CARTAS: Humanismo, tecnología, reflexividad
07.12.2023
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07.12.2023
Señor director:
Las nuevas tecnologías —y, especialmente, esas sorprendentes entidades que son las inteligencias artificiales— forman parte de una gran transformación de nuestra sociedad, nuestra humanidad y, por consiguiente, nuestra educación. La universidad pudo ser una reunión de maestros y discípulos en torno al libro-saber; pero hoy, en cuanto educadora, es una institución tensionada entre su dimensión ética y humanista, y su carácter técnico, que incluye la tecné de la docencia. Las imbricaciones entre tecnología y humanidad probablemente se agudizarán y eso se reflejará en la vida cotidiana de las casas de estudio.
¿Cómo conducir el aprendizaje? ¿Quién aprenderá: un estudiante-cuerpo o una entidad de la que formará parte? ¿Cómo enseñar? ¿La docencia corresponderá a la acción de un profesor-cuerpo o a la de un ensamblaje más-que-humano? ¿Cómo evaluar? ¿El desempeño tendrá un autor-cuerpo-con-cabeza o se compartirá con agentes-no-humanos? ¿Cabría pensar el proceso educativo como radicalmente grupal, ya que los deslindes de la individualidad, la autoría y la responsabilidad serán mucho más fluidos y problemáticos que en un mundo estable de cabezas bien atornilladas?
Por lo pronto, no parece ser que en las salas de clases estemos, de manera directa y generalizada, frente a jóvenes cuya alianza con la tecnología amenaza con modificar inesperadamente el sentido de la educación superior. Pero es una posibilidad no muy lejana. Por cierto, tampoco se trata de un contexto donde la tecnología sea la solución inmediata de los desafíos de ayudar a aprender. Por el contrario, muchas veces se presenta como problema de la enseñanza, sea por inoportunas fallas técnicas e infraestructurales, sea por impericia de los poco confiables seres humanos.
Parece ser que nuestro desafío es, en cambio, algo típico y profundamente universitario: afrontar reflexivamente el reto que las grandes transformaciones de la época ofrecen a las instituciones educacionales y a sus prácticas formativas. ¿Las abordaremos sólo administrativamente, como un asunto de reglamentación y técnica educacional, o reflexivamente, examinando el cuestionamiento fáctico a las oposiciones entre humanismo y tecnociencia, política y tecnología, calidez orgánica y frialdad maquinal?