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Comentarios (6)

Saúl Osorio | 21.03.2020
Creo conveniente reconocer la teoría del estado peligroso como en código penal cubano TÍTULO XI DEL ESTADO PELIGROSO Y DE LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD CAPÍTULO I DEL ESTADO PELIGROSO ARTÍCULO 76.- Se considera estado peligroso la especial proclividad en que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista. ARTÍCULO 77.- El estado peligroso se aprecia cuando en el sujeto concurre alguno de los índices de peligrosidad siguientes: a) la embriaguez habitual y la dipsomanía; b) la narcomanía; c) el proxenetismo; ch) el ejercicio de la prostitución; d) la explotación o el ejercicio de vicios socialmente reprobables; e) la vagancia habitual. Se considera en estado peligroso de vagancia al hombre en edad laboral, apto física y mentalmente para el trabajo que, injustificadamente, y sin hallarse incorporado a escuela del sistema nacional de enseñanza o a centro de calificación profesional a cargo de organismos estatales, se mantiene desvinculado de toda actividad laboral, y viviendo, por lo mismo, como un parásito social del trabajo de los demás; f) la conducta antisocial. Se considera en estado peligroso por conducta antisocial al que habitualmente mediante actos de violencia, o frases, o gestos, o por otros medios provocadores o amenazantes o por su comportamiento en general quebranta o pone en peligro las reglas de la convivencia socialista, o burla derechos de los demás o perturbaron frecuencia el orden de la comunidad.
Claudio | 27.02.2020
Me parece muy correcto y hasta fatalista el artículo. Negar que la constitución actual es fruto de dictadura redecorandola como "constitución de transición" es omitir el principal problema de la democracia en Chile; sus cartas fundamentales casi siempre han sido producto de masacres y dictaduras. La posibilidad de una nueva redacción ,al menos a través de Convención Constituyente, es lo más cercano a lo que debería representar una constitución legítima; el poder popular.
JAIME | 13.12.2019
Si bien es cierto que hay que modificar algunos puntos de la constitución, como la elección de sus autoridades, la que no refleja le voluntad del pueblo (sucede desde los Concejales hacia arriba) no siempre el concejal mas votado es el electo, cuando sucede eso me siento abusado. así también los parlamentarios son impuestos por los partidos y uno es obligado a votar al mas bonito. esto debe cambiar. nuestras autoridades deben nacer en las bases. pero de ahí a "que el pueblo sea quien gobierne" nunca he visto un acuerdo en reuniones de curso ni en Juntas de Vecinos. ¿que se espera de una comuna o Región?. ¡ HAY QUE ARREGLAR LO QUE TENEMOS!
Anibal | 14.11.2019
Es cierto, no nos encontramos frente a un vacío institucional ni ante un escenario en que la gobernabilidad se encuentre severamente afectada (asumiendo que ésta y los liderazgos son cosas distintas). Sin embargo, ningún análisis serio puede obviar el contexto histórico en que fue formulada la Constitución del '80, pues pecaríamos de apolíticos con el objeto de buscar una salida fácil que mantenga el status quo que le gusta a la clase política. La Comisión Ortuzar tenía un único mandato, y ese era fijar las bases de una institucionalidad que blindara, por una parte, la destrucción del aparato estatal que concretó la dictadura y, por la otra, los derechos adquiridos ilegítimamente durante el regimen. Son esos dos elementos los que se cuestionan; independiente de si la CPR fue reformada para "ajustarla al contexto social del momento", ésta es un símbolo de una época cuyo legado debiese desaparecer, pues representa una sistema que no resultó, que sólo hizo muchísimo más rico a los que ya eran ricos, y sumió en una pobreza estructural al resto de la sociedad (más allá de las cifras de pobreza extrema, es más decidor mirar los índices internacionales de igualdad y de redistribución de riquezas pos-aplicación del sistema de recaudación, pues ambos son decidores). Por último, la figura de la Convención Constituyente que incluye a representantes de la gente y del parlamento es burda. El Parlamento no cuenta con la credibilidad para ello, ya tuvieron su oportunidad y la desecharon; es momento de que sea la propia ciudadanía quien decida el mecanismo, y no que éste sea impuesto, pues ello develaría únicamente un afán por mantener el status quo que ya nadie quiere.
José | 14.11.2019
El artículo cae en algunos errores, por ejemplo,en este momento si hay una institucionalidad que es incapaz de canalizar las demandas ciudadanas,simplemente se niegan a legislar sobre ellas,incluso estando en una situación de crisis política. Otro punto,es que no es solo el PC y "cierta izquierda" la que pide Asamblea Constituyente,como quisieron caricaturizarlo,sino que son los millones de Chilenos que han salido a las calles,personas que con motivos totalmente justificados no confían ni se sienten representados por sus parlamentarios,quienes están totalmente desconectados de la realidad del pueblo al que representan.
Juan A Pérez | 13.11.2019
Muy ecuánime este análisis. Nos recuerda la legitimidad de la actual Constitución, ratificada en el Plebiscito 1989 y luego modificada nuevamente el 2005. Nos hace ver la relevancia de su valor democrático, y de la importancia de los amplios acuerdos políticos, que en definitiva la realidad demuestra que es difícil que sea compatible con la postura totalitaria y anti democrática que es natural al Partido Comunista.
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