Respuesta a las palabras de Ignacio Briones sobre abrir un concurso internacional para atraer a mejores docentes
14.04.2021
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14.04.2021
Muchas y muchos nos encontramos de sorpresa con las palabras del ex Ministro de Hacienda Ignacio Briones, quien expone abiertamente una solución a los conflictos venideros respecto a la falta de dotación de docentes, sumando de paso la responsabilidad del magisterio en los magros resultados en calidad de la educación. Para quienes no hayan visto la entrevista, el señor Briones expresa la posibilidad de realizar un concurso internacional, tal como lo realizan países a los que miramos, para atraer a mejores profesores y así de paso solucionar los problemas ya mencionados.
Al respecto, es necesario que resolvamos el desconocimiento desde donde el señor Briones levanta sus palabras para que de una vez por todas, luego de más de 200 años de educación pública en el país, logremos tomar acuerdos que sitúen a los actores educativos y sus necesidades en la centralidad de las discusiones y las tomas de decisiones.
Hay contextos en donde existe una movilidad internacional de profesionales, no solo en el área de educación. Los países europeos, a los que el señor Briones pareciera sugerir que miramos como guía, presentan acuerdos de movilidad que no se encuentran en nuestra región, relaciones multilaterales que permiten que, por ejemplo, una profesora española emigre hacia Luxemburgo para ejercer docencia, país donde sus estudios son reconocidos y un docente recibe un salario base que sobrepasa con creces el sueldo promedio de un profesor con años de servicio en España. Con facilidades de movilidad y ofertas atrayentes como esa cualquier trabajador/a se interesaría.
También tenemos el caso de Canadá y Francia que convocan anualmente a profesores de Latino América para enseñar castellano en sus escuelas, ofreciendo facilidades y acompañamientos en el proceso de obtención de visa y sueldos ampliamente superiores a las realidades de la región. Sí, señor Briones, cualquier trabajador/a de la educación se sentiría motivado/a a emigrar desde Chile para obtener mejores beneficios. ¿Pero, será la realidad educativa pública en Chile así de atrayente? ¿Cuentan nuestras escuelas con recursos, infraestructuras y redes de apoyo para convocar a las y los mejores docentes? ¿Me permite preguntarle qué ha ocurrido en la historia de Chile como para que los y las mejores docentes del país deserten del servicio educativo luego de solo 10 años de servicio, tal como lo descubre la investigación de Gaete, Castro, Pino y Mancilla (2017)? ¿O por qué los mejores candidatos que egresan de educación media optan por otras carreras distintas a las de pedagogía, como lo señala la investigación de Mizala, Hernández y Makovec (2011)?
Al escuchar las palabras del señor Briones queda claro que su intención no es la de enfrentar los problemas de fondo de la educación pública, sus palabras cargan desconocimiento y simpleza. Desconocimiento respecto a que son las normativas instaladas por su sector económico-político las causantes del estado de la educación pública y de la formación de profesores. Un sector que, desde 1979 con las modificaciones al Decreto 338 (1960), privó al magisterio de su estatus de trabajadores públicos, quitándoles incentivos y provocando bruscas disminuciones salariales. El exministro no reconoce el impacto del Decreto 3.541 (1980), que desmiembra a la Universidad de Chile, extirpándole al Instituto Pedagógico y minimizando sus capacidades formativas del magisterio. El sr. Briones pareciera no conocer que ese mismo decreto liberalizó la formación de profesores en Chile y que más aún les quitó el grado de licenciatura, situando a la formación del magisterio como mero estudio técnico y no profesional.
Por último, me pregunto si el señor Briones tendrá conocimiento de los impactos de las políticas de acreditación y rendición de cuentas que, sumadas a los modos en que el Estado no financia la educación superior (Decreto 4, 1981), limitan las posibilidades de aprendizajes que ofertan las instituciones públicas de educación superior formadoras de profesores.
Me pregunto esto, porque el señor Briones no se cuestiona respecto a por qué las y los mejores candidatos escapan de ingresar a pedagogía en Chile. Él no se pregunta por qué las y los mejores docentes del país huyen de las salas de clases. La respuesta del señor Briones al problema de la educación pública en Chile es simplona; pero, no es extraña de ser expresada por alguien que proviene de un habitus en donde es más sencillo, menos molesto, comprar un electrodoméstico nuevo que arremangarse la camisa y ensuciarse las manos para reparar algo que lleva ya tiempo sin funcionar correctamente, un habitus del despedir en vez de fortalecer al que requiere ayuda para hacerlo mejor, lo que justamente hacemos en pedagogía.
Por último, y desde otra perspectiva, debo recordar que no todo lo que se nos venga a la mente debe ser considerado como una idea. Las ideas deben ser acompañadas por procesos de reflexión, los que a su vez requieren conocimientos del devenir histórico y de los contextos. Más aún, si el tema que nos convoca es tan complejo como el de la educación pública, pensar profundamente nos ayudaría a evitar caer en palabras cargadas de desconocimiento y facilistas.