Transición energética, recambio de estufas y mercado de pellet
12.08.2022
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12.08.2022
El deterioro de la calidad del aire continúa siendo el principal problema ambiental en nuestro país, pero el avance en transición energética de los hogares requiere de varias condiciones que permitan una rápida penetración de las tecnologías no contaminantes para calefacción de viviendas. Dos especialistas en el área detallan con datos recientes cómo tal cambio se está viendo dificultado por diferentes factores; entre ellos, el alza de los costos de los pellet: «Creemos que el desarrollo de mercados de combustibles limpios es tan importante como el recambio de los equipos. Una falla en el funcionamiento del mercado de pellet puede tener consecuencias sobre la efectividad de los programas de recambio de calefactores y el proceso de transición energética en general».
Esta columna se basa en el trabajo de investigación reciente de los autores “Private Benefits from Ambient Air Pollution Reduction Policies: Evidence from the Household Heating Stove Replacement Program in Chile”, A. Uribe, C. Chávez, W. Gómez, M. Jaime y R. Bluffstone (2022), y en los resultados del proyecto de investigación Environment for Development (EfD) Initiative-MS-823 “Evaluating Environmental Policies. The Impacts of Stove Programs in Urban Households of Central-Southern Chile” (con el apoyo financiero de EfD-Universidad de Gotemburgo), el que ha sido ejecutado bajo un acuerdo de colaboración entre la Universidad de Talca y el Ministerio del Medio Ambiente, del gobierno de Chile.
El principal problema ambiental de nuestro país es la contaminación del aire [1]. El más reciente informe de AQAir (2021) establece que las tres ciudades de América Latina más contaminadas por material particulado fino (PM2.5) están ubicadas en el centro-sur de Chile. Existen, naturalmente, diversos aspectos que contribuyen al problema; entre otros, uso de estufas ineficientes y contaminantes, cantidad y calidad de la leña utilizada por los hogares, y ausencia de aislamiento apropiado de las viviendas, lo que genera dificultades para mantener un confort térmico. La mala calidad del aire en nuestras ciudades es un problema colectivo causado por acciones individuales. Las decisiones independientes de decenas de miles de hogares que residen en zonas urbanas respecto a cómo y cuánta energía consumir contribuyen cada temporada al deterioro de la calidad del aire, lo que genera impactos negativos en la misma población, incluyendo incremento en enfermedades respiratorias y cardiovasculares, ausentismo laboral, restricciones para realizar actividades deportivas, disminución de visibilidad, entre otros [2]. Al seleccionar una tecnología de calefacción, el tipo de combustible asociado, su calidad y cantidad, las familias están eligiendo también su contribución para la provisión de aire limpio, un bien público escaso en nuestras ciudades. Probablemente los usuarios de leña conocen que son responsables del problema de la contaminación que afecta a toda la ciudad, pero siguen usando leña porque ésta continúa siendo una alternativa muy barata, además de otras razones relacionadas con factores sociodemográficos y culturales [Boso et. al., 2019].
El Estado ha diseñado e implementado políticas destinadas a mejorar la calidad del aire en las zonas afectadas. Los diversos instrumentos utilizados hasta ahora están definidos en los Planes de Descontaminación Atmosférica (PDAs) implementados desde 2009. Un total de quince PDAs se encuentran en ejecución a lo largo del país; diez de ellos incluyen programas de subsidios destinados a inducir a hogares residentes en zonas urbanas a adoptar nuevas tecnologías de calefacción más eficientes en la generación de energía y menos contaminantes. Estas medidas son conocidas como programas de recambio de calefactores.
En este texto sintetizamos conclusiones de estudios que al respecto han evaluado tales programas, considerando su efecto en estadísticas sobre contaminación, así como costos asociados, desde lo público a lo doméstico.
