ME TOO DEL FUTBOL FEMENINO CHILENO, PARTE II
Ex DT de la Roja femenina condenado por violación de menor siguió trabajando en una escuela de fútbol de la UC
13.10.2020
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ME TOO DEL FUTBOL FEMENINO CHILENO, PARTE II
13.10.2020
En 2009, Sergio Rojas Loyola fue condenado a siete años de presidio por violación de menor. Cumplió cinco años y siete meses. Aunque se le prohibió trabajar con menores durante diez años tras cumplir la pena, se hizo cargo de niños y niñas de 14 a 16 años en una escuela filial de la UC en Maipú. En el juicio se presentaron dos testimonios de abusos de ex alumnas de un colegio donde hizo clases en los años 90. Él reconoce que ha tenido relaciones con menores. En la UC aseguran que no conocían sus antecedentes. Esta es la segunda de las cuatro entregas de esta serie sobre abusos en el fútbol femenino chileno.
Foto de portada: Roja femenina jugando en Temuco / ANFP
Esta serie de reportajes corresponde al proyecto de título de las autoras, alumnas de Periodismo de la Universidad Diego Portales, dirigido por el profesor Rodrigo Fluxá.
Desde 2016 la Escuela Filial de Universidad Católica en Santa Ana de Chena (Maipú), para niñas y niños, contó con Sergio Rojas Loyola (65) como entrenador de la categoría 14 a 16 años. Rojas es ex jugador de fútbol y ex director técnico de la Selección de Fútbol Femenino de 1994, la segunda en la historia de Chile. “Siempre ha sido muy respetuoso de todos, de los niños y de los papás”, describe un apoderado de la escuela. “Llama la atención que esté trabajando ahí con la capacidad profesional que tiene”, comenta otro. Lo que ellos no saben es que Rojas fue condenado por violar a una menor de edad y asumió en la filial de la UC aunque tenía prohibido trabajar con niños.
Sergio Rojas volvió a Chile en 1989 con 34 años, luego de haber jugado en Argentina, Italia, Inglaterra y Suiza. Al llegar instaló una fuente de soda en calle Chile España (Ñuñoa). A pocas cuadras vivía una niña de 13 años que caminaba frente al local en su recorrido al colegio. Según lo que relata él, fue con un par de piropos y comentarios al pasar, que comenzaron a conversar. De a poco establecieron una relación amorosa, pese a la enorme diferencia de edad. Para Rojas eso nunca fue un impedimento: “Salí con 200 menores de edad”, afirma.
En 1990 fue contactado para hacerse cargo de la Escuela de Universidad de Chile en La Reina y luego del equipo de mujeres del mismo club. Ese año la Asociación Nacional de Fútbol Amateur de Chile (ANFA) decidió comenzar con un proyecto: la primera Selección Nacional de Fútbol Femenino. Un fútbol entonces desconocido por la mayoría, poco respetado y tampoco valorado. Para los hombres de la época sólo era atractivo por el “cambio de camisetas”, recuerda Ada Cruz, delantera de la primera selección.
Mientras Sergio Rojas se instalaba como director técnico, su relación con la niña de 13 años se fue estableciendo. “Yo sé que la cosa no es muy racional, muy equilibrada, pero son cosas que se dan”, dice Rojas, respecto a la diferencia de 19 años. “Son cosas que pone la sociedad. Yo le gusto, ella me gusta, está bien”, dice.
Ella no alcanzaba los 16 años cuando lo acompañaba a los entrenamientos en La Reina y luego a Quilín, cuando lo eligieron como técnico de la selección. Las jugadoras la recuerdan. Al rato formalizaron y oficialmente la presentó como “su mujer”.
Paralelamente a su trabajo como director técnico, Sergio Rojas hizo clases de educación física entre 1992 y 1995 en el Colegio Terra Nova de La Reina, donde asistían sus dos hijos mayores. Su salida se debió a una acusación por abuso y acoso sexual a una alumna de octavo básico. La menor nunca quiso hacer la denuncia formal, pero sí informó a las autoridades del colegio, las que desvincularon a Rojas.
“Yo no lo eché, él se echó solo”, recuerda Raimundo Ramos, director del Colegio Terranova en esos años. Ramos explica que Rojas nunca tuvo problemas dentro del colegio, era después del horario escolar que él establecía relación con las alumnas. “Les ofrecía el oro y el moro, como hacen todos los pedófilos”, dice.
