Políticas culturales adaptadas a la era digital

Un importante encuentro internacional sobre política cultural que se desarrollará por primera vez en Chile permite a las autoras de esta columna para CIPER, integrantes del movimiento Wikimedia, reflexionar sobre la necesidad de incorporar nuevas prácticas y enfoques en el diseño de políticas públicas que fortalezcan el acceso al conocimiento y la cultura: «La experiencia y la hiperconectividad que hoy nos caracteriza como sociedades nos señala la urgente necesidad de avanzar hacia políticas culturales que refuercen los derechos de la ciudadanía a acceder a la cultura en los entornos digitales.»

El encuentro internacional “Política cultural y democracia cultural: Un diálogo global” (28, 29 y 30 de noviembre, en Centro GAM) llega en un contexto complejo para la gestión cultural en Chile, con un paro nacional de trabajadores del Servicio Nacional del Patrimonio (Serpat) y con diversos cuestionamientos a la política cultural del gobierno y el compromiso con el acceso ciudadano a las artes y la cultura. Su convocatoria abierta a todo público permitirá escuchar a expositores locales e internacionales discutir sobre diversas áreas de la política pública cultural, tales como regulación, impuestos y comercio de la producción cultural, la descentralización y la diversidad cultural o la participación en la gestión del patrimonio histórico.

Se trata, entonces, de una importante oportunidad para generar un intercambio entre países y comparar el escenario nacional con la realidad cultural extranjera; particularmente, en temáticas innovadoras, como la digitalización de la cultura y el patrimonio cultural, además de la promoción de iniciativas de «acceso abierto», fundamentales para el desarrollo de sociedades más inclusivas y democráticas. Entre estos últimos proyectos, conocidos con el término «open culture» u «open GLAM» (por la sigla anglosajona «Galleries, Libraries, Archives and Museums»), el principio rector es permitir que personas de cualquier rincón del mundo puedan explorar y disfrutar libre y abiertamente —sin costo y sin solicitar un permiso previo— de piezas artísticas, documentos históricos, archivos multimedia y otros recursos culturales a los que muchas veces no se puede acceder por diferentes razones. Este enfoque no sólo amplía el derecho al acceso a la riqueza cultural, sino que también impulsa la investigación, el aprendizaje y la generación de nuevos conocimientos, incluso la reutilización y la innovación, todo ello en colaboración con las propias instituciones que han adoptado el acceso abierto a sus colecciones, como parte integral de sus misiones.

En Latinoamérica, en general; y en Chile, en particular, los proyectos «abiertos» aún siguen siendo escasos, y, cuando existen, contienen múltiples limitaciones. En 2021, una investigación realizada por el equipo de Wikimedia Chile con el apoyo de Creative Commons mostró cómo, de los veintisiete museos del Serpat a lo largo del país, al menos once (40,7%) declaraban no tener autorización para compartir libremente sus colecciones ya digitalizadas. Otros cinco museos (20,5%) declaraban no tener conocimiento de lo que podían hacer o no con sus copias digitales, y que por lo tanto preferían abstenerse de cualquier acción que implicara usos diversos de sus colecciones.

Este 2023 el Serpat anunció la creación de una Estrategia Nacional de Patrimonios Digitales, lo que felizmente muestra una iniciativa concreta para discutir estos temas a nivel nacional. No obstante, el primer borrador presentado a principios de este mes aún recela de asegurar conceptos como «acceso», «abierto» o «dominio público», que es el tipo de bienes culturales sin derechos de autor vigentes y que pertenecen a toda la ciudadanía. Pese a los desafíos pendientes y la reticencia de las instituciones locales y regionales a abrazar prácticas de acceso abierto, la experiencia y la hiperconectividad que hoy nos caracteriza como sociedades nos señala la urgente necesidad de avanzar hacia políticas culturales que refuercen los derechos de la ciudadanía a acceder a la cultura en los entornos digitales.

Para ello, es esencial abordar tres aspectos cruciales:

1. ampliar el listado de excepciones y limitaciones de nuestra Ley de Propiedad Intelectual, dadas las importantes implicancias que tienen sobre las colecciones culturales compartidas en línea. Lo anterior es clave para garantizar la accesibilidad y la difusión de la cultura en entornos digitales;

2. abogar por la asignación de mayores recursos, tanto técnicos como humanos, a las instituciones intermediarias de la cultura. Estos recursos son esenciales para fortalecer la capacidad de estas instituciones en la gestión y difusión efectiva de contenidos culturales en línea, contribuyendo así a una participación más activa y enriquecedora de la ciudadanía;

3. finalmente, resultaría necesario llevar a cabo programas de capacitación y sensibilización dirigidos a los trabajadores del ámbito cultural. Estos programas deberían fomentar un entendimiento más profundo de cómo las leyes de propiedad intelectual afectan la accesibilidad y la difusión de la cultura y también explicar de manera integral las prácticas de acceso abierto, destacando sus potenciales beneficios para construir una sociedad más inclusiva y democrática. Mediante esta iniciativa no solo mejoraría la comprensión de los profesionales de la cultura sobre estas prácticas, sino también promovería su adopción activa, contribuyendo así a la construcción de una comunidad cultural más abierta y colaborativa.

En conjunto, estos tres enfoques constituyen pasos fundamentales hacia el fortalecimiento de políticas culturales adaptadas a la dinámica de la era digital y la construcción de una sociedad culturalmente enriquecida y participativa. Esperamos ser un aporte para que Chile avance en esa dirección y poner la tecnología al servicio del desarrollo de una sociedad más inclusiva y democrática.