Juez Carroza condena a dos detectives (r) del “Covema” por el homicidio de Eduardo Jara
27.02.2018
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27.02.2018
El 26 de febrero, el ministro en visita Mario Carroza condenó a los ex detectives Eduardo Rodríguez Zamora y Nelson Lillo Merodio a cinco años de presidio mayor en su grado mínimo como autores del homicidio del estudiante de periodismo y militante del MIR José Eduardo Jara Aravena, fallecido en 1980 a causa del secuestro, encierro y las torturas perpetradas por miembros del autodenominado “Comando de Vengadores de Mártires” (“Covema”). A esa pena se suman otros 541 días de presidio menor en su grado medio para ambos ex policías como autores del delito de aplicación de tormentos contra la también estudiante de periodismo y amiga de Jara, Cecilia Alzamora Vejares.
Cerca del mediodía del 23 de julio de 1980, Eduardo Jara y Cecilia Alzamora se trasladaban en un taxi colectivo hacia la casa central de la Universidad Católica cuando fueron interceptados en el cruce de las calles Eliodoro Yáñez y Los Leones (Providencia) por un grupo de hombres armados y vestidos de civil, quienes los obligaron a subirse a una camioneta. Fueron trasladados vendados hasta el Cuartel Borgoño y luego a una casa de seguridad propiedad de la Policía de Investigaciones (PDI), ubicada en calle Obispo Orrego N°241 (Ñuñoa).
El “Covema” había surgido solo días antes luego de que un comando del MIR asesinara al director de la Escuela de Inteligencia del Ejército, Roger Vergara Campos. Conformado por un grupo de funcionarios de la PDI de las brigadas de Homicidios, Asaltos y otras unidades –quienes actuaron al margen de toda autorización judicial– se presentó “oficialmente” el 4 de agosto de 1980 a través de un inserto en el diario La Segunda: “Señores, ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad y de policía, con esta fecha hemos formado el “Comando Vengadores de Mártires” (Covema). Asumimos las responsabilidades que ustedes y la sociedad han eludido”.
Tras ser trasladados a la casa ubicada en Obispo Orrego, Eduardo Jara y Cecilia Alzamora fueron víctimas de tortura sistemática. La madrugada del 2 de agosto de 1980 –y luego de más de una semana de encierro– fueron abandonados en un sitio eriazo en el sector alto de la comuna de La Reina. Jara, de 28 años y padre de un hijo, murió a las pocas horas en la Posta 4 de Ñuñoa.
Nelson Lillo Merodio, uno de los dos condenados por el homicidio de Eduardo Jara, era junto a José Laureano Opazo (fallecido) uno de los líderes del Covema, comando responsable de al menos otros 14 secuestros.
En la sentencia, Carroza acogió las demandas civiles por daño moral en contra del Fisco, fijando una indemnización de $50 millones en favor del hijo de Eduardo Jara y de Cecilia Alzamora Vejares.
Otros siete integrantes del Covema procesados en esta causa como autores de los delitos de homicidio y aplicación de tormentos (Erick Concha Arias, Mario Escárate Escárate, Domingo Pinto Arratia, Manuel Hernández Fernández, Jaime Cifuentes del Campo, David Mesa Fuentes, Wilfredo Indo Etchegaray y Juana Moreno Arellano), fueron absueltos (ver aquí el fallo).