CARTAS: Décimas por el ‘73 (cincuenta años después)
12.08.2023
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
12.08.2023
Señor director: En septiembre de 1973 cursaba yo tercer semestre de Ingeniería en Alimentos en la UCV. Mi padre, empleado de Chiletabacos, pagaba mis estudios, y mi madre junto con vecinas hacían las colas para abastecernos del alimento que escaseaba.
Luego del Golpe, la universidad reabrió sus puertas a mediados de noviembre para completar el año académico, pero ya no volví, y no por razones políticos, pues nunca he militado en ningún partido, sino porque quería una carrera más corta que me permitiera trabajar y viajar. Así, tres años más tarde ya tenía mi título de Técnico Universitario con mención en Electricidad. Desde ese tiempo he trabajado en forma independiente como instalador autorizado y contratista de obras eléctricas. De mis éxitos y fracasos solo yo soy el responsable.
Cierto es que la política nos afecta a todos en mayor o menor medida, pero creo que una mayoría de la población piensa que los actores políticos, en su alternancia en el poder, no resuelven ni van a solucionar los problemas fundamentales que les aquejan. Es lo que vemos en las últimas décadas, y lo que busco transmitir en las siguientes décimas (complementadas con algunas cuartetas redondas y cruzadas), que es la forma en la cual se expresan nuestros folcloristas y payadores, y cuya métrica y ritmo llevamos en el inconsciente colectivo.
DÉCIMAS POR EL ‘73 (CINCUENTA AÑOS DESPUÉS)
Hablar del setenta y tres,
es tema sin solución,
pues la reconciliación
no pasa por interés
de solo uno de los tres
actores en este drama.
Desencadena la trama,
la caída de Allende.
Los políticos se venden
pues el pueblo lo reclama.
A puertas del regimiento,
llegábanse a reclamar:
«¡Ustedes tienen que actuar!
Es nuestro sentimiento,
hagan un pronunciamiento,
es lo que el pueblo opina».
Coreaban las vecinas:
«¡Tienen que salvar al país!»
Y les tiraban maíz.
«¡Vamos, no sean gallinas!»
También los de Democracia
—como se nombran— Cristiana,
antes del toque de diana,
fueron a pedir por gracia
para los otros, desgracia.
Sin pensar como hermanos
que era actuar insano
procurar Golpe de Estado,
al que habían apoyado
con sus votos de antemano.
Algunos políticos vanos
después de rotos los platos,
tal como Poncio Pilatos
es que lavaron sus manos.
La economía en cero
hizo perder autoridad.
Creó inestabilidad
el paro de camioneros
que cumpliendo mes entero
llevó a ese momento
del desabastecimiento
que hizo trizas la paciencia,
pues por la supervivencia,
era lid, el alimento.
Así se llegó al día
en que las Fuerzas Armadas
todas ellas concertadas
de su función se desvían.
En feroz acometida
bombardean La Moneda.
Da el discurso «de alamedas»,
luego Allende se suicida.
En la primera redada
caen miles de inocentes
justos y consecuentes,
su suerte queda marcada.
Si hasta voces destacadas,
como la de Víctor Jara,
quien por pecado cantara
buscando igualdad social,
nada puede contra el Mal
y ve el horror a la cara.
De este modo pagaron
los justos por pecadores.
En un sinfín de horrores
la represión implantaron.
Los derechos olvidaron,
por eso es tiempo de hablar.
No existe la impunidad
en estos casos tan graves,
todo el mundo lo sabe:
son de lesa humanidad.
No existe perdón ni olvido
sin verdad y sin justicia.
Es peor que la presbicia
el no ver lo sucedido
con los desaparecidos
No se completa el duelo,
la dignidad por el suelo
de los sufridos dolientes:
esposas, hijos, parientes
son, que no tienen consuelo.
Se cumplen cincuenta años,
no se sanan las heridas.
La justicia requerida
no ha reparado el daño.
Los que ocupan los escaños
de este nuevo Parlamento
deben pesar el momento
y buscar reconciliación,
dar ejemplo a la nación
con nuevo comportamiento.
Los de izquierda y de derecha
trabajar mancomunados
en políticas de Estado
para acortar las brechas.
Sin tirarse de las mechas
en ridículos debates
donde juegan al empate
por negligencia o maldad.
No hay dueño de la verdad
ni se adquiere en los remates.
Los militares, además,
que juren fidelidad
al Estado, tranquilidad.
Y de Golpes, nunca más.