ENTREVISTA
Olvidemos las duchas cortas
30.05.2019
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ENTREVISTA
30.05.2019
Un informe de la ONU dice que nos queda una década para evitar que el cambio climático se vuelva irreversible. Derrick Jensen, filósofo y ambientalista, cree que no evitaremos el desastre volviéndonos consumidores “conscientes” que prefieren bolsas de tela y se duchan más corto, sino ciudadanos que se organizan y actúan políticamente. Radical en muchos aspectos, Jensen se sorprende de la pasividad actual: “A veces pareciera que el modelo capitalista, y el estilo de vida que propone, pasó a ser más importante que el planeta en sí”.
Derrick Jensen es uno de los filósofos medioambientalistas más reconocidos de la actualidad. Asociado al ecologismo radical, este intelectual, escritor y activista, es una de las voces más críticas de la sociedad contemporánea y su modelo capitalista de desarrollo. Entre sus libros se encuentran A Language Older Than words (2000), The Culture of Make Believe (2002) y Endgame (2006). En 2008 fue elegido por la revista Utne Readers, como uno de los “50 visionarios que hacen de tu mundo un lugar mejor”.
Tal vez su trabajo más popular es el ensayo “Forget Shorter Showers” (Olvidemos las duchas cortas) que sirvió de inspiración a un famoso documental homónimo. Jensen explora allí el sinsentido de las políticas medioambientales que asignan la responsabilidad a las personas, en lugar de cuestionar a quienes ejercen el poder o intentar modificar las reglas de un sistema que destruye al planeta. Contra la idea de que salvaremos al mundo cambiando nuestros consumos individuales, argumenta: “El cambio personal no es ni será nunca igual al cambio social”.
-Derrick, ¿por qué debiéramos olvidarnos de las duchas cortas?
Aproximadamente el 90% del uso del agua en la sociedad es utilizado por la agricultura y la industria. El 10% restante se divide en muchas otras actividades, como uso municipal y saneamiento, y de ello solo una muy pequeña parte es utilizada por los seres humanos. No tiene sentido enfocarse en el consumo personal. Ahora, quiero ser claro. No digo que no debiéramos vivir con sencillez. Yo mismo trato de ducharme corto y no gastar agua. Lo que digo es que si queremos hacer cambios para cuidar el medioambiente, la acción real está en otro lugar.
“El sistema capitalista necesita la prensa corporativa, los gobiernos, la industria, para repetir y fomentar estas ideas, incluso cuando no tienen sentido”.
-Un reciente estudio realizado en Chile por Jaramillo y Acevedo (2017)* estimó que del total de agua dulce que se utiliza en Chile, sólo el 2% corresponde a agua potable y saneamiento. Sabiendo esto, ¿por qué crees que los gobiernos, como el chileno, invitan a sus ciudadanos a tomar duchas más cortas?
Lo hacen porque sirve para distraer a la gente de donde está el real foco. En 1980 fue la primera vez que los medios corporativos comenzaron a llamar a los seres humanos “consumidores”, en lugar de “ciudadanos”, y eso es una gran transformación, porque si logran hacerte creer que eres un consumidor tus opciones se reducen solo a comprar o no comprar. Pero la verdad es que los ciudadanos tenemos una amplia gama de tácticas de resistencia disponibles: podemos votar, no votar, protestar, postularnos a un cargo público, organizar, ejercer presión. Entonces, si nos comprendemos como consumidores, reducimos nuestras formas potenciales de acción y resistencia.
-Se trata, entonces, de una estrategia de disuasión…
La forma más sencilla que tengo para explicarlo es, como digo al principio de uno de mis libros: para mantener nuestra forma de vida debemos mentirnos unos a otros y especialmente a nosotros mismos. Entonces, lo que sugiero es que el sistema capitalista necesita la prensa corporativa, los gobiernos, la industria, para repetir y fomentar estas ideas, incluso cuando no tienen sentido. Si ves la imagen a gran escala se trata de algo realmente aterrador y podemos sentirnos muy impotentes. Entonces, para tratar de sentirnos mejor, individualmente, nos enfocamos en las cosas que podemos controlar, como tomar una ducha más o menos corta, porque eso es mucho más fácil que intentar eliminar represas u organizarnos políticamente para detener que las grandes empresas agrícolas interfieran en el curso del agua. De alguna manera necesitamos percibirnos como efectivos y, por eso, creo que estas políticas tienen relativo éxito y eco. Puedo tomar una ducha más corta, puedo beber menos agua, puedo dejar de regar mi jardín, pero todo eso es una parte insignificante del problema, especialmente si se compara con otras áreas como la industria, la minería o la agricultura.
