El “Mecanismo” de SQM
18.04.2018
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18.04.2018
“Marco sabía el mecanismo”. El que habla no es Marcelo Odebrecht, el dueño de la famosa constructora, sino Patricio Contesse, ex gerente general de SQM. Y al que se refiere no es a un político brasileño, sino al ex candidato presidencial del PRO, Marco Enríquez Ominami. Tal como en el Caso Lavajato (retratado por la serie de Netflix “El Mecanismo”), aquí en Chile hubo, con otras magnitudes, una empresa que se dedicó a financiar ilegalmente a políticos de casi todos los sectores. Ahora Patricio Contesse nos cuenta cuál fue su “Mecanismo”.
“Marco sabía el mecanismo”. El que habla no es Marcelo Odebrecht, el dueño de la famosa constructora, sino Patricio Contesse, ex gerente general de SQM. Y al que se refiere no es a un político brasileño, sino al ex candidato presidencial del PRO, Marco Enríquez Ominami.
Tal como en el Caso Lavajato (retratado por la serie de Netflix “El Mecanismo”), aquí en Chile hubo, con otras magnitudes, una empresa que se dedicó a financiar ilegalmente a políticos de casi todos los sectores. Ahora Patricio Contesse nos cuenta cuál fue su “Mecanismo”.
“Mi propósito era hacer ayudas políticas”, declaró Contesse ante el fiscal Pablo Gómez. Él, un mecenas; el resto, malpensados. Cómo pudimos suponer que sus aportes intentaban comprar o arrendar conciencias para obtener beneficios para SQM, como con la Ley del Royalty.
Los viajes junto a políticos eran promoción de la empresa, no una forma de acercarse a quienes decidían o podían influir en materias que le afectaban directamente a la empresa de la cual era gerente. Somos tontos hasta las 12 (dijo el ex fiscal Carlos Gajardo en una audiencia pública) y esta columna la escribo pasada esa hora.
Revisar su declaración, indigna. “Estimé que era necesario apoyar a la actividad política bajo cierto marco que iba más allá del Servel”. Él decide, todopoderoso, a quién ayudar. Él elige para dónde desbalancear las opciones de financiamiento para ser electo. Y le parece tan normal, que lo afirma con desparpajo.
Muy conveniente que diga que en SQM solo él sabía de los aportes; ejemplo de manual en que solo uno asume las culpas. Y como en Chile las penas para delitos de cuello y corbata son un chiste, el costo es bajo.
Se trata de una declaración muy bien calculada: un ex candidato presidencial que va en bajada, un ex parlamentario muerto; de ellos Contesse sí recuerda los aportes. Pero cuando llega al ex diputado Roberto León: “No lo recuerdo, pero prefiero guardar silencio”. Extraña amnesia. Si no recuerda, ¿sobre qué va a guardar silencio?
Contesse intenta apelar a las matemáticas para quitar el carácter delictivo a su “Mecanismo” de financiamiento de la política. Dice que nunca quiso rebajar impuestos (a pesar de que debió rectificar impuestos por una decena de millones dólares) al pedir facturas falsas: “De haber sido mi intención eludir impuestos, cómo se explica que haya pagado 100 para ahorrarme 20”. ¿Por qué? Porque justamente esos 100 (y a costo de 80) que pagaba a políticos le permitían ganar voluntades. Muy buen negocio.
Declara y opina Contesse que después de él, el Servicio de Impuestos Internos (SII) no se ha querellado más y que retomó su antigua doctrina de que estos hechos no eran constitutivos de delitos. Una buena y una mala diría un profesor. Cierto que no ha habido más querellas, lo cual no habla de la inocencia de Contesse, sino del uso político del SII. Ya no se trataba sólo de la UDI, desde La Moneda lo advirtieron tarde y decidieron actuar con todo. No era la época de la retroexcavadora, sino de los camiones: cuando el entonces ministro del Interior Rodrigo Peñailillo pretendía usarlos para llevarse toda la contabilidad de SQM antes que los fiscales accedieran a ella.
En lo que se equivoca Contesse o sus abogados es que no es cierto que las boletas ideológicamente falsas no provocaban en pasado la acción penal del SII: casos como el de las Fragatas o el de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) lo muestran.
El ex gerente advierte que SQM no fue la única empresa que aportó a la política «de esta forma» (en chileno: ilegalmente). Pero, mal de muchos… Eso no hace menos reprochable su acción, solo nos recuerda todo lo que NO se ha investigado y por lo que NO se ha querellado el SII.
La comparecencia del ex ejecutivo, interesada y hasta ahora parcial, más que ánimo de colaborar, parece una estrategia para lograr el atenuante que le evite ir a juicio oral. ¿Tiene derecho a guardar silencio? Sí, y sabe perfectamente de qué manera usarlo: eligiendo a quiénes tiene menos costo delatar.
¿Tiene algo que ver esta declaración con el hecho de que previo a ella se haya dado la suspensión condicional a la persona jurídica de SQM? Consultado para esta columna, el fiscal Pablo Gómez asegura que no, y ratifica su convicción de la suspensión condicional otorgada a SQM.
¿Se debería reconocer como colaboración efectiva una declaración en la que el ex ejecutivo habla sobre lo que quiere y solo menciona con nombre y apellido a los que escoge? El artículo 11 número 9 del Código Penal permite conceder esta atenuante a quien colabore de manera sustancial al esclarecimiento de los hechos. Lo dicho por Contesse hasta ahora, ¿esclarece lo que sucedió con las campañas presidenciales de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera? ¿Da alguna luz sobre el rol de Julio Ponce Lerou en el financiamiento de muchos políticos chilenos? Habrá que esperar si decide colaborar de verdad en la nueva declaración cuya fecha ya está fijada.
Lo que sus declaraciones nos permiten ratificar es que en vez de un Departamento de Sobornos, como el que existía en la gigante brasileña Odebrecht, en SQM existía un Centro de Costos. Y que al igual que en Brasil, el arco de los beneficiados fue transversal.
Ahora con certeza sabemos que en Chile también existió “El Mecanismo”.