CARTAS: La urgencia de acompañar a lo/as docentes
09.01.2023
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09.01.2023
Señor director:
Ser docente en Chile se caracteriza hoy por una serie de dificultades y desafíos. Junto a esto, la desvalorización de la labor pedagógica es un factor que ha tomado fuerza (de hecho, sufrió un incrementó tras el retorno a las aulas pospandemia). Es como una contradicción, entre una profesión valorada socialmente versus profesionales distantes de percibir dicho reconocimiento.
En la actualidad las cifras indican la disminución de un 8% anual de quienes optan por estudiar Pedagogía. Junto a esto, la deserción ha aumentado durante los últimos años, llegando a que un 20% de los docentes se retiran en los primeros cinco años de vida laboral. Son números preocupantes pero nada novedosos, pues incluso desde el Ministerio de Educación piensan como una tarea pendiente el hecho de levantar mecanismos efectivos para la retención de docentes para el sistema escolar. Según un estudio de Elige Educar, para el año 2025 habrá un déficit de más de 26 mil docentes.
Pese a lo anterior, hay un acuerdo claro respecto a la necesidad de fortalecer e incentivar la carrera de pedagogía, pues en esta profesión históricamente se han levantado los cimientos de una sociedad respetuosa, digna y justa.
Es relevante avanzar más allá del análisis cuantitativo y los enunciados, pues el escenario actual nos obliga a movernos y hacer visible las áreas de fortalecimiento, y resolver las deudas que tiene el Estado con sus profesores. Crisis económica, pobreza, desigualdad, violencia dentro y fuera del aula, sobrecarga laboral y salud mental; son solo algunos de los ámbitos que dialogan y conviven con el ser docente en Chile y su consiguiente deserción.
¿Cuánto se visibiliza lo anterior en la Formación Inicial Docente? ¿Cuánto y cómo se acompaña la trayectoria de los profesionales que están insertos en la nueva escuela chilena? ¿Qué mecanismos y apoyos existen para prevenir la deserción docente? Preguntas urgentes cuando pocas son las respuestas y reducidos los mecanismos de apoyo.
Se trata de dar urgencia y tiempo para repensar el quehacer docente en el Chile actual, como también definir mecanismos concretos de acompañamiento y apoyo oportuno a sus trayectorias. Se trata de concretar las condiciones mínimas requeridas para ejercer la profesión, como también ampliar las redes de apoyo.
En esta ocasión es imperativo poner en el centro del debate a quienes están en las aulas atendiendo a la diversidad, quienes están conviviendo y palpando un Chile cansado y en crisis. Poner en el centro implica escuchar, atender, valorar y hacer eco de las necesidades que tiene el profesorado chileno.
Asumir el desafío de acompañar y generar apoyos para los profesionales de la educación en Chile implica contextualizar y entender la profesión desde la realidad de la escuela, de la actual institución escolar, sus desafíos y necesidades. Por otra parte, obliga al Estado a levantar iniciativas pertinentes, basadas en la colaboración, que sean oportunas y sistemáticas con y para los docentes que están en el sistema.
Repensar la profesión docente con quienes sienten y viven la educación en las aulas y en contextos adversos debiese ser la ruta por seguir. Desde ese principio podremos avanzar en un proyecto común y que pretenda hacerse cargo de la deserción y desvalorización de la profesión docente.
Finalmente, hoy toca jugar un nuevo partido con los docentes, el cual implica hacer partícipes, escuchar y acompañar la labor docente, pues el mundo político debe comprender que acá no se trata solo de una profesión, sino de garantizar el bienestar y trabajo digno de quienes se hacen cargo de un derecho que no se puede delegar a otros.