CIPER ACADÉMICO / OPINIÓN
La Sinovac no es suficiente
28.05.2021
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CIPER ACADÉMICO / OPINIÓN
28.05.2021
¿Por qué no bajan los casos Covid en Chile a pesar de la vacunación? El autor plantea que el factor central es la poca efectividad de la Sinovac para cortar la circulación del virus, además de otros elementos. Por la escasez mundial de vacunas, Chile no puede cambiarse a Pfizer, la más efectiva según los datos disponibles. La única solución es seguir con Sinovac hasta llegar a un 100% de vacunación. Y para el año que viene incorporar en mayor medida vacunas más efectivas: Pfizer, Moderna o Sputnik.
Transparencia: el autor no trabaja, ni es consultor/a o comparte o recibe financiamiento de ninguna compañía u organización que pudiera beneficiarse de este artículo, y no tiene que transparentar ninguna militancia política ni afiliación relevante más allá de su condición de académico/a o investigador/a.
Actualmente, Israel y Chile lideran el proceso mundial de vacunación, pues han inoculado al 60% y al 40% del país respectivamente con dos dosis. Sin embargo, los resultados en ambos países son muy diferentes[1]. En el caso de Chile hemos pasado de un promedio diario de 200 casos por millón de habitantes al comenzar la vacunación masiva, a 324 casos diarios por millón de habitantes (y al alza). Israel, en tanto, pasó de 282 casos diarios por millón a apenas 3,3.[2] Por otra parte, con una población de 9 millones de habitantes, Israel sólo tiene a 110 hospitalizados por COVID19 en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).[3] Chile, con un poco más del doble de población, tiene 3000 pacientes en UCI. ¿Qué explica tan dispar situación en dos países con elevado número de vacunados?
Como muchas cosas en salud pública, es difícil explicarlo por una sola causa. Sin embargo, las diferencias en el tipo de vacuna parecen tener un rol preponderante. Chile ha vacunado casi en 82% de los casos con Sinovac[4]. Se trata de una vacuna de virus muerto, similar a la de la influenza que usamos todos los años. Al igual que ésta, ha resultado muy buena en reducir el número de hospitalizados, pero no muy efectiva en cortar la circulación del virus. La mayoría de los estudios en Chile y en el extranjero[5] sitúan la efectividad de esta vacuna para prevenir el contagio sintomático entre un 50 y 67%. Se estima por otra parte que previene la hospitalización en un 85% y fallecimiento en un 80%[6].
Por el contrario, Israel ha vacunado con Pfizer-Biontech[7], una vacuna basada en la innovadora tecnología del RNA mensajero y que ha mostrado ser altamente efectiva, previniendo en un 95% contagio sintomático y en un 94% la hospitalización[8]. Más aún, se estima que una sola dosis tendría una alta eficacia en prevenir contagio sintomático de aproximadamente 74% (más que dos dosis de Sinovac). Muy por el contrario, estudios publicados en Chile, muestra que efectividad de una dosis de Sinovac para prevenir el contagio es casi nula: 3%[9].
Se estima que una sola dosis de Pfizer tendría una alta eficacia en prevenir contagio sintomático de aproximadamente 74% (más que dos dosis de Sinovac)
Así, nos encontramos en Chile con una vacuna que reduce el riesgo de hospitalización, pero que es poco efectiva en reducir contagios y para la cual sólo sirve tener dos dosis. A esto se ha sumado la aparición de variantes más contagiosas como P1 (variante brasilera) y la variante inglesa, que están afectando más personas menores de 50 años (no inmunizados), los cuales, a diferencia de la primera ola, sí están requiriendo hospitalización en gran número[10]. Este grupo es al mismo tiempo el que cada día parece experimentar en mayor medida la “fatiga pandémica”: las cuarentenas son cada día más parecidas a un día normal.
Los resultados de esta combinación de mayor movilidad, variantes más agresivas y una vacuna efectiva en reducir hospitalizados, pero no tan efectiva en reducir contagios, están a la vista. Desde que comenzamos a vacunar, los grupos inmunizados han reducido su ingreso a la UCI. Este descenso, comenzó primero en los grupos que fueron vacunados más precozmente, y ha tenido un descenso progresivo, representando hoy los menores de 70, el menor porcentaje de hospitalizados. De hecho, la edad promedio de estos ha bajado en casi 10 años, desde que comenzó la vacunación[11]. Los contagios, en tanto, siguen al alza, según último reporte epidemiológico del Minsal y ya superan el peor momento de la pandemia en junio del 2020[12].
¿Qué hacer? En un contexto de escasez mundial de vacunas, Chile no tiene muchas alternativas. Por el momento, tenemos que pensar que debido a la baja efectividad en cortar la circulación del virus, no será suficiente con vacunar al 80% de los adultos. Con Sinovac, la meta no puede ser otra que vacunar a todos los adultos y a los niños también, una vez que haya evidencia de seguridad en este grupo etario.
Debemos pensar en el futuro, en un cambio de estrategia que nos permita avanzar hacia cero covid y terminar el drama sanitario y social que esta pandemia ha significado para el país
Por otra parte, debemos pensar en el futuro, en un cambio de estrategia que nos permita avanzar hacia cero covid y terminar el drama sanitario y social que esta pandemia ha significado para el país. Para esto, debemos incorporar en nuestro programa de vacunación para el próximo año, en la medida de lo posible, el mayor número de vacunas altamente efectivas, es decir, aquellas que tienen efectividad mayor al 95% como Pfizer, Moderna o Sputnik.
No implica esto criticar el uso actual de Sinovac. Si en marzo del año pasado, el país completo hubiese estado vacunado con Sinovac, es posible hipotetizar que con una reducción de fallecidos de un 80%, en vez de 30.000 muertos, tendríamos actualmente no más de 6.000. Se trata además de una vacuna muy segura y que no requiere condiciones especiales de transporte (a diferencia de Pfizer). El llamado entonces debe ser a vacunarse con Sinovac, la mejor opción que tenemos disponible. No obstante, sin vacunas altamente efectivas, es difícil pensar que podamos cortar el ciclo de endemia seguido de epidemia en que nos encontramos atrapados.
Sólo cabe entonces, reforzar que especialmente con Sinovac, la vacuna es una más de las herramientas de prevención, no la única, e insistir en que la velocidad de vacunación no da lo mismo. Cuanto antes vacunemos, más probabilidades tenemos de reducir la circulación del virus, el número de fallecidos y el riesgo de aparición de nuevas variantes. La normalidad no llegará por ningún decreto o carnet Covid, sino que requerirá que todos estemos vacunados, e idealmente con vacunas altamente efectivas. Repito: todos.
Este artículo es parte del proyecto CIPER/Académico, una iniciativa de CIPER que busca ser un puente entre la academia y el debate público, cumpliendo con uno de los objetivos fundacionales que inspiran a nuestro medio.
CIPER/Académico es un espacio abierto a toda aquella investigación académica nacional e internacional que busca enriquecer la discusión sobre la realidad social y económica.
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