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Comentarios (20)

Jorge Gándara W. | 24.06.2024 | Socio/a 2 años y 8 meses
Soy ingeniero forestal, orgulloso de mi profesión y de como hemos cambiado el rostro de nuestro país en medio siglo. En efecto, los ingenieros nforestales nacimos como profesión hace 70 años, ante la urgencia de detener la destrucción de nuestros ecosistemas naturales, derivado de una agriculturización de cientos de miles de hectáreas forestales. Ello llevó al gobierno del presidente Balmaceda a iniciar una embestida contra la erosión al contratar a federico Albert, científico alemán, pionero de la recuperación de nuestra naturaleza. La mayor parte de la plantaciones realizadas durante este último medio siglo, han sido realizadas en suelos erosionados, han generado riqueza y son grandes consumidores de gases efecto invernadero, para transformarlo en oxígeno. Quienes, desde la ciudad pretenden imponer una cultura anti plantaciones, debieran ser consecuentes y no usar servilletas o papel higiénico, proveniente de estas plantaciones. ¿o tal vez prefieran destruir el bosque nativo para producir este papel de uso diario? Chile necesita más plantaciones en suelos forestales desprovistos de una cubierta vegetal. Hay cerca de 2 millones de ha. erosionandose día tras día, que esperan una oportunidad de recuperación. Estos suelos, que no permiten restaurar los bosques naturales desstruidos hace muchas décadas, están en manos de pequeños propietarios pobres que necesitan el apoyo del Estado, a través de incentivos que los ayuden a levantarse.
Jonathan | 19.06.2024
Respecto de incorporar los bosques nativos a la economía para obtener más madera, deberán estudiar a cabalidad las especies, puesto que aquellas en estado vulnerable, las que toman 2 años o más en solo germinar y de crecimiento lento, así como las que proveen de nutrientes y mejorar el suelo, retener humedad deberían quedar excluidas, imagino que los ingenieros forestales tienen en su poder esta información, otro aspecto a tener en cuenta es que un bosque nativo es alimento, hogar y lugar de fauna nativa, existen especies de interés para leña que con un correcto conocimiento pueden ser cosechadas y seguir produciendo madera, ejemplo es el método japonés donde sólo se cortan las ramas altas y erguidas, mientras el tronco sigue produciendo nuevos brotes, no necesitan talar el tronco para tener la madera, con un manejo eficiente de puede convivir entre cuidar y avanzar en economía
Álvaro Flores | 19.06.2024 | Socio/a 3 años y 9 meses
El historial de casos de corrupción en algunos organismos privados, encargados de aplicar leyes de protección, es extenso y ha sido denunciado repetidamente por este medio. Sin embargo, estos casos a menudo no han tenido consecuencias debido a la influencia de la industria del lobby en el sector. Es evidente la presión que ejercen las empresas forestales sobre los legisladores y el Colegio de Ingenieros Forestales (como algunos de los de este reportaje) para oponerse a la regulación de la industria maderera. Es crucial señalar que la solución al problema ambiental provocado por esta industria debe centrarse no solo en identificar y responsabilizar a los culpables (que está bien), sino en abordar las consecuencias de una industria no regulada. La propuesta de inyectar aún más recursos a la CONAF solo aumenta su apetito por estos fondos, cuyos usos ya conocemos. Para concluir, el concepto de un "país verde" que se promueve con esta legislación no se aleja mucho de la industria del petróleo. Al evaluar el costo versus el beneficio en Chile, es evidente que el equilibrio está lejos de alcanzarse. Dejo historial de denuncias: 1 / 2 / 3 / 4 / 5.
francisco r | 19.06.2024
sres ingenieros : ¿q pasa con la degradación de los nutrientes del sustrato frente a un monocultivo intensivo?
