4-S: Los dos posibles escenarios después del plebiscito
02.09.2022
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02.09.2022
Qué sucederá con el gobierno de Gabriel Boric y con los partidos políticos en caso de una u otra opción de triunfo: un análisis para CIPER de las ventajas, riesgos y cambios asociados que desde ya se pueden prever: «Cualquiera de los dos resultados del próximo domingo producirá resultados no intencionales, que conducirán al reordenamiento del sistema político chileno en una dirección distinta a la que se esperaba hasta hace pocos meses.»
Una causa recurrente de error político es la sobreestimación de la voluntad. Situados en la proximidad del plebiscito de salida, no existen muchas dudas en torno a qué declaraciones de convencionales contribuyeron a debilitar el amplio respaldo inicial del proceso constituyente. Frases que mostraron exceso de triunfalismo, soberbia y ausencia de realismo político contribuyeron perversamente a disminuir el impulso al cambio del estallido de 2019, alimentando además a los partidarios de cambios graduales o a los sectores de la reacción. Sabemos que el optimismo desmedido no solo puede ser patológico, sino que también generar consecuencias no deseadas. La tercera Ley de Newton también aplica a los procesos políticos.
Más allá de las consecuencias inmediatas, cualquiera de los dos resultados del próximo domingo producirá resultados no intencionales, que conducirán al reordenamiento del sistema político chileno en una dirección distinta a la que se esperaba hasta hace pocos meses. El tránsito del oficialismo desde su negativa a un Plan B hasta la decisión del gobierno de ponerle «discusión inmediata» al proyecto de los 4/7 para la reforma de la actual Constitución se explica por la fuerza de los hechos: por una parte, la persistente ventaja del Rechazo en las encuestas desde abril, y, por otra, el surgimiento de un tercer espacio electoral mayoritario (68%) integrado por quienes aprobarían para reformar (35%) o rechazarían para un nuevo proceso (33%).
Ante este panorama, el gobierno ha debido alejarse de sus ilusiones refundacionales y entender mejor la importancia del realismo político. Es parte de un necesario cálculo saber cómo gobernar los diferentes escenarios posteriores al plebiscito.
(a)
En el escenario de una victoria del Apruebo, se favorecerían las pretensiones de Apruebo Dignidad (AD) para una implementación al pie de la letra del texto elaborado por la Convención. En lo inmediato, el presidente Boric podría capitalizar una parte del triunfo por su despliegue comunicacional y territorial. En el mediano plazo, sin embargo, deberá enfrentar presiones desde su propio sector para implementar con celeridad la nueva Constitución, más allá de las condiciones económicas y las restricciones derivadas del tamaño de su coalición en el Congreso.
La implementación de reformas siguiendo el acuerdo oficialista del 11 de agosto generaría altos costos para el Presidente, pues representaría una claudicación programática inaceptable para la militancia de los partidos de AD que visualizan una oportunidad histórica para diseñar la nueva arquitectura institucional del país. Para el Partido Comunista, hacer concesiones de contenidos tensionaría su relación con actores de la radicalidad de izquierda y, particularmente, con organizaciones mapuche, debilitando su capacidad de intermediación.
Para los partidos de la derecha liberal como RN, Evópoli y un sector de la UDI, el escenario del triunfo del Apruebo producirá altos costos debido al «ajuste de cuentas» con la derecha extrema del Partido Republicano, la cual cuestionará con dureza la estrategia ideológica del desplazamiento al centro del sector desde 1989. En esta perspectiva, la victoria del Apruebo será explicado por los sectores más duros de la derecha como resultado de una estrategia equivocada que debilitó el proyecto histórico del sector, y cuyos mayores exponentes fueron Lavín con su extremo pragmatismo y, posteriormente, Piñera con su capitulación frente al estallido de octubre de 2019.
En consecuencia, el efecto indirecto del Apruebo en la derecha será la declinación de los partidos de orientación liberal-centrista y el ascenso de una derecha radical que conllevará cambios estratégicos e ideológicos con alta incidencia en el modo de organizar la oposición frente al gobierno de Boric. No es extraño, entonces, que para sensibilidades del Partido Republicano el triunfo del Rechazo pueda tener consecuencias no deseadas, mientras el Apruebo abre una mejor oportunidad táctica para la defensa del proyecto histórico del sector por la vía de construir una oposición intransigente en el contexto de un sistema altamente polarizado.
(b)
Si gana el Rechazo, por su parte, existirán incentivos para el renacimiento del centro político, que incluiría desde sectores de la UDI, RN y Evópoli, hasta sectores del PS; vale decir, algo semejante a los «blandos» y «reformistas» de la transición en la década de 1990. Este nuevo e inesperado bloque político por los cambios podría estar en condiciones de conducir desde el Poder Legislativo el proceso posterior al 4 de septiembre, con los votos necesarios para alcanzar el quórum rebajado de 4/7 para reformar la Constitución conforme a la Ley N°21.481. Bajo las actuales reglas, los 4/7 significan 89 diputados sobre el total de 155 y 29 senadores sobre el total de 50. Sin embargo, el Rechazo tensionará la interna oficialista debido a disputas por el liderazgo entre Apruebo Dignidad (AD) y Socialismo Democrático (SD), así como por el desembarco de la centroizquierda en el gabinete y comité político del gobierno.
A nivel de diputados, el umbral de 89 diputados se alcanzaría sumando los 37 escaños de AD, 24 escaños de SD, 8 escaños de la DC y 20 de los 52 escaños de Chile Vamos. En este esquema podrían resultar aliados superfluos los 15 parlamentarios de Republicanos. En el Senado, el umbral de reforma de 29 escaños se podría alcanzar con los 6 senadores de AD, 13 senadores de SD, los 5 del PDC y 5 de los 24 escaños de Chile Vamos. En ambas cámaras, el conjunto ganador requerido para los umbrales de reforma supone que, tras un triunfo del Rechazo, el liderazgo del proceso constituyente quede en manos de actores próximos al centro del sistema, por las cuotas y la distancia ideológica entre partidos.
***
Ambos escenarios posteriores al plebiscito de este domingo establecerán desafíos relevantes para el gobierno. El triunfo del Apruebo tensionará la relación de La Moneda con actores de centro y de la derecha, en un contexto de oposición bilateral y cuota legislativa minoritaria para el oficialismo. El Rechazo, a su vez tensionará la relación del gobierno con algunos actores de AD y el espacio político situado a la izquierda del bloque oficialista, con el riesgo de revivir la fractura de las dos izquierdas durante la transición. En cualquier caso, el gobierno de Gabriel Boric deberá administrar escenarios no deseados y volver a preguntarse, esta vez con mayor realismo político, hasta qué punto Chile cambió con el estallido social. O, en su defecto, hasta qué punto nuestro país sigue siendo el mismo de siempre.