Es relevante el funcionamiento del actual mercado de pellet en el proceso de transición a calefacción más limpia y menos contaminante. Dada la actual demanda en el mercado inducida por recambios voluntarios de equipos, la disponibilidad de pellet y su precio tienen consecuencias sobre el bienestar de los hogares. Los quiebres de stock reportados durante esta temporada en ciudades del sur de Chile reducen el bienestar de los mismos hogares que participan de la transición hacia calefacción «limpia», por las dificultades para operar las estufas. Naturalmente, ese efecto puede ser compensado, al menos parcialmente, mediante el uso de otros equipos de calefacción, pero con potenciales consecuencias ambientales negativas. Además, las restricciones en la oferta han causado incremento en el precio del combustible. Considerando que la demanda de pellet es relativamente poco sensible a incrementos en precio, especialmente en hogares que no poseen alternativas para calefacción, el gasto en combustible para calefacción pudo haberse incrementado, afectando en mayor medida a hogares de menores ingresos.
En base al trabajo de campo sobre los impactos de recambio de calefactores, un hogar promedio usuario de estufa a pellet y residente en la ciudad de Talca demanda aproximadamente 900 kg. de pellet anuales, mientras que en la ciudad de Temuco el consumo podría aumentar hasta alcanzar 1.200 kg. como promedio anual. La diferencia puede explicarse por las condiciones de clima que enfrentan los hogares hacia la zona sur. Considerando un precio promedio de pellet de $240 por kg. (observado recientemente), el gasto anual en el combustible pellet de parte de un hogar promedio ascendería a $216 mil y $290 mil, en Talca y Temuco, respectivamente.
No obstante que no disponemos de series continuas para analizar la evolución de precios de pellet, la evidencia disponible sugiere que el precio de este combustible se ha incrementado de manera significativa durante los últimos años. Analizando el precio del pellet para varias comunas de la región del Maule, constatamos que éste era de $187 por kg. en la temporada 2018, luego se incrementó hasta $229 por kg. en 2020, llegando hasta $243 por kg. en 2022 (información hasta el mes de julio). Esto es un incremento nominal de alrededor de 30% [3]. Sin embargo, en algunas comunas apartadas de los centros urbanos, el precio del pellet ha alcanzado hasta $280 por kg. La evolución de los precios ha estado también acompañada por problemas en la disponibilidad del combustible y restricciones para su compra (limitaciones de cantidad por persona, filas para adquirirlo, entre otros). Estos problemas estarían asociados a falta de materia prima para la producción y a incrementos en la demanda no anticipados.
Los hogares postulan a los programas de recambio de calefactores y son eventualmente seleccionados. En ese caso reciben una nueva estufa a cambio de que entreguen la vieja estufa contaminante para ser destruida y reciclada [foto superior]. Estos programas persiguen acelerar la transición energética de hogares que residen en zonas urbanas. Desde sus inicios en el año 2011 hasta fines del 2020, estos programas habían recambiado cerca de sesenta mil equipos. Estimaciones de los autores indican que el costo de estos nuevos calefactores podría bordear los US$80 millones. Naturalmente, estas cifras subestiman el número de recambios totales, porque solamente consideran aquellos realizados con algún tipo de subsidio del Estado. Además, subestiman también el costo. Una parte importante, más allá de los costos fijos de equipos (estufas nuevas, instalación, disposición de estufas retiradas) y de implementación, lo constituyen los eventuales costos variables incrementales asociados al uso del nuevo combustible en comparación al que era utilizado previo al recambio. Este costo diferencial, de existir, es financiado de manera privada por los hogares.
La mayoría de los recambios de estufas realizados con subsidios del Estado en nuestro país han introducido calefactores que utilizan pellet como combustible. Estos alcanzan 40 mil recambios y representan el 64% de todas las nuevas estufas (ver Tabla 1).