César Polanco Tapia | 19.06.2024
Misma discusión acontece hoy en mi país, Colombia. Desde el propio Estado muchos recursos se han desviado a temas asociados a la restauración, la cual prefiero llamar pseudo-restauración por las condiciones en que se viene dando, descuidando la reforestacion monoespecie o multiespecie articulada a las cadenas de valor y puede representar verdadera posibilidad para el desarrollo sustentable, como ya lo ha demostrado desde décadas pasadas con la creación de los conocidos complejos foresto- industriales, involucrando empresas de toda gama y tamaño. El afán de inclusión de actores propietarios o poseedores de pequeñas áreas solo vaticina la atomización de la producción y la falta de estandarización de materias primas, lo cual limita el desarrollo productivo tal cual lo conocemos y exige esfuerzos también atomizados en términos de asistencia técnica y extensión forestal, donde el mismo Estado se encuentra a años luz de una solución a la medida. Hoy, con los recursos invertidos para una ha restaurada, el país podría reforestar de seis a diez ha, con la diferencia que en este último caso, hay una responsabilidad a cuestas de un actor formal identificado comprometido en el largo plazo con los temas sociales, económicos y ambientales. Desde ya, los países de la región deben exigir un mayor compromiso en la selección de sitios/especies, la técnica [genética- silvicultura] y los plazos [Mucho más largos] de la actual "restauración", exigiendo retornos cuantificables de las inversiones [no exclusivamente económicos] y otorgar medidas más lapsas qué propicien la inversión a los cultivos tradicionales de árboles, los cuales han demostrado alto éxito y contribución a la bioeconomia de las naciones.
Gustavo Donoso | 18.06.2024
Estando en gran medida de acuerdo con lo propuesto por Juan Schlatter yo agregaría un par de cosas ampliando el debate: 1.- El calentamiento global y su consecuencia de cambio climático es un fenómeno planetario por lo cual es probable que la dinámica igual afecte al bosque nativo (hay estudios que así lo confirman); ello, en gran medida, independiente de los recursos que se destinen a su protección y restauración. 2.- La necesidad de transición energética es, principalmente, producto del agotamiento de los combustibles fósiles y, de ellos, el que no tiene -y probablemente no tenga- sustituto adecuado es el petróleo diesel, pilar fundamental, de la industria maderera de nuestro país. Los dos puntos anteriores, considerando los tiempos de establecimiento y rotación de plantaciones, así como los tiempos de retorno de beneficios ecológicos, contra los tiempos estimados de impactos del clima y de la escasez de combustibles nos lleva a que la probabilidad de los retornos monetarios, y ecológicos, de políticas de subsidios sobre plantaciones productivas o de restauración sea bajísima, tendiente a cero. Los dineros deberían destinarse a otros fines o, si es el caso, a apoyar soluciones productivas mixtas como, por ejemplo, la Agricultura Sintropica propuesta por Erns Gosh que combina adecuadamente retornos a largo plazo (madereros, por ejemplo) con resultados a corto y mediano plazo.
Cesar Ormazabal Pagliotti | 18.06.2024
Muy buena columna aportada por el Colegio de Ingenieros Forestales. La columna contiene un análisis serio y profundo, muy técnico, sin sesgos ideológicos, ni consignas manoseadas. Ojalá las autoridades y legisladores consideren esta información bien sustentada.
Victor Sepúlveda. Ibañez | 18.06.2024
Las aeronaves que participan en elcombate aéreo de los incendios forestales deberían reportar coordenadas del punto de lanzamiento de agua o retardantes químicos; esto, para mostrar la máxima transparencia y evitar las suspicacias de descargas erróneas. Esta herramienta existe, y debe ser utilizada por las centrales de operaciones.
Federico Gutiérrez | 18.06.2024
Cultivar bosques es cultivar biodiversidad y servicios ambiente pero cultivar madera es monocultivo y eso es económica y ambientalmente más favorable porque es un cultivo que captura carbono a tasa incluso más altas que la restauración y es también una forma viable de restauracion climatica productiva
Luis Alfaro | 18.06.2024
Hoy por hoy el cultivo de árboles se hace igual que el del maíz: como un monocultivo que se cosecha aprox. a los 15 años a tala raza, y finalmente se destronca, dejando el suelo listo para otra plantación. Sólo que el maíz está en suelo plano casi sin pendiente, en cambio los árboles están en laderas con una enorme gradiente. Solo ese detalle (y un montón más) no lo hace sustentable.
