Cartas: Estupidez
08.03.2022
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08.03.2022
Señor director:
Escribo la presente luego de leer la columna “La propaganda bajo fuego”, de Andrés Azócar. Cuando hay una guerra, de tantas, es porque estúpidos con mucho poder se pusieron de acuerdo. El último acuerdo al cual éstos llegan es la violencia en cualquiera de sus formas, la agresión que nos reduce a nuestra mínima expresión. Y sucede a diario en el tránsito urbano; solo que, como en otra serie de conductas humanas, «la escala es la cuestión». Actualmente la escala de la estupidez está al máximo entre un muy ruso primer ministro Vladimir y un tal Volodymyr, también comediante, pero ucraniano (aun cuando tenga un nombre que suena casi más a ruso que Vladimir mismo). Lo trágico, lo sospechoso, es que están siendo azuzados por una diversidad de otros estúpidos, tales como un muy angustiado Biden, y colegas, consejeros, subalternos y los infaltables y aburridos propietarios de «empresas de comunicación» (formales y no tan formales), los cuales cuentan con la entusiasta cooperación de periodistas-corresponsales, además de analistas-opinólogos variopintos, junto a otros intelectuales estudiosos de la conducta humana, etc. En resumidas cuentas, la guerra, la agresión y la estupidez aún son populares y venden. La estupidez es negocio para no pocos líderes, y lo pagamos los muchos que somos parte de los civiles, de los ingenuos consumidores que nos pellejiamos para comprar lo que necesitamos y que no necesitamos, y así darles en el gusto a la estupidez de estos y otros ¿líderes? famosos.