Piñera arrastró votos DC, izquierda anti-concertación y activó a la derecha con “Chilezuela”
21.12.2017
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21.12.2017
La victoria de Sebastián Piñera fue sorpresiva y aplastante. Sorpresiva, porque la mayoría de los analistas y observadores anticipaba una disputa voto a voto, y no pocos le daban chances de triunfo a Guillier. Aplastante, por los nueve puntos de distancia que sacó Piñera y porque su votación sobrepasó por casi 150 mil votos a la suma de los candidatos del centro a la izquierda en la primera vuelta.
Piñera, con sus casi 3,8 millones del domingo pasado, consiguió 855 mil votos más que la suma de lo que obtuvo él mismo y José Antonio Kast (2,94 millones en la primera vuelta), superando por 640 mil votos a su contendor.
Guillier, en cambio, con sus 3,1 millones se quedó casi 500 mil votos abajo de la suma de todos los candidatos del centro a la izquierda en la primera vuelta (3,66 millones).
¿Cómo podemos explicar esa impresionante votación y, en particular, los 855 mil votos adicionales para su sector en segunda vuelta? ¿De dónde proceden esos votos? ¿Hubo un traspaso de electores que se inclinaron por Sánchez, Goic o Marco Enríquez-Ominami? ¿De qué magnitud y qué tan decisivos fueron dichos traspasos?
Una encuesta post-electoral sería una herramienta muy útil para responder esas preguntas, pues se podría estimar la magnitud de los cambios y las continuidades en las preferencias electorales a nivel individual, el origen y destino de las transferencias de votantes, y el potencial impacto de las campañas políticas en el electorado.
Hay que explicar los 855 mil votos adicionales de Piñera y los casi 500 mil que Guillier no consiguió capitalizar en la segunda vuelta»
Hasta donde sé, no existen encuestas de este tipo en Chile. Los datos de los que disponemos hoy corresponden a unidades ecológicas o territoriales, como las comunas, los locales de votación o las mesas. Dado que el voto es voluntario y dado el incremento general de la participación en segunda vuelta (330 mil personas adicionales), y considerando el descenso en la cantidad de votos nulos y blancos (de casi 28 mil unidades, lo que resulta en unos 360 mil votos extra válidamente emitidos en segunda vuelta), cualquier análisis que parta del supuesto de que exactamente las mismas personas votaron en ambas fechas sería errado. Los universos votantes de las elecciones del 19N y 17D son distintos.
Lo anterior no impide hacer estimaciones de transferencias, pero para hacerlo corresponde proceder con cautela.
En primer lugar, tales estimaciones deben realizarse sobre la cantidad de votos y no sobre los porcentajes de votación. Los porcentajes son calculados con referencia a la afluencia a las urnas y si esta varía entre una votación y otra, los porcentajes pueden confundir más que aclarar.
En segundo lugar, no debemos concentrarnos en la votación, ni en el porcentaje final a nivel nacional o comunal por un candidato, ni en la posición en la que quedaron en la segunda vuelta. Lo importante es la diferencia (o margen) entre el voto que obtuvo Piñera en segunda vuelta respecto de lo obtenido en la primera por el mismo Piñera y Kast combinados (el voto de derecha), y la diferencia (o margen) entre la votación obtenida por Guillier en la segunda vuelta respecto al voto combinado de Guillier, Sánchez, Goic, MEO, Navarro y Artés en la primera (el voto de centro-izquierda, para entendernos).
Esta diferencia, también llamada swing en los estudios especializados, es la clave para realizar estimaciones de transferencias. En particular, hay que explicar los 855 mil votos adicionales de Piñera y los casi 500 mil que Guillier no consiguió capitalizar el 17D.
Algunos periodistas están comparando porcentajes, lo que conduce a conclusiones erradas. Por ejemplo, una nota de La Tercera concluye que los bastiones del Frente Amplio “apoyaron de forma importante a Guillier, quien incluso mejoró el desempeño de Frei en 2010”. El medio digital El Desconcierto se hace eco de la misma nota, la que a su vez se basa en análisis realizados por la plataforma DecideChile.
El problema es que dichos análisis confunden planos. Una cosa es el desempeño de Guillier comparado con el de Frei Ruiz-Tagle en segundas vueltas en comunas importantes, como Santiago, Puente Alto o Valparaíso; o quién ganó en determinadas comunas donde el Frente Amplio obtuvo un respaldo significativo. Pero otra bien distinta es abordar hasta qué punto Piñera consiguió incrementar su respaldo más allá de la suma Piñera + Kast en tales distritos.