En 1994, la ANFA recibió una invitación para participar en el torneo internacional Jayalalitha Cup en Madrás, India. El equipo quedó en manos de Sergio Rojas, que a la vez seguía a cargo de la Escuela filial de Universidad de Chile en La Reina. El que también dirigió, como una suerte de asesor técnico, fue Carlos Encinas González. También era parte del equipo técnico de Universidad de Chile femenino y por ende conocía a muchas de las seleccionadas. A pesar de que Sergio Rojas dice haber sido escogido por Miguel Nasur, en ese entonces presidente de la ANFA, Encinas se adjudica su reclutamiento: “Yo lo elegí, a Miguel Nasur le gustó también”.
Carlos Encinas y las jugadoras nunca supieron de la diferencia de edad entre Sergio Rojas y su pareja. En ese entonces ella recién tenía 18 años. Cuando se les consultó si estaban al tanto de que la mujer que él llamaba su señora era menor de edad, las ex seleccionadas se mostraron sorprendidas. Carlos Encinas lo pone en duda: “¿13 años? No, era una mujer”, dice.
Cuando seleccionó al equipo que fue al campeonato en India, Rojas tenía el criterio claro. No solamente tomó en cuenta el talento y la habilidad de las jugadoras, sino también el físico. “Tenía su prototipo de jugadora, monstruos en la cancha. Y las prototipo de jugadoras para la foto, las guapas”, recuerda Juana Astudillo, ex jugadora que no fue elegida para conformar el grupo en esa ocasión por su baja estatura y delgadez. Años después Astudillo llegó a ser capitana de la selección.
El equipo tuvo un gran rendimiento en India, donde jugó con Hungría, Uzbekistán, Rusia y la selección local. “Regresamos con un tercer lugar. Muchas entrevistas, nos invitaron a programas y cocktails. Tuvimos harta difusión”, comenta Ada Cruz, destacada jugadora.
Las seleccionadas recuerdan la forma en que Rojas daba charlas y hablaba del nuevo proyecto que armaría en la selección. Frases inadecuadas y algunas acciones no hacían sentir cómodas a todas. “Tenía un comportamiento que no debiese ser el de un líder de una selección deportiva”, declara Alexandra Benado, ex seleccionada nacional. “Mucha cercanía, mucha conversa”, agrega.
Él mismo recuerda que cuando asumió el puesto sus cercanos bromeaban. “Todos me echaban tallas: pusieron al zorro cuidando a las gallinas, decían”.
“Él tenía una personalidad bien coqueta, le gustaba conversar harto, era cariñoso”, agrega Ivonne Lobos.
En la actualidad Rojas se sigue jactando de su fama de galán. “Tenía una increíble fama con las mujeres. Yo tenía mi facha”, afirma. Y asegura que nunca tuvo relaciones con jugadoras que entrenó, menos con las seleccionadas. Según cuenta, jamás ha estado con mujeres que no cumplan un estándar físico tipo “modelo”. Y pone como ejemplo a su segunda pareja: “Si yo tengo de esposa a la reina del sector 5 de Reñaca, a la que le ganó el concurso a las hermanas Parsons, ¿Puedo acostarme con (menciona a una seleccionada) o la (nombra a otra)? No po’, es irracional. No tiene comparación”.
En junio de 2008 se ingresó una denuncia contra Sergio Rojas por violación a una menor de la familia. Rojas recuerda el día de la formalización: “Me presenté con pantalón blanco y chaqueta piel de camello Zara, una polera en V y zapatos con punta, pensando que era un trámite más”. Pero el juez dictó prisión preventiva.
En el juicio hubo dos testimonios claves desde el pasado del entrenador: ex alumnas del colegio Terra Nova de La Reina. Entre ellas la mujer que en 1995 lo había denunciado a las autoridades del establecimiento. La testigo no llegó por casualidad al caso, fue la hija mayor de Sergio Rojas quien la llevó para testificar en contra de su papá. Se conocían del colegio, pero la hija de Rojas se enteró de este episodio en medio del proceso. No ha vuelto a tener contacto con él.
Otra testigo dijo que él la llevó a un parque e intentó abusar de ella. Él no niega lo que ocurrió. Cree que llamó la atención de las jugadoras por el auto que tenía y su físico. “Me decían: Checho regálame una minifalda. Y yo les decía: ya, pero te la quiero ver puesta, vamos al Parque Intercomunal. Ahí atraqué con ella”, relata Sergio Rojas.
Otra prueba fue la carta que le envió el acusado a la madre de la menor, mientras estaba en prisión preventiva. En ella pedía que lo disculpara por un “error de segundos”. Fue presentada en el juicio.
La sentencia fue clara: culpable de violación en grado consumado. Sergio Rojas Loyola fue condenado a siete años de prisión efectiva el 6 de febrero de 2009. Además se le dictó una medida accesoria: inhabilidad de diez años para trabajar con menores una vez cumplida la pena. Al día de hoy, según el Registro Civil, Sergio Rojas sigue inhabilitado para trabajar con niñas y niños.
