Cartas: Conducta suicida en adolescentes, ¿debemos estar atentos?

Señor director: La OMS señala al suicidio como un gran problema de salud pública. Es poco valorado por muchos, y además se encuentra rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente no sólo a individuos, sino también a familias y las comunidades. Cada año, más de 700 mil personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada cuarenta segundos.

Desde que la OMS declaró al COVID-19 como pandemia (marzo de 2020), más individuos experimentan pérdida, sufrimiento, distimia y estrés. Vuestra columna “Salud mental en Chile: urgencias, desafíos y silencios”, nos recuerda que “el bajo porcentaje del presupuesto total de salud que es destinado a salud mental y las brechas existentes son contradictorias con lo que la evidencia muestra acerca de la efectividad de los tratamientos. Cada vez más la evidencia indica que existen intervenciones para los trastornos mentales”.

En junio de 2021, la OMS presentó LIVE LIFE, una guía de implementación que consta de cuatro pilares clave para prevenir el suicidio en todo el mundo. Un enfoque multisectorial es fundamental para involucrar a la sociedad y a las partes interesadas en un esfuerzo de colaboración. Hoy se proponen en Chile diferentes formas de abordaje a la salud mental. Una Ley de Salud Mental Integral es promesa del actual gobierno, y aparece en concordancia con estudios que indican que cada vez son más los adolescentes que refieren deseos de morir, comunican su intención o realizan un intento de suicidio. Debemos por ello trabajar en ponerle énfasis a este fenómeno, de creciente urgencia social.