El artículo de La Tercera nos permite inferir que el grueso de los votantes de Beatriz Sánchez se volcó con Guillier en segunda vuelta, y que a éste le fue mejor que a Frei Ruiz-Tagle en algunos lugares clave. Pero surge la paradoja de que, aun mejorando el desempeño de la centro-izquierda en 2017, Guillier perdió ante Piñera por una magnitud más amplia. La paradoja se debe a que se comparan porcentajes que están basados en universos de votantes distintos.
Además, esas comparaciones no permiten identificar transferencias de votantes hacia Piñera, ni menos explican el origen de los 855 mil nuevos votos para el candidato de derecha de la segunda vuelta. Si se pone atención al swing, en cambio, se observa que aun quedando segundo en varias comunas grandes, Piñera fue capaz de aumentar su respaldo en varios miles de votos. Es ese incremento sostenido en la gran mayoría de los territorios lo que explica la distancia final entre él y Guillier.
La evidencia que se examina en esta columna sugiere que una parte importante del voto por Carolina Goic de primera vuelta, la gran mayoría de los nuevos votantes de la segunda vuelta y una fracción minoritaria, pero significativa, de votantes de candidatos de izquierda (Sánchez, Enríquez-Ominami, Navarro y Artés) fue a parar a Piñera.
Desde esta perspectiva, la derecha ganó porque:
1. Consolidó sus piezas fundamentales, principalmente el voto de los dos candidatos del sector en la primera vuelta, e incorporó a la campaña a figuras importantes del sector (Felipe Kast y, principalmente, Manuel José Ossandón) que evitaron una fuga de votantes y/o arrastraron nuevos votantes;
2. Atrajo nuevos electores a las urnas.
3. Robó votos en otros caladeros, entre ellos el conservador de la base DC y un voto anti Concertación/Nueva Mayoría que se aprecia principalmente en una parte del electorado del FA y MEO.
En cambio, Guillier ni consolidó su sector ni atrajo nuevos electores ni robó en otros caladeros. Es la presencia (o ausencia) de las tres causas combinadas (y no por separado) la que explica el resultado final.
Conocidos los resultados la noche del 17D, las miradas se dirigieron hacia los votantes del Frente Amplio. Guillier quedó más de 495 mil votos debajo de la sumatoria de todos los candidatos del centro a la izquierda del 19N, y varios observadores, especialmente del bando de Guillier, acusaron a la joven coalición de izquierda de la derrota de su candidato.
La evidencia sugiere que una parte importante del voto obtenido por Goic, la gran mayoría de los nuevos votantes de la segunda vuelta del 17D, y una fracción minoritaria pero significativa de votantes de candidatos de la izquierda (Sánchez, Enríquez-Ominami, Navarro y Artés) fue a parar a Piñera”
Supongamos por un momento que esos análisis son correctos y que la totalidad de esa merma puede ser atribuida a votantes de Sánchez que se inclinaron en segunda vuelta por Piñera (en adelante, dichos 495 mil votos de diferencia serán referidos como la “merma de Guillier”).
En dicho escenario, un 63% de los votantes de Sánchez habría respaldado a Guillier, mientras que un 37% lo habría hecho por Piñera. Sabemos, sin embargo, que este escenario no es razonable, porque implica asumir que a la merma de Guillier solo contribuyeron los votantes de la candidata del FA y no los votantes de otros candidatos, como Goic, MEO, Navarro o Artés.
A pesar de su inverosimilitud, este supuesto nos ayuda a establecer un límite teórico máximo de transferencia del voto de los candidatos de izquierda. Decimos límite teórico máximo porque parece razonable pensar que, de haber una trasferencia de votantes de izquierda a Piñera, dicha transferencia no podría ser superior a la merma de Guillier (esos 495 mil votos de diferencia entre el voto combinado de los candidatos del centro a la izquierda del 19N y los que obtuvo Guillier el 17D).
En relación alconjunto de votos de la izquierda (es decir, para el voto combinado de Sánchez, Navarro, MEO y Artés), dicha transferencia sería del 15%. Pero este supuesto es útil, además, porquenos permite notar que, aun si los 495 mil votos que no consiguió asegurar Guiller fueran solo de electores del FA que votaron por Piñera, todavía quedarían unos 360 mil votos para explicar la totalidad de la ventaja obtenida por el candidato de la derecha.
