#7M y encuestas: ¿Por qué (casi) nadie vio venir el tsunami republicano?
26.05.2023
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26.05.2023
Sólo dos encuestas sobre intención de voto para el Consejo Constitucional se hicieron públicas antes del 7 de mayo, y sus predicciones se alejaron de los resultados. Comenta en columna para CIPER un académico especialista en el tema: «La única medición que se acercó a los resultados fue la medición de la empresa norteamericana Partner 305 LLC, cuyos resultados circularon por algunos grupos de WhatsApp, fruto de un contrato previo atribuido a ‘un grupo empresarial’ (se desconoce cuál).» [más de CIPER-Opinión, en #NuevaConstitución]
A más de dos semanas de las elecciones del Consejo Constitucional, una de las principales preguntas que siguen abiertas es cómo casi nadie pudo prever el verdadero tsunami republicano al que asistimos ese 7 de mayo. Con 35,41% de los sufragios, el Partido Republicano se convirtió no solo en la colectividad más votada, sino también en la fuerza política más relevante del país, dejando atrás con holgura a la coalición formada por el Frente Amplio, el Partido Comunista y el Partido Socialista (28,59%) y a la alianza de los partidos tradicionales de derecha (21,07%).
Hace sólo diecisiete meses, en la elección parlamentaria de 2021, los republicanos obtuvieron 11,18% de los votos, frente al 25,44% de la derecha tradicional. Eso refleja la magnitud del cambio en el sistema político, y hace que volvamos a preguntarnos por qué no fue posible anticiparlo, al menos como una tendencia, o posibilidad, a la que había que estar atento.
En esta elección, las encuestas fueron mucho más cautas que en ocasiones anteriores, quizá por las discrepancias entre sus estimaciones y los resultados en elecciones previas, como el plebiscito de salida de 2022. Sólo dos empresas dieron a conocer esta vez encuestas públicas sobre intención de voto: Pulso Ciudadano (de Activa) y Panel Ciudadano. Ambas tienen metodologías muy distintas, pero las dos estuvieron bastante lejos de anticipar la fuerte votación republicana que se produjo ese día. Pulso Ciudadano preguntó por intención de voto en términos generales a partir de los pactos que presentaron candidatos; no por candidatos en circunscripciones específicas. En la encuesta publicada a mediados de abril –posteriormente no se entregaron encuestas sobre intención de voto, por las restricciones que impone la ley–, ubicó al Partido Republicano como el tercer pacto con más apoyo, con una intención de voto de 7,7% (equivalente al 18,6% del total de los encuestados que escogieron a uno de los pactos). También es sorprendente, la altísima cantidad de personas que respondieron «No Sabe» frente a esta pregunta: 58,7%. La sobrestimación de esta respuesta queda clara al analizar el comportamiento del padrón completo, donde la suma de los votos nulos y blancos y las abstenciones llegó a un total de 32,8%, 26 puntos porcentuales menos que lo medido en esta encuesta.
Por su parte, Panel Ciudadano midió la votación específica en tres circunscripciones: las regiones de Valparaíso, Bío Bío y Metropolitana, entre el 23 y el 24 de abril. En total, entre estas tres agrupaciones electorales se eligieron 13 consejeros. La encuesta preveía que el Partido Republico se quedaría con 4 de estos escaños, la derecha tradicional con 5, el pacto Unidad por Chile con 3, y el Partido de la Gente con 1. Después de contar los votos, la asignación de consejeros fue de 6 para el Partido Republicano, 5 para Unidad por Chile, 2 para la derecha tradicional y ninguno para el Partido de la Gente. Es evidente la diferencia entre la encuesta, hecha dos semanas antes de las elecciones, y los resultados.
Cadem, la encuesta que más ha marcado la agenda pública con sus encuestas semanales, no publicó datos de intención de voto. Lo que parece razonable dado el pequeño tamaño de la muestra que utiliza habitualmente. Criteria, otra encuesta con alta visibilidad, también optó por no publicar preguntas sobre intención en el informe de su sondeo de abril.
Parte de esta mala performance de las encuestas se debe a que pronosticar una elección como la del 7 de mayo pasado es extremadamente difícil. En rigor, se trata de 16 elecciones simultáneas, y sería necesario hacer una encuesta en cada una de las regiones con una cantidad de casos considerables para tener información valiosa y diferencias estadísticamente significativas. Hacer esto exige un alto esfuerzo en términos del trabajo de campo y una suma importante de dinero para financiarlo. Es algo que las empresas encuestadoras comprensiblemente no hacen, porque está más allá de sus posibilidades logísticas o porque simplemente no tienen interés en invertir esos elevados montos de dinero en estudios que financian con sus propios recursos y que tienen, como uno de sus fines principales, posicionar públicamente a firmas que se dedican principalmente a hacer estudios para clientes privados.
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Cuando se producen errores en resultados de encuestas, el debate metodológico es importante. Sin embargo, en las encuestas para el 7M citadas nos encontramos con dos metodologías distintas. Activa utiliza un panel online, que suele promover la autoselección (la respuesta las personas más interesadas en política), habitualmente obtiene bajas tasas de respuesta y al no ser probabilística no permite estimar el margen de error. Por su parte, Panel Ciudadano utiliza un panel probabilístico, que habitualmente obtiene altas tasas de respuesta y que permite estimar el error muestral.
La única medición que se acercó a los resultados fue la medición de la empresa norteamericana Partner 305 LLC, cuyos resultados circularon por algunos grupos de WhatsApp, pero se hicieron públicos de forma masiva sólo el 8 de mayo (cuando aparecieron en La Tercera). Esta encuesta fue fruto de un contrato previo atribuido a «un grupo empresarial» (se desconoce cuál), y realizó 19 mil encuestas online entre el 14 y el 21 de abril de 2023.
Tenemos poca información para comparar las tres encuestas y analizar las razones de sus distintos resultados. Y si bien el número de encuestados no necesariamente asegura recoger información de mejor calidad, sí es llamativa la diferencia de las 19 mil encuestas que hizo Partner 305 LLC en comparación con las 1.020 de Pulso Ciudadano y las 3.459 de Panel Ciudadano.
No solo las encuestas nacionales fueron incapaces de ver el enorme cambio que se produciría en el sistema político. Tampoco fue parte de la discusión de analistas, académicos, periodistas y, en general, de los líderes de opinión. La noche del 7 de mayo reinaba un ambiente de sorpresa similar al martes 8 de noviembre en Estados Unidos, cuando Donald Trump derrotó a Hillary Clinton ante la perplejidad de la prensa, los analistas y la clase dirigente norteamericana.
Al parecer, estos cambios de gran profundidad son difíciles de anticipar por las élites –que más bien piensan en su permanencia que en su reemplazo–, a lo cual se agregan mediciones de opinión pública que desde hace varios años tienen muchas dificultades para capturar la opinión de los sectores más despolitizados, lo que se ha agudizado con la entrada en vigencia del voto obligatorio. Ocupando la terminología de la teoría de sistemas, tenemos problemas para observar los puntos ciegos de nuestro sistema e identificar los cambios con los que estamos conviviendo. En esta ocasión, solo un observador de segundo orden que miraba lo que sucedía desde el exterior, la empresa extranjera Partner 305 LLC, fue capaz de auscultar con mayor fidelidad lo que para otros fue un ruido incomprensible que no pudieron transformar en información.