Cambio climático e inundaciones: Llueve ahí donde nevaba
06.07.2023
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06.07.2023
Los fenómenos climáticos extremos, como las lluvias intensas y devastadoras, no son ya excepciones distantes en el tiempo, sino una amenaza ineludible, con dramáticos ejemplos recientes en Chile y el mundo. En columna para CIPER, un geógrafo y profesor universitario sobre cambio climático detalla el alcance de este peligro y también las «medidas transformacionales» que buscan una solución, como es el caso en nuestro país del parque Kaukari (Copiapó) y el humedal Baquedano (Llanquihue).
El sistema frontal cálido que hace algunos días se dejó sentir en gran parte del centro-sur de Chile dejó estragos fuera de pronóstico. Miles de damnificados, viviendas e infraestructura destruidas e incluso muertos fue el saldo de estas fuertes lluvias que se presentan en un contexto de intensa sequía. Dentro de los muchos desafíos del cambio climático, eventos climáticos extremos serán cada vez más frecuentes, y cabe preguntarnos qué tan preparados estamos para enfrentarlos.
En cuanto a la capacidad de proyectar el clima futuro, existe una variedad de fuentes de información útiles para anticipar el comportamiento de variables climáticas relevantes, tales como precipitaciones y temperatura (IPCC, CR2, NASA, Copernicus). Por ejemplo, el Atlas de Riesgos Climáticos, plataforma del Ministerio del Medio Ambiente elaborada por la comunidad científica chilena, pone a disposición proyecciones climáticas relevantes como lluvias intensas. El Atlas muestra que la proyección de nieve acumulada en la zona cordillerana de las regiones más afectadas por el sistema frontal disminuirá aproximadamente en un 50 a 70%. Sin embargo, la proyección para la precipitación acumulada (lluvia + nieve) para estas mismas regiones no disminuye de manera tan significativa (alrededor del 16%). En otras palabras, llueve ahí donde nevaba.
Otro dato que refuerza las proyecciones del Atlas es el aumento de la elevación de la isoterma 0°C (límite entre precipitaciones sólidas y líquidas) concepto de amplia exposición mediática que es fundamental para explicar fenómenos aluvionales en Chile. De acuerdo con el Reporte del Clima de la Dirección Meteorológica de Chile, la isoterma 0°C se ha elevado 70m/década en la zona central. La confirmación del aumento de probabilidad de precipitaciones líquidas en zonas de alta montaña (áreas de alta pendiente y falta de suelo consolidado) es la constatación del aumento de riesgo por inundaciones en el futuro. La presencia de suelo consolidado ayuda a retener los sedimentos en caso de lluvia, pero la falta de suelo, como ocurre en el desierto de Atacama o en zonas montañosas, tiene el efecto contrario, permitiendo que la lluvia arrastre grandes volúmenes de sedimento a su paso. Por si fuera poco, la disminución de nieve acumulada (o la elevación de la isoterma 0°C) tiene efectos en la sequía, ya que es un reservorio natural de agua para épocas secas (cada vez más extensas).
Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), los fenómenos climáticos extremos representan una de las principales amenazas del cambio climático. Las lluvias intensas están siendo cada vez más frecuentes en varias regiones del planeta, generando impactos de proporciones inimaginables. Un ejemplo es Pakistán, país que el año pasado sufrió de un evento de lluvia monzónica excepcionalmente fuerte, que provocó el desplazamiento de millones de personas (ocho millones aún se encuentran en esta situación), la destrucción de infraestructura crítica (viviendas, puentes, represas) y la pérdida de gran parte de los cultivos de ese año. Las consecuencias de la inundación han hecho que el país colapse social y económicamente. Otro ejemplo reciente son las devastadoras inundaciones estivales que tuvieron lugar en Europa (especialmente Bélgica y Alemania) en el año 2021, durante las cuales 200 personas perdieron la vida, y los daños en viviendas e infraestructuras ascendieron a cifras billonarias.
Estos ejemplos son solo una muestra del nivel de destrucción al que pueden llegar estos eventos, pero existen muchos otros, como el caso de EE.UU., con las recientes inundaciones de Florida, o las inundaciones en Australia. El cambio climático tiene impactos de gran magnitud en todo el mundo, y es urgente tomar medidas para adaptarnos a sus consecuencias.
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En cuanto a las soluciones, resulta difícil encontrar una única medida que pueda resolver completamente esta problemática. Por supuesto, es razonable implementar estrategias para prevenir el asentamiento de personas en áreas de alto riesgo, como bordes de ríos. Sin embargo, la escala y magnitud de estos eventos hacen que la reubicación de personas o infraestructuras sea una tarea enormemente costosa y compleja. Ante un futuro en el que se espera enfrentar más fenómenos similares, medidas como las implementadas durante este evento (sistemas de alerta temprana y planes de evacuación de zonas críticas) serán muy necesarias. Por su parte, la comunidad científica demanda el robustecimiento de la tecnología de monitoreo que permita alertar con mayor precisión a la población sobre el avance de tormentas como las que acabamos de padecer.
Desde el punto de vista de la planificación y configuración de nuestras ciudades, infraestructuras y espacios públicos resulta fundamental incorporar el concepto de soluciones basadas en la naturaleza (SbN). China ha adoptado un enfoque audaz en este sentido, a través de una política de planificación conocida como «ciudades esponja». Las inundaciones, cada vez más frecuentes en ese país, se convirtieron en un problema muy serio al causar daños en muchas ciudades y detener la producción (en un país que no puede parar). El objetivo es que el 80% de las ciudades (localizadas en llanuras aluviales) absorban y reciclen el 70% del agua de lluvia para 2030. Algunas de las medidas contempladas son parques inundables al borde de ríos, creación de humedales artificiales, plantación de arbustos a los costados de las carreteras y uso de materiales permeables para la construcción de calles y plazas. A este tipo de soluciones se les ha denominado «medidas transformacionales» (o medidas que buscan un cambio de paradigma en cuanto a la resolución de desafíos de cambio climático). El IPCC, en su último reporte (AR6) urge por la implementación de este tipo de medidas.
En Chile tenemos ejemplos exitosos de medidas transformacionales. El parque Kaukari de la ciudad de Copiapó fue diseñado para contener las inundaciones que se producen debido a lluvias esporádicas y concentradas. Al mismo tiempo, el proyecto contempló la renaturalización del lecho del río (SbN) y la construcción de espacios públicos de calidad, incluyendo la posibilidad de caminar por el lecho del río. El parque no solo aumenta la resiliencia de la ciudad ante inundaciones, sino que se transforma en un espacio público que mejora sustancialmente la calidad de vida de los habitantes de Copiapó. Otro ejemplo de menor escala es el humedal Baquedano ubicado en un barrio residencial de la ciudad de Llanquihue. Gracias a su conservación, el humedal mantuvo su función ecosistémica, y es capaz de capturar el exceso de agua de lluvias intensas impidiendo la inundación de las casas circundantes (actúa como una esponja).
Medidas transformacionales (incluyendo SbN) deberían ser ampliamente discutidas y priorizadas por nuestras autoridades en un contexto de cambio climático y alta demanda por ciudades más ecológicas y equitativas.