José Pedro Fuentes | 17.06.2024
Muy buen artículo, solo muy diplomático con las falsedades de Lara y cía
Ivan castro | 17.06.2024
Muy bueno el artículo del Colegio de Ingenieros Forestales. Los análisis en que el escenario ideológico envuelve llevan a que la estadística se utilice en forma tendenciosa y mal. Los aportes al sustento económico de los propietarios de bosque nativo llevan décadas siendo nulos. Basta para ello conocer el sector y leer estadísticas de entidades serias (entre otras, INFOR). Las plantaciones forestales industriales fueron el sueño del gobierno de la Unidad Popular, así como de gobiernos anteriores y posteriores. El gobierno de la UP, en una estupenda iniciativa, dio vida a la COREF, que más tarde se llamó CONAF. Las primeras plantaciones de pino se hacen en los '70 en Santa Cruz. Algunos ingenieros de esa época aún viven: siempre se les respetó y reconoció su labor. Cegarse a aceptar que convivan en el país especies nativas o introducidas es solo falta de conocimientos. El dar apoyo irrestricto a un servicio forestal o legislación de incendio sin revisión es una locura. No preocuparse de mirar a Chile sin reforestar es lisa y llanamente una vergüenza .
francisco r | 17.06.2024
La evidente degradación del sustrato por monocultivo es la base de toda la calamidad de la industria forestal, agrícola y acuícola a escala geológica. Castillos de naipe$ sobre futuras arenas estériles, y el cacho queda para los descendientes... en resumen: la gran mayoría de ingenieros son ineficientes, y a sabiendas (anticipo de respuesta : cri-cri, cri-cri o negacionismo puro y duro).
Patricio N. | 17.06.2024
Me parece falaz por parte de los autores apelar a un concepto tan conflictivo y cuestionado como la "bioeconomía" para defender un supuesto nuevo paradigma de "sustentabilidad" que no es más que la perpetuación del modelo actual que tantos problemas ha traído a Chile. Debe ser solo coincidencia que este "futuro sustentable" que ellos vislumbran en base a la bioeconomía le venga como anillo al dedo al sector forestal y su afán de crecimiento. Dejo un par de lecturas para quienes de verdad quieran informarse y no se tragan argumentos tan simplistas como los propuestos en esta columna: https://link.springer.com/article/10.1007/s11625-022-01237-5 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0921800918317178 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2210422421001106#sec0012
Stephanie | 17.06.2024
Hola muy buen día Nos parece sin duda muy interesante el articulo y hoy por hoy uno de nuestros principales objetivos es encontrar cabida al bambú en la captura de carbono permitiendo no solo un tema de impacto medio ambiental si no también una alternativa de desarrollo local y sostenibilidad del ecosistema. Nos gustaría si alguien está interesado en indagar más, poderle contactar.
Luis Edison Aguilera | 17.06.2024
Sin entrar a mencionar los efectos negativos de los monocultivos sobre la biodiversidad y la escasa capacidad de retención de aguas lluvias, produciendo un incremento de las inundaciones, no es posible que el Estado bonifique nuevamente esa actividad forestal, supuestamente para beneficiar a los campesinos y su mano obra asociada. Como ocurre a la fecha, el sector forestal es una gigantesca colusión entre dos grandes empresas que controlan más del 90 % de las plantaciones forestales, directa o indirectamente, en ello incluyo plantaciones de privados naturales o empresas que abastecen sus industrias. Dichas empresas fijan los precios de todo lo que ocurre en el sector: valor de la tierra, de los servicios asociados, de los productos, etc.. Como es obvio, históricamente ha sido así y no tiene porqué cambiar, las maderas provenientes de pequeños propietarios se han pagado a un precio de subsistencia, salvo excepciones, para que sigan existiendo, por tanto los subsidios entregados por el país a la larga van a incrementar las utilidades de esas grandes empresas y los predios de los pequeños propietarios van a quedar desvalorizados y con la obligación de seguir reforestando.
