Cuentos infantiles y discusión constitucional
04.09.2022
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04.09.2022
Qué tienen que enseñarle los libros para niños a un país enfrentado por un plebiscito.
Los libros que les leo en las noches a mis hijos, de 1 y 4 años, me han enseñado lecciones que, de ser universales, nos hubieran ayudado a desarrollar un diálogo respetuoso y constructivo en la creación de una nueva Constitución. Nuestro país ya está polarizado, y la violencia ideológica ha permeado la conciencia de muchos y muchas, pero eso no debe paralizar a quienes trabajamos por construir una sociedad en la que el buen trato sea fundacional en nuestras relaciones.
El punto de partida de este camino de lecciones es dejar de asumir realidad, intenciones y características, y permitir que las personas narren sus propias historias. Sonia Sotomayor es la primera jueza latina de la Corte Suprema en Estados Unidos. Su familia inmigró desde Puerto Rico y ella creció en el Bronx, un barrio de clase media-baja en Nueva York. Previo a que sus logros profesionales le permitieran entrar al salón de la fama, vivió en primera persona la impotencia y desmoralización que generan los estereotipos. Un día, antes de almorzar en un restaurante, se dirigió al baño para inyectarse la insulina que le permite batallar contra la diabetes que la aqueja desde niña. Mientras se inyectaba, una mujer entró al baño y la vio con la jeringa en la mano. Al salir del restaurante, Sotomayor escuchó a la mujer susurrar: «Ella es una drogadicta». Lo primero que sintió fue vergüenza, pero se armó de valor, encaró a la mujer y le dijo que no se estaba inyectando drogas, sino la medicina que le salva la vida todos los días. Aprovechó la oportunidad para enseñarle una lección que es el tema central de su libro para niños: «Si no entiendes cuando alguien hace algo distinto a lo que esperarías, solo pregunta. No asumas lo peor de las personas».
El libro ¡Solo pregunta!: Sé diferente, sé valiente, sé tú nos cuenta sobre Rafael, un niño que tiene asma y usa un inhalador para ayudarse a respirar; de Anthony, que necesita una silla de ruedas para ayudarle a su cuerpo; y de Bianca, a quien la dislexia le dificulta leer y escribir, aunque dibujar se le hace muy fácil. Con ejemplos simples y libres de prejuicios Sonia Sotomayor describe cómo es vivir con síndrome de Tourette, tartamudeo, síndrome de Down, alergias alimentarias, déficit atencional y otras condiciones. Pero de las muchas barreras y limitaciones que enfrentan las personas a lo largo de la vida, hay una que es prescindible, y es la barrera del enjuiciamiento.
Desprendernos de estereotipos y asumir lo mejor de las personas nos permite construir diálogos que enriquecen nuestra sociedad y convivencia. Por el contrario, lo que impera actualmente y se ha hecho evidente en estos meses de discusión política en Chile es una tendencia nociva a encasillar según la opción que cada quien tomó por el Apruebo o el Rechazo. El debate previo al plebiscito de este pasado domingo mostró a grupos que parecían siempre asumir lo peor del otro, desconociendo que la mayoría de las personas queremos un mejor futuro para nuestro país.
Hay otro mensaje recurrente en los libros que leemos con mis hijos, y es que desprendernos de los estereotipos es indispensable para relacionarnos, conocernos y establecer vínculos emocionales. Y esto sólo se logra cuando compartimos como iguales. El libro No se permiten elefantes, de Lisa Mantchev y Taeeun Yoo, cuenta la historia de un niño que, emocionado y expectante se encamina con su elefante a un encuentro de mascotas, sólo para enfrentarse al llegar a un cartel que dice: «NO SE PERMITEN ELEFANTES». Triste y decepcionado, mientras se aleja se encuentra con otra niña que había sido excluida porque su mascota era un zorrillo. Después de darse ánimo y concluir que no tenía ningún sentido que les prohibieran la entrada a sus mascotas, crean un club de mascotas donde todos los animales son bienvenidos. Jirafas, narvales, murciélagos, y pingüinos logran construir un ambiente tan ameno que el club de todas las mascotas consigue atraer incluso a quienes originalmente optaron por la segregación y la exclusión. Sólo para ser justa, aclaro que este último mensaje del libro no lo identifiqué yo. En la última página, mi hijo fue el que se dio cuenta de que la misma niña que no había permitido la entrada del elefante, al final aparecía jugando en el club de todas las mascotas.
De la misma forma en la que los niños logran captar este tipo de detalles que son invisibles para los adultos, también son capaces de inferir a partir de nuestros pequeños gestos. Creemos que no se dan cuenta de la tensión que la rivalidad entre Apruebo y Rechazo ha generado en el país, pero lo cierto es que están como esponjas absorbiendo la angustia y ansiedad que se forjan cuando no somos capaces de mantener relaciones interpersonales sanas, basadas en el respeto y el aprecio por la diversidad de opiniones.