado y postuló a un trabajo donde principalmente incluye litigar. ¿Qué fue lo que usted no hizo bien como para que hoy hayan dos prófugos presuntamente ligados al Tren de Aragua?
Mi mea culpa que yo puedo hacer en este caso es no haber dado cuenta la Fiscalía Regional del trato que estaba teniendo y de la forma que se venía trabajando en la fiscalía. Todos los abogados asistentes cuando van a litigar tienen que hacerlo con una minuta donde el fiscal encargado de la causa le entrega claramente lo que tiene que hacer en cada audiencia. Y a lo mejor mi mea culpa sea no tener la capacidad de advertir que en cualquier momento podía quedar una situación como la que quedó.
¿Se enteró después de la audiencia que debía recibir una minuta o sabía antes y no la exigió?
El Artículo 2 de la Ley Orgánica Constitucional del Ministerio Público, señala que este puede realizar sus actuaciones procesales a través de los abogados asistentes del fiscal, con excepción de la comparecencia a las audiencia de juicio oral. Pero dice que para tal efecto es necesaria la delegación expresa y específica para la actuación de que se trate por parte de un fiscal del Ministerio Público a profesionales. Y efectivamente: hacía una semana o una semana y media atrás, había llegado una instrucción de parte del Fiscal Regional en que decía que las carpetas se nos tenían que entregar con esta minuta para que nosotros pudiéramos litigar. Esto yo lo había comentado con Manuel Carvajal, porque le insisto: yo llegué el 8 de enero de 2024 y desde ese día yo venía trabajando así. Entonces, cuando llega esta información, en los primeros días de mayo, de que tenía que entregarse una minuta, yo le pregunto a Manuel y le digo que de qué se trata esto y me dice: ‘No, lo que pasa es que nosotros como abogado asistentes no podemos llegar y litigar, a nosotros se nos tiene que entregar las carpetas con una minuta’. Y yo le digo, ‘pero acá no se hace’. ‘No’, me dijo, ‘nunca se hace porque, no sé, la costumbre, será que somos buenos’.
¿En este caso quién tenía que entregar esta minuta para esta causa en particular?
El fiscal jefe de la Fiscalía de Los Vilos, don Patricio Jory.
Más allá de las instrucciones que haya recibido o no, y haciendo un análisis posterior, ¿Tenía alguna posibilidad de revertir lo que estaba ocurriendo en la audiencia ese día?
He leído y lo he escuchado decir de incluso algunos profesores de derecho penal, que, efectivamente, al tratarse de un Tribunal de Garantía, al verme la jueza con tan poco conocimiento sobre la causa, ella podría haber suspendido la causa por cautela de garantía.
O sea, sigue siendo una responsabilidad de otro, no suya.
Yo creo que la responsabilidad mía es que, a raíz de cómo se originó la audiencia y la poca experiencia, no pude razonar adecuadamente y no hice la apelación verbal.
La apelación inmediata al cambio de cautelares que hasta entonces era prisión preventiva de imputados, lo que habría impedido que hoy dos se encuentren prófugos. ¿Por qué no lo hizo?
En ese momento pensé que, si ella (la jueza), a los tres minutos de mi exposición me empezó a cortar, me empezó a criticar, me empezó a decir que me iba a acusar al fiscal, me empezó a decir que era impresentable, me empezó a decir que yo no tenía idea de esto, me empezó a decir que aquí habían peticiones concretas y me empecé a sentir avergonzado, ridiculizado y, a raíz de eso, mi raciocinio disminuyó, inhibí mi pensamiento, en ese momento yo dije, bueno, si me ha frenado todo, si me ha parado todo, si hago la apelación verbal, también capaz que me la rechace y vamos a quedarnos sin apelación. Entonces mejor no voy a apelar, pensé, voy a darle cuenta al jefe para que hagamos una apelación escrita de manera buena con conocimiento y podamos revertir esto en la Corte de Apelaciones. Pero no es que yo haya querido dejar libres a esas personas, no es que yo haya tenido una intención de hacerlo. Yo hasta ahí no sabía que se trataba del Tren de Aragua. Solo me di cuenta cuando la jueza dice: ‘Esta es la causa más emblemática’.
¿Declaró todo esto en el sumario o en la causa penal?
No he declarado en ninguna de las dos. Ayer recibí la noticia que fui desvinculado del Ministerio Público, mi contrato dura hasta el 30 de junio. Es un contrato fijo que no se renovó. Desde que pasó esto, nadie ha tomado contacto conmigo. Estoy con una licencia siquiátrica que expira el 30 de junio.
La opinión pública quedó con la sensación de que usted pudo haber tenido algún trato con los imputados. ¿Los tiene? ¿Fue extorsionado por parte de los imputados o personas ligadas?
No, no. Yo tuve una carrera policial donde trabajaba en una unidad de élite de Carabineros. De mis 30 años trabajé 23 años en el GOPE (Grupo de Operaciones Especiales) y la verdad es que siempre me interesé por la persecución de los delitos y no tengo siquiera conocidos extranjeros. Yo tengo dos causas abiertas, una causa administrativa y una causa penal, y voluntariamente ya hice entrega de mi cuenta corriente, tengo una sola cuenta, la que me abrió Carabineros en su tiempo. Hice entrega de mis correos electrónicos, de mi teléfono, de todo para que se revisara. Yo descarto que hubiera sido amenazado y también descarto de plano que yo hubiera sido pagado.
¿Y tiene como demostrarlo?
Sí claro, mi patrimonio son dos casas y pago dividendo. Y tengo dinero en una cuenta que es muy poquito y que recibí por mis 30 años de servicio en Carabineros, y la trazabilidad está completa. Yo solo recibo mi sueldo de la fiscalía y lo que me paga Carabineros, mi jubilación.
¿Y su entorno familiar lo mismo?
Bueno, tengo hijos pequeños, mi señora vive conmigo y vive de lo mío, vivimos los dos de esto. Y ninguna persona en mi familia ha tenido un crecimiento de su patrimonio ni nadie tiene un alto patrimonio.