CARTAS: Autoridad docente
22.05.2023
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22.05.2023
Señor director:
Así como hoy existen muchas conductas que normalizamos y vemos como usuales, aunque no lo son, nuestra historia también muestra otras que van quedando en el olvido. Cuando vemos en noticias recientes que en la localidad de Buin un alumno golpea a un profesor en la sala de clases, surge de inmediato el comentario «… es que los docentes han perdido autoridad», acompañado con recuerdos personales del tipo «cuando yo estudiaba…».
Sin embargo, ¿estamos hablando de autoridad o de autoritarismo?
Nos queda un sabor un tanto amargo al buscar cómo la sociedad llegó a construir una imagen de los docentes asociada a castigos y apremios que antaño recibían los alumnos y alumnas, junto a la arbitrariedad en aplicar sanciones y diversas pruebas de injusticia al interior de las clases; como si el alumno fuese alguien ínfimo, y el docente, un gigante. Muchos recuerdos de infancia incluyen imágenes de reglazos sobre los dedos, tiradas de oreja, palmazos, etc.
Y entonces surge la pregunta de qué hablamos cuando verbalizamos la palabra autoridad, pues si bien es cierto que la línea que separa la autoridad del autoritarismo puede ser difusa, las consecuencias de ambas son significativamente diferentes. Hace falta un análisis mucho más profundo respecto a la visión de la docencia en general por parte de la sociedad. Nuestro Ministerio debiese evaluar desde lo estructural hasta la práctica misma, con los diferentes contextos y las metas impuestas a profesores y profesoras. Hace falta un análisis real desde el qué queremos lograr y no desde qué puntajes o qué categorización le queremos dar a los procesos formativos. Hoy la definición de docencia es ambigua, antojadiza y políticamente manoseada, y mientras eso no cambie el debate sobre violencia escolar, autoridad docente y la construcción de significado sobre el rol del profesor seguirá siendo presa del dinamismo mediático, y usado a conveniencia de quienes juegan a gobernar.