Respecto al 19N, hubo casi 360 mil votos válidamente emitidos adicionales en segunda vuelta. Habría que asumir que la totalidad de dichos votantes adicionales se inclinaron por Piñera para resolver el misterio de los 855 mil votos extra de la derecha. Sin embargo, sabemos otra vez que dicho supuesto es muy probablemente equivocado. Una parte de los nuevos votantes lo hizo por Guillier, pero no sabemos exactamente cuántos.
Por otra parte, cualquiera que sea la forma en que los nuevos votantes se repartieron y el porcentaje de votantes de izquierda que no siguió a Guillier en la segunda vuelta, aun queda una cantidad importante de votos que cabría incluir en la ecuación para explicar la diferencia en favor de Piñera.
Y aquí es donde entran los votantes de Carolina Goic a la ecuación. A modo de ejemplo, si el 80% de los nuevos votantes se hubiera inclinado por Piñera en la segunda vuelta, y el 80% de la merma que tuvo Guillier se hubiera originado en electores que escogieron a un candidato de la izquierda el 19N, pero que prefirieron a Piñera antes que a Guillier en segunda vuelta, entonces sería necesario que 171 mil votantes de Goic también se hubieran inclinado por el candidato derechista en la segunda vuelta. Esto equivaldría a un 44% del total de votantes de la candidata DC (Goic obtuvo 387.780 preferencias).
Pero, para desentrañar los flujos de transferencias en modo más preciso es necesario concentrar la atención en las comunas. Las cifras exactas y los porcentajes de las transferencias son imposibles de calcular con los datos disponibles. Pero si utilizamos algunos supuestos conservadores, pero bien fundados, podemos arribar a estimaciones sensatas que permiten desmentir ciertos mitos ya instalados y otras acusaciones infundadas.
En Puente Alto Guillier quedó 19 mil votos por debajo de la votación que obtuvieron Guillier + Goic + Sánchez + MEO + Navarro + Artés en primera vuelta.
Si suponemos que la totalidad de esos 19 mil votos faltantes son atribuibles exclusivamente a electores que en primera vuelta se inclinaron por Sánchez (que en Puente Alto fue primera mayoría con 50.583 votos, el 31,4%), eso significaría que solo un 61% de sus votantes lo hizo por Guillier en segunda vuelta y que, al menos, un 39% lo habría hecho por Piñera.
Pero ya sabemos que ese supuesto no es razonable.
Otro elemento a considerar es este: en esa comuna Piñera obtuvo 23 mil votos más que los que obtuvo en primera vuelta la suma de sí mismo y Kast. Además, la participación se incrementó en 4.300 nuevos votos válidamente emitidos.
Si un 80% de la merma que registró Guillier fueran votantes de candidatos de izquierda devenidos Piñeristas y un 80% de los nuevos votantes hubieran ido a parar a Piñera, todavía faltarían unos 4.600 votos para arribar a los 23 mil votos extra que obtuvo Piñera en esta comuna.
Solo queda mirar a los electores de Carolina Goic.
La candidata decé obtuvo 7.800 preferencias en la primera vuelta. Sumando y restando, esto significa que un 59% de los votantes de Goic del 19N se habrían inclinado por Piñera en segunda vuelta.
Si atribuimos –en forma arbitraria– la totalidad de la merma de Guillier por izquierda en Puente Alto exclusivamente a votantes de Sánchez (un supuesto poco razonable pero útil para graficar mi argumento), resultaría que al menos un 70% de los votantes de la candidata del FA apoyó a Guillier el 17D, y un 30% a Piñera en esta comuna.
Pero sabemos que la merma por izquierda de Guillier no es atribuible exclusivamente a un grupo específico de votantes. Es muy factible que una porción de electores de MEO, Navarro y Artés no se inclinara por Guillier el 17D (votando Piñera, nulo/blanco o absteniéndose).
Lamentablemente, no tenemos antecedentes para dar una estimación razonable de dicha porción. De todos modos, los votos nulos y blancos en la comuna fueron inferiores en la segunda vuelta, lo que permite descartar un movimiento masivo en esa dirección, reafirmando la impresión de que algunos de esos electores efectivamente cambiaron su preferencia por Piñera.
De esta revisión se puede concluir que es razonable pensar que como mínimo un 70% del electorado de Beatriz Sánchez en Puente Alto prefirió a Guillier el 17D.
El efecto Ossandón habría arrastrado en favor de Piñera a un porcentaje cercano al 30% de la votación de Sánchez, es decir, unos 15 mil votos –muy probablemente algo menos que ello.
