El Sacrificio
17.03.2023
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17.03.2023
Sobre el reciente cambio de gabinete y la correlación de fuerzas al interior del gobierno de Gabriel Boric, columna de opinión para CIPER: «Para asegurar mejores resultados legislativos y consolidar una mayoría relativamente estable, el gobierno debe crecer fuera de Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad, y para ello tiene dos opciones: o consigue una mayoría gestionando la votación marginal de partidos minoritarios y de comportamiento volátil, o gestiona la votación de partidos de la derecha dispuestos a negociar acuerdos amplios con un costo programático mayor.»
A pesar de que en un régimen presidencial el derecho a nombrar a los ministros es una prerrogativa exclusiva del Presidente, la realidad muestra que esta facultad se ejerce en un contexto de presiones, restricciones y tironeos que restringen la autonomía del Jefe de gobierno. El reciente cambio de gabinete no fue un cambio estructural ni una señal efectiva para mejorar la gestión del gobierno del presidente Gabriel Boric, sino, más bien, un ajuste mínimo frente a las condiciones políticas y restricciones que hoy limitan la acción del Ejecutivo. Como antecedentes de este ajuste se observa un desgaste del elenco ministerial y problemas no resueltos de efectividad reflejados en la deficiente gestión legislativa de la reforma tributaria. Se debe recordar que el gobierno de Boric controla con Apruebo Dignidad sólo el 24% de los escaños en Cámara Baja y el 12% del Senado, lo que le impone la necesidad de construir una coalición poselectoral para asegurar viabilidad legislativa.
Para buena parte de Apruebo Dignidad, el triunfo del Apruebo en el plebiscito del 4-S habría dado nuevo impulso a las transformaciones estructurales, legitimando el programa del presidente Boric y consolidando la conducción del Frente Amplio y el PC. Pero las cosas fueron por un curso distinto. El bloque del Socialismo Democrático ya no será el «ejército de reserva» del gobierno, y Apruebo Dignidad deberá ceder espacios y hacer concesiones programáticas. En ese nuevo contexto, este cambio ministerial confirma una reorientación del gobierno que acude tanto a la experiencia de la antigua Concertación —representada por el nuevo titular en Cultura, Jaime de Aguirre—, como al oficio en lides internacionales del nuevo canciller Alberto van Klaveren. Son cambios que, sumados a la creciente incidencia del tándem Tohá/Marcel, reflejan la hegemonía de Socialismo Democrático y la revalorización del concertacionismo para superar el bloqueo a los cambios impuesto hasta ahora por sectores de oposición.
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Tal como están las cosas, el gobierno de AD debe consolidar una coalición electoral más amplia, que fortalezca la integridad, cohesión y efectividad del oficialismo. Al respecto , se debe considerar que, de los ocho gobiernos que se han sucedido en Chile desde 1990, el de Apruebo Dignidad es el que posee mayor número de partidos en su gabinete (once partidos; ver GRÁFICO 1). Consecuencias de esto es que la coordinación interministerial suele ser más costosa y compleja.
Respecto a los equilibrios entre SD y AD, es improbable que las nuevas correlaciones en el gabinete ministerial potencien una mayor congruencia entre las fuerzas políticas que forman parte del gobierno. El disgusto del PC por los costos que produce la pérdida de dos subsecretarías y el aumento en la cantidad de ministros del PPD (de dos a tres) y subsecretarías para Socialismo Democrático (de cuatro a once), así como cierta frustración del PS por una expectativa de mayores retornos políticos del ajuste ministerial (mantiene cinco ministros) muestra que una solución de equilibrio duradero entre once partidos es improbable.
Otro síntoma de crispación en la interna oficialista son las presiones de los partidos minoritarios sobre el Presidente. Si en la década de 1990 un partido con menos del 3% de los escaños en Cámara Baja corría el riesgo de ser un aliado superfluo, en el actual contexto de fragmentación y atomización del Congreso, el Partido Liberal (con 2,58% de los escaños en diputados: cuatro) y el FRVS (con 1,3% de los escaños: dos diputados) se convierten en actores estratégicos con capacidad de presión («capacidad de chantaje», en Sartori).
Respecto a la incidencia del ajuste ministerial en la efectividad legislativa, algunos creen que con la incorporación de un mayor número de designaciones del PPD y del PS mejorará la gestión del gobierno y se configurará un bloque legislativo más efectivo para viabilizar las reformas. Los datos muestran en cambio que la efectividad de los gobiernos desde el retorno a la democracia está relacionada estrechamente con la fragmentación legislativa. Como se observa en el GRÁFICO 2, la efectividad del gobierno disminuye cuando aumenta la fragmentación del Congreso, especialmente a nivel de la Cámara de Diputados. El mayor aumento de la fragmentación que coincide con la caída más importante de la efectividad gubernamental ocurre en los comicios de 2017, luego de entrar en vigor el nuevo sistema electoral.
Es cierto que la «caja de herramientas» presidencial y la práctica de cuotear el gabinete puede tener incidencia en los resultados de un gobierno. Sin embargo, la unificación de las dos coaliciones oficialistas no es condición suficiente de la efectividad legislativa. Para asegurar mejores resultados legislativos y consolidar una mayoría relativamente estable, el gobierno debe crecer fuera de Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad, y para ello tiene dos opciones: o consigue una mayoría gestionando la votación marginal de partidos minoritarios y de comportamiento volátil, o gestiona la votación de partidos de la derecha dispuestos a negociar acuerdos amplios con un costo programático mayor.
Tal como ocurre en la película El Sacrificio, del cineasta soviético Andréi Tarkovski [imagen superior], el presidente Boric para conseguir resultados puede hacer todos los días lo mismo, con la esperanza de que algo cambiará, o bien puede «abandonar todo aquello que lo ata».
[1] Para el cálculo del número efectivo de partidos se ha utilizado la fórmula de Markku Laakso y ReinTaagepera (1979) NEP=1/Σpi2, donde pi es la proporción de votos (o escaños) obtenidos por el partido. Para la estimación de efectividad del gobierno se han utilizado los datos del Banco Mundial disponibles en GovData360.