La gran estafa: cómo opera el lucro en la educación superior
26.02.2022
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26.02.2022
El texto es fruto de una larga investigación realizada por Mónica González, Juan Andrés Guzmán, Juan Pablo Figueroa y Gregorio Riquelme.
Las investigaciones de CIPER han jugado un rol clave en el intenso debate sobre la educación superior en Chile a partir de la irrupción del movimiento estudiantil de 2011: durante tres años publicó más de 30 reportajes en los que reveló la corrupción al interior de la Comisión Nacional de Acreditación que lideraba Eugenio Díaz, destejió la telaraña de sociedades con la que lucraron los dueños de la Universidad del Mar y mostró las enormes utilidades que el Crédito con Aval del Estado dejaba en los bancos gracias a normas que nunca fueron discutidas públicamente, por citar algunos hitos periodísticos. ciper descorrió también el velo que ocultaba el lucro en las universidades Las Américas, San Sebastián, Santo Tomás, Uniacc, Pedro de Valdivia, Gabriela Mistral y Arcis, entre otras.
Este libro es el resultado de esas investigaciones, pero va más allá: ofrece un relato de cómo los periodistas de CIPER fueron desarrollando sus investigaciones, las pistas que siguieron y los obstáculos que enfrentaron, y entrega una mirada global y profunda sobre una crisis que no es solo efecto de la corrupción, sino también de la negligencia y la desidia de distintos gobiernos que no se atrevieron a enfrentar el lucro sin control y el deterioro progresivo de la calidad, dos problemas que han corroído al sistema de educación superior desde que este se diseñó en plena dictadura. Esa actitud ha permitido que miles de estudiantes, muchos de ellos pobres, sean estafados por universidades que son en realidad inmobiliarias disfrazadas y que ofrecen mala formación a un alto precio. Esa generación de jóvenes es la primera en sus familias en llegar a la universidad y el Estado chileno ha gastado miles de millones para que reciban una educación que en muchos casos es solo una parodia.
La frustración que siente esa generación es un costo que la sociedad chilena tardará décadas en pagar. Si hay alguna lección que sacar de esta tragedia, está justamente ahí: esto fue el daño que provocó dejar a la educación sin regulación del Estado.