Los restantes 8 mil votos que se necesitan para completar los 23 mil extras de Piñera provendrían de los nuevos votantes y de los votantes de la candidata del PDC.
Proporcionalmente a su votación, el efecto favorable a Piñera de la campaña de la segunda vuelta sería más significativo entre los votantes de Goic (59%) que entre los votantes de Sánchez (30%). Esta es la situación de una comuna con un electorado especialmente expuesto a la oferta de la así llamada “derecha social”, donde era claro que parte de la votación de Beatriz Sánchez provenía de personas que en el pasado habían respaldado a Ossandón.
En Ñuñoa, Guillier obtuvo casi 55 mil votos el 17D, unos 8 mil por debajo de la suma Guillier + Sánchez + Goic + MEO + Navarro + Artés (suma que en esta comuna totalizó 63.458 votos).
Piñera, en tanto, obtuvo 12 mil más que la suma Piñera + Kast de primera vuelta (es decir, poco más de 60 mil votos). Hubo también poco más de 4 mil votantes adicionales y, a diferencia de Puente Alto y de la tendencia nacional, los votos nulos y blancos se incrementaron en la segunda vuelta (unos 600 nulos y blancos adicionales).
¿De dónde provienen los 12 mil votos adicionales de Piñera?
Para estimar un límite máximo a una eventual transferencia de votantes de izquierda, atribuiremos la totalidad de la merma de Guillier en esta comuna (unos 8 mil votos) al conjunto de votantes de Sánchez, MEO, Navarro y Artes de la primera vuelta.
En síntesis, Piñera ganó por tres motivos: (1) consolidó sus votación, e incorporó a figuras que evitaron una fuga de votantes y/o arrastraron nuevos votantes; (2) atrajo nuevos electores a las urnas, y (3) robó votos a su contrincante”.
Tal estimación es arbitraria, pero ilustrativa de los máximos que es razonable atribuir a la transferencia de votantes de izquierda. Por otra parte, si:
(a) la totalidad de los votos que obtuvo Goic en la primera vuelta (8.869 preferencias) fueran atribuidos a Piñera, y
(b) si suponemos que el 80% de los nuevos votantes lo hizo por Piñera (unas 3.200 preferencias),
la diferencia que resulta respecto del margen (swing) obtenido por el candidato derechista en Ñuñoa, permitiría estimar el mínimo de transferencia de votantes de izquierda a Piñera (unos 300 votos)(1).
Ambos límites son teóricos y poco probables. Para obtener una estimación más razonable, debemos introducir algunos supuestos adicionales.
Usando el supuesto conservador de que un 44% de los votantes de Goic lo hizo por Piñera, unos 3.500 votos, y que un 80% de los nuevos votantes lo hicieron por Piñera, unos 3.200 votos, entonces unos 5.300 electores de candidatos de izquierda el 19N habría votado por Piñera el 17D (2).
Dicha cifra representaría un 16,2% de los votantes de izquierda del 19N (o un 19% de los votantes de Sánchez, en caso que arbitrariamente atribuyamos la totalidad de tal transferencia a votantes de una sola candidata de los cuatro de la izquierda). Como es claro, mientras mayor sea el porcentaje de transferencia de votos DC, menor sería la transferencia de votos de izquierda.
En efecto, si usáramos un supuesto más audaz, es decir, que tal como en Puente Alto, el 59% de los votantes de Goic de Ñuñoa se plegó a Piñera el 17D (unos 5.200 votos), entonces solo unos 3.600 votantes de izquierda el 19N optaron por Piñera en segunda vuelta. En términos porcentuales, ello representaría el 13% de los votos de Sánchez, siempre suponiendo (erradamente) que la totalidad de la transferencia de votantes de la izquierda a la derecha se explica por los electores del FA del 19N.
En comunas como Las Condes o Vitacura, Guillier obtuvo en la segunda vuelta más votos que la suma de Guillier + Sánchez + MEO + Navarro + Artés el 19N, mientras que Piñera incrementó su votación casi calcado a la suma de Piñera + Kast + Goic el 19N y de los nuevos votantes del 17D.
En general, dado que Piñera obtuvo muchos más votos que la suma Piñera + Kast en numerosas comunas, no hay modo de explicar tal incremento si no se suma una parte importante del voto por Goic y una parte de significativa de los nuevos votantes a Piñera.
Es evidente que ni la totalidad de los votantes de Goic ni el 100% de los votantes nuevos votaron por Piñera, pero es razonable concluir que una gran parte lo hizo.