Los programas de recambio persiguen contribuir a mejorar la calidad del aire en las ciudades del centro y sur del país. Sin embargo, investigación reciente sugiere que estos programas podrían generar también beneficios privados para los usuarios. Entre otros, instalar una estufa a pellet en reemplazo de una a leña podría causar una reducción tanto en la contaminación por material particulado fino al interior de las viviendas como en la variación de la temperatura [4]. En base a una investigación que obtuvo datos en condiciones reales de operación de estufas durante el invierno de 2020 y sobre la base de una muestra de 325 hogares residentes en la ciudad de Talca, se estima la reducción en la contaminación intradomiciliaria de material particulado fino en un rango de entre 6% y 22%. La reducción en la contaminación intradomiciliara debido al recambio de estufa a leña por estufa a pellet tiende a ser más importante (el doble) en el caso de hogares de menores ingresos, estimando ésta en promedio en 27%. Ello se explicaría porque dichos hogares tienden a usar, antes del recambio, equipos más antiguos, más contaminantes, y menos eficientes en la generación de energía. En este sentido, el uso de estufas a pellet podría tener impactos progresivos, con beneficios más importantes en hogares de bajos ingresos. Además, el mismo estudio establece que a pesar de que no se identifican efectos del recambio sobre la temperatura promedio al interior de las viviendas ―porque las familias usan las estufas en horarios similares, independiente del tipo de calefactor―, viviendas con estufas a pellet presentan una temperatura más estable durante el periodo en que las mismas son utilizadas. La identificación y difusión de beneficios privados para los hogares podría ayudar a acelerar la adopción de nuevas tecnologías más eficientes y menos contaminantes.
Los recambios podrían también aumentar el costo variable asociado al uso de combustible (pellet en lugar de leña). De acuerdo a los resultados de Uribe et al. [4], basados en autorreportes de los hogares, el uso de estufas a pellet pudo haber generado un incremento en el costo de calefacción de las viviendas. Ese efecto ha sido estimado en el rango entre $8.000 y $18.000 por mes (estimaciones basadas en información diaria sugieren que el incremento en el costo sería entre $900 y $1.300). Esto se explica principalmente porque el pellet es un combustible que se transa en mercado formal, de alta calidad, de características uniformes; y la leña, en cambio, es un combustible muy heterogéneo respecto a su calidad y origen.
El deterioro de la calidad del aire continúa siendo el principal problema ambiental en nuestro país. Considerando que este es un problema colectivo originado por decisiones individuales, el avance en términos de transición energética de los hogares requiere varias condiciones que permitan una rápida penetración de las tecnologías no contaminantes para calefacción.
Entre los principales desafíos pendientes está el desarrollo adecuado de mercados de combustibles limpios y la formalización del mercado de leña. Creemos que el desarrollo de mercados de combustibles es tan importante como el recambio de los equipos. Una falla en el funcionamiento del mercado de pellet puede tener consecuencias sobre la efectividad de los programas de recambio de calefactores y el proceso de transición energética en general. De no considerarse estas dimensiones, los usuarios podrían retroceder en esta transición impulsados por factores externos. Es importante mantener e incrementar el número de hogares que participan del proceso de transición energética. De ello dependerá la calidad del aire (y la calidad de vida) en nuestras ciudades.
NOTAS Y REFERENCIAS:
[1] Ministerio del Medio Ambiente de Chile-MMA. (2019). Quinto Reporte del Estado del Medio Ambiente.
[2] De acuerdo a estimaciones del Ministerio del Medio Ambiente, durante 2021 alrededor de 12 millones de habitantes del país residían en zonas que han sido declaradas como latentes o saturadas por material particulado fino (PM2.5). Además, 4 mil personas mueren cada año debido a enfermedades cardiopulmonares por exposición a contaminación del aire, especialmente en la zona centro y sur del país (MMA, 2021).
[3] Valores nominales al momento de la consulta, informado mensualmente por los comercializadores de pellet al Ministerio de Medio Ambiente de manera mensual. Detalles en <calefaccionsustentable.mma.gob.cl>
[4] Uribe, A., Chávez, C., Gómez, W., Jaime, M., & Bluffstone, R. (2022). Private Benefits from Air Pollution Reduction Policies: Evidence from the Household Heating Stove Replacement Program in Chile. Documento de Trabajo no publicado.
Ministerio del Medio Ambiente de Chile-MMA. (2014). Planes de Descontaminación Atmosférica- Estrategia 2014-2018.
Ministerio del Medio Ambiente de Chile-MMA. (2021). Sexto Reporte del Estado del Medio Ambiente.