Proceso constituyente: vamos con la participación ciudadana deliberativa
10.06.2021
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10.06.2021
La emergencia de independientes configuró una Convención Constitucional diversa en cuanto a origen y características de sus participantes, siendo una instancia de representación más cercana al Chile real, dice la autora de esta columna de opinión. Esto, agrega, impone el el desafío de canalizar las diferencias, demandas y representaciones. ¿Cómo hacerlo?, se pregunta: “la convención debe reglamentar su funcionamiento y ello abre una inmensa oportunidad de hacer las cosas de una manera diferente y generar una Constitución dotada de adhesión y legitimidad”. El trabajo de la convención, sostiene, debe incluir mecanismos efectivos de participación ciudadana, máximos estándares de transparencia y una comunicación pública que fortalezca la deliberación y combata la información falsa o manipulada, entre otros aspectos que detalla en este texto.
(*) La autora de esta columna de opinión es directora de la Oficina Chile de Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural.
Luego de la elección de constituyentes emergen al menos dos grandes reflexiones: cómo hacer para que en un contexto pandémico y de baja sostenida de la participación electoral podamos lograr el interés de los ciudadanos y ciudadanas de ser parte de estas decisiones. El sistema político responde a ello reponiendo el voto obligatorio, el que además quedó establecido en el Acuerdo por la Paz y la nueva Constitución dentro del plebiscito de salida del proceso. Sin embargo, queda la duda si ello será suficiente o es necesario ir más allá.
Por otro lado, la gran emergencia de candidatas y candidatos independientes en competencia, así como también su elección, nos permite contar con una Convención Constitucional diversa en cuanto a origen y características de los participantes siendo una instancia de representación más cercana al Chile real, lo cual sin duda se agradece e impone fuertes desafíos al sistema político para canalizar diferencias, demandas y representaciones. Los partidos políticos no deberían quedar inmunes frente a esta constatación. Reinventarse o morir debería ser la consigna.
Frente a estas reflexiones hay que considerar que el desafío del proceso constituyente es, canalizar efectivamente los cambios que la sociedad mayoritariamente demanda y dar paso a un orden político nuevo. Para ello debe necesariamente conectar el impulso social que le dio vida con el proceso regulado que se llevará a cabo. ¿Cómo podemos hacerlo posible? La convención debe reglamentar su funcionamiento y en ello abre una inmensa oportunidad de hacer las cosas de una manera diferente y generar una Constitución dotada de adhesión y legitimidad.
La constituyente debe convertirse en un gran proceso deliberativo constituyente, a través de un amplio espacio de participación, que la convierta en una convención abierta a la ciudadanía. Para esto último se necesita un presupuesto adecuado que lo haga posible, asegurando un equipo técnico competente en materia de fomento y sistematización de la deliberación y el funcionamiento descentralizado de la propia convención y sus comisiones. Luego se precisa un reglamento que incorpore instrumentos vinculantes de participación.
Un grupo de organizaciones y también de personas naturales constituimos la Red por la Participación, donde nace el Compromiso por la Participación Ciudadana en el proceso constituyente fruto de un encuentro amplio realizado a comienzos de marzo donde, a través de un diálogo abierto, se recogen los criterios, principios y mecanismos que deberían ser considerados para enriquecer la deliberación constitucional.
Dentro de ellos se encuentra: instaurar los principios y estándares de máxima transparencia y acceso a la información pública, incorporar la participación ciudadana directa e incidente en el reglamento de funcionamiento de la convención a través, por ejemplo, de: encuentros locales autoconvocados; iniciativa ciudadana de norma; encuentros periódicos de rendición de cuentas de las y los constituyentes, al menos en sus distritos; consejos consultivos ciudadanos y mecanismos de resolución de controversias que faciliten el diálogo y la deliberación entre representantes y ciudadanía en momentos de conflicto, utilizando para ello la experiencia internacional en la materia.
Otros desafíos importantes son descentralizar el trabajo de la convención; incluir a quienes quedan fuera de las decisiones como niñas, niños y adolescentes; sumar a quienes han quedado fuera del ejercicio de este derecho, como ocurre, por ejemplo, con las personas privadas de libertad y los chilenos y chilenas residentes en el extranjero. También a las mujeres, los pueblos originarios, personas migrantes; las personas mayores; personas en condiciones de pobreza; personas con discapacidad; las diversidades sexuales y de género; la población afrodescendiente; la población rural, especialmente quienes habitan en zonas extremas y aisladas. Además, incluir un enfoque de género en su diseño y ejecución, establecer un equipo técnico de promoción, seguimiento y procesamiento de la participación ciudadana inclusiva en el marco del funcionamiento de la Convención y utilizar ampliamente las herramientas digitales de comunicación. Desarrollar la comunicación pública en materia constituyente para fortalecer la deliberación de todas y todos luchando contra la información falsa o manipulada.
307 candidatos y candidatas constituyentes suscribieron el Compromiso por la Participación Ciudadana, de ellos 45 salieron electos. Creemos que esta convicción está presente en más representantes, tal como lo demostró el encuentro de “Tenemos que hablar de Chile” con constituyentes electos donde el tema fue prioritario.
Como país tenemos que responder a las expectativas que el proceso ha generado, recuperar la mística inicial y volver a conectar a los chilenos y chilenas desde el proyecto común. Estamos ante la inmensa oportunidad histórica de enfrentar la disociación entre las y los ciudadanos y la participación política para organizarnos como sociedad. Como toda oportunidad, esta puede aprovecharse o perderse. Proyectar la participación ciudadana deliberativa en el proceso constituyente es la mejor vía para aprovecharla.