CARTAS: Controversias sobre la transición de género, un enfoque desde las organizaciones
18.06.2024
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18.06.2024
Señor director: Vemos en estos días una intensificación del debate en torno a disforia de género entre niños, niñas y adolescentes, así como de los tratamientos y programas que el Ministerio de Salud (“Crece con orgullo”) y otras organizaciones ofrecen frente a esta realidad. Observo en la mayoría de entrevistas, columnas y reportajes un marcado sesgo, y un lenguaje que evidencia el desconocimiento de la realidad médica dirigida a personas trans en Chile y los beneficios que ha tenido este tipo de programas desde el punto de vista de la salud mental. Desde nuestro rol de padres de chiques trans, somos una fundación que integra familias con menores de edad y jóvenes que están en proceso de transición de género; conocemos de cerca el dolor de las personas trans cuando la familia o la sociedad las discrimina; por el contrario, cuando son apoyados la tendencia es que mejora su salud mental, autoestima, superando las barreras que supone la discriminación. En el caso de la Región de la Araucanía el acompañamiento a personas trans lo venimos realizando desde el año 2019, con el apoyo fundamental de un equipo médico y humano interdisciplinario del Hospital Hernán Henríquez Aravena (HHHA), las familias con los menores o jóvenes son acogidas, en ocasiones mantenemos entrevistas previas para orientar a los padres y luego de un diagnóstico profesional responsable se puede determinar si existe “incongruencia de género”. Si es así, se iniciará una atención integral que permita determinar un acompañamiento de terapia psicológica, psiquiátrica, pediátrica y de endocrinología, con el consentimiento de la familia para iniciar o no un proceso de terapia hormonal, para lo cual el diagnóstico se basa en la consistencia, persistencia e insistencia de lo “trans”.
La identidad de género en este sentido es un proceso interno, una convicción de pertenecer a uno u otro género, una vivencia que puede ser “llevadera” si se apoya el tránsito; o “traumática”, si se estigmatiza y discrimina, gatillando trastornos de salud mental e incluso intentos de suicidio. Desde nuestra experiencia, las terapias hormonales se aplican después de un tiempo considerable, cuando el diagnóstico de la incongruencia de género ha sido corroborado por los distintos especialistas, para lo cual una comisión interdisciplinaria médica toma este tipo de decisiones con el consentimiento de la familia.
Responsablemente creemos que es necesario que nuestro país avance en investigaciones que permitan conocer en profundidad los efectos de las terapias hormonales, ya que no hay nada concluyente. Asimismo, saber los avances que se ha tenido en los procesos de transición de género o de re-transición. Como colectivo hemos venido solicitando mayor compromiso del Estado en esta materia, a través de la mesa de las Diversidades y Disidencias Sexo Genéricas (DYDSG) de la Región de la Araucanía, creemos que falta mucho por hacer y un mayor compromiso político. Respecto a esto último, y como es recurrente en nuestro país, no fuimos invitados al diseño del “Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género” (PAIG): lamentablemente seguimos siendo un país centralista.
Finalmente, un aspecto relevante a considerar es que la atención de salud debe ser integral, de ahí que no solo sea necesario las terapias hormonales cuando sean aceptadas o requeridas por el grupo destinatario; también es necesario terapias de acompañamiento a familias; operaciones de reasignación de sexo que puede ser un anhelo de parte de algunas personas trans; el cambio de nombre y sexo registral contemplado en la ley de identidad de género. Todo lo cual debiera permitir que las personas en esta condición tengan derecho a una vida saludable, un derecho humano que permita despatologizar una condición que siempre ha sido estigmatizada por nuestra sociedad, superando las barreras que los propios seremos humanos nos imponemos, y respetando la identidad de género por la que cada individuo quiera optar.