Juan Schlatter | 17.06.2024
El debate expuesto sobre el sector forestal se origina en las posiciones originales de dos pensamientos extremos que no facilitan el desarrollo forestal. Por una parte, la concentración de los esfuerzos en los cultivos forestales de alto rendimiento como la única solución económica para abastecer las necesidades de madera del mercado nacional y por otra la reacción de aquellos que postulan que sólo la vegetación nativa debiera ser fomentada restaurando el paisaje original del país. Ambas son extremas, porque Chile ya demostró a través del cultivo del trigo en la primera mitad del siglo XX que un cultivo sin regulación adecuada a las condiciones geomorfológicas y climáticas del país puede causar serios daños, en este caso por erosión de los suelos descubiertos a la erosividad del medio. Por otra parte, la preservación del paisaje chileno con especies propias por todos los medios impide desarrollar usos de los suelos con especies, tecnología y el ordenamiento territorial correspondiente para lograr un paisaje cultural de alta producción que beneficie a los habitantes del lugar y a los chilenos en general, resguardando la fertilidad de los suelos y la regulación del ciclo de las aguas. La Ingeniería Forestal y la Ingeniería Agraria tienen hoy herramientas suficientes para desarrollar una país productivo y a la vez que resguarde aquellos paisajes que deben ser preservados para mantener la biodiversidad y las reservas genéticas que la humanidad necesita. La incursión extrema basada en el temor que se destruya la biodiversidad vegetal y animal en el país se fundamenta en la mala aplicación de necesarias medidas de regulación y fiscalización por servicios del Estado hoy débiles, originadas por una política de liberación de la economía y del emprendimiento sin límites, extremos que también es negativo. Una economía social de mercado fomenta el emprendimiento, léase uso del suelo, pero incorpora medidas regulatorias en defensa de la calidad de los recursos naturales y del medio ambiente. Es necesario buscar una solución equilibrada en beneficio de todos los chilenos y la conservación del paisaje y la calidad de vida en nuestro país.
Leonardo Frola | 17.06.2024
Este artículo si va en la dirección correcta, a diferencia del anterior que culpa a los bosques y plantaciones de los incendios y la desertificación. Nada mas atrevido que la ignorancia y peor cuando se viste de experta. Me alegro que los forestales pongan paños frios a la fiebre de la desinformación.
Cris austrocedrus | 17.06.2024
Con toda humildad y respetos a los académicos creo que acá no existe paradigma fuera de la intención es profesionales de cada persona, o de está con la preservación y la conservación del bosque nativo o no se está...así en simple...de ahí Conaf y sus desaciertos es para largo...la crisis que vivimos en Chile es de Probidad y eso atañe al 100 % del servicio público... saludo.
Manuel Sánchez Olate | 17.06.2024
Completamente de acuerdo con lo planteado por el CIFAG. Los objetivos y compromisos adquiridos por Chile, no se lograrán si no se modifican las estrategias y se incluyen incentivos a la forestación, independiente de las especies involucradas. Con la restauración de bosques naturales (acción necesaria), no se impacta en la componente social del sector forestal. No considera las necesidades económicas de los propietarios de predios forestales y las responsabilidad social que tienen en el empleo, la generación de bienes y servicios para una amplia población que vive del uso de la madera. Comprometer a pequeños y medianos productores en el cultivo de especies que requieren más de 30 años para recuperar la inversión, o peor aún, que no puedan ser utilizadas por restricciones de índole ecológica o ambiental, es perverso, irresponsable. Un profesional o científico, por renombrado que sea, no puede darse el gusto de hacer realidad su sueño, a costa de las condiciones de vida de quienes viven en las zonas rurales y que generalmente hacen uso del recurso forestal, único sustento para las familias. Por otro lado, los cuerpos legales a los que se hace referencia, son obra humana, y por ello, perfectibles. Es en ese ámbito donde caben las posibilidades de mejora. Nada está escrito en piedra. Por último, la ley sobre Incendios Forestales, tal como lo hace notar el CIFAG, carece de un enfoque hacia la prevención, y necesita incorporar elementos que favorezcan el combate a la intencionalidad. No es posible, que del alto porcentaje de incendios intencionales, muy poco o ningún resultado de condena de los detenidos en dichos actos. La intención de originar un incendio forestal incluye la intención de cometer delitos mayores, llegando a la muerte de personas. Entonces, esta situación debe estar contemplada en algún cuerpo legal, incluyendo a aquellos que utilizando las redes sociales, o las posibilidades que le da su altura política son capaces de emitir comentarios que incentivan estas acciones.
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