-¿Cómo, a tu juicio, sería posible contrarrestar estas ideas tan fuertemente instaladas?
Creo que uno debería reconocer que gran parte del problema es que este tipo de políticas están inspiradas y ancladas en una perspectiva individualista y neoliberal, en donde todo lo que puedo hacer es elegir si ducharme o no más corto. Respecto a este punto, me gusta mucho la idea de la filósofa y activista medioambiental Kathleen Dean Moore. Cuando a ella le preguntan qué es lo que puede hacer una persona para evitar el deterioro ambiental, su respuesta inmediata es: no ser una persona. Y lo que quiere decir con ello es que hay que organizarse, organizarse, organizarse, bajo la sencilla premisa de que un grupo de personas, con un propósito claro, puede lograr mucho más que una sola persona. Solo así podremos desafiar y cuestionar este tipo de discursos fuertemente instalados. Si como grupo comenzamos a cuestionar el sin sentido de estas propuestas, haciéndolo público, lentamente irán perdiendo sentido. La razón por la que se me ocurrió escribir “Forget shorter showers” es porque en un baño de una escuela encontré colgado en la pared un cartel que señalaba el uso del agua por sector de la economía. Algo tan sencillo como eso me motivo a escribir algo al respecto, y por eso ahora mismo estamos teniendo esta conversación. Mi punto es simple, la forma en que rompemos ese discurso es cambiando el discurso, y la forma en que cambiamos el discurso es mirando los hechos nosotros mismos y promover nuestros diagnósticos diciendo: esto no tiene ningún sentido. Puesto así, lo primero que debemos hacer es proporcionar información a la gente. La gente no es estúpida.
“Si logran hacerte creer que eres un consumidor, tus opciones se reducen solo comprar o no comprar. Pero los ciudadanos tenemos una amplia gama de tácticas de resistencia disponibles: podemos votar, no votar, protestar, postularnos a un cargo público, organizar, ejercer presión”.
-En tu ensayo, y ahora, pones énfasis en la importancia de la acción política. ¿A qué te refieres por ella? ¿Hasta dónde sugieres llegar?
Creo que generalmente los que están en el poder determinan las formas de resistencia. Si los que están en el poder te permiten hacer cambios a través de medios democráticos, entonces, por todos los medios, utiliza esos canales, porque nadie quiere pelear. Si la protesta funciona, habrá que hacerlo. Y si no funciona, pasamos al siguiente paso, y luego al siguiente, porque lo importante es elegir dónde está tu lealtad. Este es el problema con el movimiento ambiental en estos días. Buena parte está cooptado, tratando de mantener esta cultura y sistema de destrucción por más tiempo.
-En un país como Chile, en donde la economía en gran parte aún descansa en la minería, agricultura e industria forestal, con gran impacto en el medioambiente, ¿qué alternativas hay? ¿Qué modelo sustentable podemos seguir?
Todo mi trabajo se basa en que esta forma de vida no puede seguir. El desarrollo sustentable no es real. Nunca ha habido una forma de usar los recursos de la tierra sin dañarla en alguna medida. Siempre hay impacto, y en muchos casos es casi irreversible. Sigo preguntándome si entendemos eso. A veces pareciera que el modelo capitalista, y el estilo de vida que propone, pasó a ser más importante que el planeta en sí. Una encuesta reciente en los Estados Unidos reveló que la mayoría de los ciudadanos creen que producto del daño al planeta estamos cerca de una extinción humana, y para mí es extraordinario que haya más personas que piensan que se avecina una extinción que personas que intentan hacer algo para cambiar nuestra forma de vida y evitar que ello suceda. Si me preguntas qué modelo seguir, hacía dónde mirar, te diría que a la naturaleza misma. Y la pregunta guía es sencilla: ¿es el mundo un mejor lugar porque yo estoy aquí? Ese es el único enfoque que deberíamos tener.
*Jaramillo, C. y Acevedo, R. (2017). Contabilidad de huella hídrica utilizada en la estimación de la huella hídrica de cinco sectores económicos a nivel nacional. Informe elaborado para Escenarios Hídricos 2030. Santiago, Chile.
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