CARTAS: Dejemos a los niños ser niños
31.07.2023
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31.07.2023
Señor director: Con más frecuencia de la que yo quisiera veo una conducta que se presenta como normal, como si fuese una condición implícita tanto en la crianza como en la acción pedagógica en el aula, principalmente al momento de tener que ponerle límites a un/a niño/a o bien resolver algún problema emergente que cause un conflicto dentro del hogar o en la sala de clases. Me refiero puntualmente a las rabietas.
No es lo mismo una rabieta que una descompensación emocional y conductual. La primera es común a todos los niños, pero la segunda está asociada a algunas condiciones (problemas emocionales o de otro tipo) que vuelven al menor más susceptible. Por eso es necesario diferenciar una rabieta de una descompensación emocional o conductual, para luego aplicar el procedimiento que corresponda a cada caso.
Podemos ver que la mayoría de los adultos nos vemos sobrepasados por estas situaciones, y que lo más frecuente es imponer la autoridad y usar medios tales como el castigo. Así, la culpa es de los niños que no se portan bien o que no se quedan en silencio, o etc. El problema es que en esto se niega al niño a ser niño y a reconocerlo como sujeto en desarrollo. Los adultos invalidamos sus rabietas, validando las nuestras, justificando exteriorizando las culpas. Todo debiese suceder precisamente al revés: enseñarles a los niños en conflicto a moderarse y a comenzar, de a poquito, a administrar sus emociones. En, por ejemplo, una situación de maltrato escolar, es natural que un niño se encolerice, pero podemos enseñarle qué hacer con ese enojo, y no simplemente anularlo al pedirle silencio y aplicar un castigo. Para esto, también los adultos debemos saber administrar nuestras emociones, y no justificar rabietas.