Por buena conducta, cumplió cinco años y siete meses. Los registros muestran que en septiembre de 2014 salió en libertad.
Hasta hoy piensa que lo que le hicieron fue una “maldad”. Afirma su inocencia férreamente. Dice que cuando salió de la cárcel encaró a la madre de la menor. “Le dije: mira, te voy a decir una pura cosa la reconcha de tu madre, yo te iba a matar a voh’ y ¿sabes quién te salvó? Dios. Dios no quiere que me pase para el lado de los malos”, relata.
Sergio Rojas está seguro que esto truncó su carrera como entrenador. “Yo como técnico tendría que estar en la Selección Chilena nuevamente o en un gran club”, asegura.
Cuando salió, decidió volver a trabajar en lo mismo, ignorando la sentencia vigente que le prohibía trabajar con menores. Él asegura que “lo taparon en pegas” en distintas escuelas de fútbol. Según cuenta, lo primero que hizo fue recurrir a Miguel Nasur para pedirle algo de plata para comprarse un auto y empezar a rehacer su vida.
A finales de 2015 contactó a Fernando Astudillo, ex jugador de Universidad Católica y coordinador de varias escuelas filiales de ese club. Eran viejos conocidos. Rojas le había dado trabajo a Astudillo como entrenador en los años 90, en la Escuela de Universidad de Chile en La Reina. Le tocaba a Astudillo devolverle la mano.
Según Astudillo, se enteró después sobre la condena que cumplió Sergio Rojas. Dice que por muchos años “le perdió la pista”. Astudillo aceptó trabajar con él porque lo consideró inocente al escuchar la versión de Rojas. Lo que cuenta es lo mismo que relata el ex entrenador de la selección femenina. Afirma que lo contrató para que dirigiera equipos en las escuelas porque lo conocía hace tiempo y nunca habían tenido ningún problema. “Dije: bueno, lo voy a tener en la mira”, explica.
Sobre los papeles para hacer el contrato y formalizar el trabajo, Astudillo dice que desde el club Universidad Católica solo le piden el currículum y no un certificado de antecedentes. “Los técnicos nos conocemos casi todos”, justifica.
Desde 2016 Sergio Rojas estuvo a cargo de niños y niñas de 14 a 16 años en la sede de la UC en Santa Ana de Chena. En agosto pasado se consultó a un funcionario de Universidad Católica sobre esta situación y afirmó que no estaban enterados (*). Los papás de la escuela se muestran sorprendidos al preguntarles acerca de la inhabilidad de Sergio Rojas: “Me toma por sorpresa”, dice uno de ellos, quien tiene cuatro años como apoderado. “Nunca he visto nada, ningún tipo de esbozo de algo, nada”, agrega
Rojas señala que no cree en la justicia chilena, que volvió a trabajar con menores porque quiso “pasar por encima de las reglas” y que todo le da lo mismo. ¿Si es que ha pensado trabajar con mayores de edad para no tener problemas con la ley? Dice que no.
El 4 de octubre de 2018, el periodista Rodrigo Retamal lanzó su libro “La batalla de las pioneras”, la historia de la primera selección femenina. En una de las sillas del parque de Providencia llegó, para sorpresa de muchas, Sergio Rojas Loyola, quien no fue oficialmente invitado. La última vez que las ex futbolistas supieron de él, a través de rumores, era que había estado preso por casi seis años.
Llegó por invitación de Ada Cruz, figura y goleadora de la Roja femenina. Vestido con corbata, y chaqueta y pantalón en tonos claros, se acercó a Retamal antes que empezara el evento y le preguntó si su libro incluía la “hazaña” en la India, cómo él la llama. Pidió la palabra en la ronda de preguntas para hablar de su increíble trabajo, como él lo describe, con el equipo del 94. Cuando terminó la presentación, algunas jugadoras conversaron entre ellas. La presencia de Rojas las incomodó. “¿Y tú no me vay a saludar?”, recuerdan algunas asistentes que les dijo a las que prefirieron no hablarle después de enterarse de los motivos de su condena.
(*) Este artículo fue actualizado el 14 de octubre de 2020. Tras su publicación, la sociedad Cruzados, que administra el club Universidad Católica, informó a CIPER que después de recibir las consultas de las autoras de este reportaje, en agosto de este año, pidió al encargado de su escuela filial que Rojas no vuelva a trabajar en ella. Cruzados también informó que Sergio Rojas estuvo en contacto con niños de esa escuela hasta diciembre de 2019, porque este año, producto de la pandemia, ha estado suspendida.