En Valparaíso, Beatriz Sánchez fue primera mayoría el 19N con casi 44 mil votos (36,8%). En segunda vuelta, Guillier quedó casi 13 mil votos por detrás de la sumatoria de todos los candidatos del centro a la izquierda el 19N.
Mientras, Piñera, aumentó en más de 12.500 sus votos respecto a la suma de él mismo y Kast de la primera vuelta.
Tal como hemos procedido anteriormente, atribuiremos la totalidad de la merma de Guiller a los votantes del FA y así fijaremos el límite máximo de la trasferencia de la izquierda a la derecha. En este caso, esos 12.500 votos corresponderían al 24,7% de los votos por candidatos de izquierda (o un 29% de los votos de Sánchez).
Atribuyendo la totalidad de los votos de Goic a Piñera, y sumando la ligera disminución de 300 unidades en los votos válidos (vamos a suponer que dicha disminución se trataría de votantes del centro a la izquierda que no acudieron a las urnas el 17D, por lo que contribuirían a la merma de Guillier), fijamos el límite inferior de transferencia de votos de la izquierda a Piñera.
En este caso, unos 7.300 votos, el equivalente al 14,4% de la votación por candidatos de izquierda el 19N (o un 17% de los votos del FA, en caso que arbitrariamente atribuyamos la totalidad de tal transferencia a votantes de una sola candidata de los cuatro de la izquierda).
Dado que no es razonable atribuir la totalidad de esa transferencia a los votantes de Sánchez, la transferencia exacta de votantes de la izquierda a la derecha en Valparaíso se encuentra en algún punto entre 12 mil y 7.300 votos (es decir, entre el 29% y el 17% de sus votantes).
MULTICAUSAL
Las estimaciones anteriores, con datos nacionales y de algunas comunas seleccionadas, se han hecho introduciendo supuestos relativamente conservadores, pero fundados, a fin de explicar el significativo incremento de la votación de Sebastián Piñera en segunda vuelta, muy por sobre la votación combinada obtenida por los candidatos de la derecha el 19N, así como el fracaso de Alejandro Guillier en consolidar el respaldo combinado de los candidatos del centro a la izquierda.
El objetivo no ha sido explicar los porcentajes ni la posición relativa de cada candidato en la segunda vuelta, sino los márgenes perdidos o ganados en términos de número de votos, por sector, entre el 19N y el 17D.
El análisis permite concluir que el espectacular incremento de la votación de Piñera en segunda vuelta, 855 mil votos, se explica por la combinación de tres factores. Primero, Piñera aseguró la votación de primera vuelta de su propio sector (en particular de José Antonio Kast, el otro contendor de derecha). Segundo, Piñera incorporó nuevos votantes: se registraron 350 mil nuevos votos válidamente emitidos el 17D, los que en su gran mayoría fueron a parar al candidato de la derecha. Y tercero, la campaña de Piñera fue eficaz en sustraer votos de otros candidatos en el centro y la izquierda. En particular, una parte significativa de los votantes democratacristianos, y una porción minoritaria pero significativa de los votantes de los candidatos de la izquierda.
En el caso de los electores de los candidatos de la izquierda el 19N, la transferencia a Piñera, en el peor de los casos, no habría superado el 15% del voto combinado por los candidatos del sector (Sánchez, MEO, Navarro y Artés). Si la totalidad de dicha transferencia fuera atribuida a votantes del FA, esta llegaría como máximo al 37%, pero sabemos que tal atribución se basa en un supuesto errado.
En efecto, estas cifras se reducen significativamente cuando computamos el efecto de los nuevos votantes y la transferencia por parte de los votantes del PDC.
Nuestro análisis, basado en supuestos conservadores, permite establecer que entre un 40% y un 60% de los votantes de Goic fue captado por Piñera. De tal modo, si un 50% de la votación de Goic hubiera migrado a Piñera (193 mil preferencias), y si el 80% de los nuevos votantes lo hicieron por Piñera (288 mil preferencias), la transferencia desde los votantes por candidatos de izquierda se reduciría a un 11,4% (o unas 373 mil preferencias).
¿Quiénes son estos votantes? El análisis anterior es consistente con algunas interpretaciones cualitativas sobre la movilización electoral provocada por la campaña de Piñera para la segunda vuelta. El miedo a “Chilezuela”, a los votos marcados, a no encontrar trabajo, a otro gobierno con los comunistas en La Moneda, activó a los votantes derechistas (y a otros no tan escorados a la derecha).
El incremento de la participación, esos 330 mil nuevos votantes, parecen responder a estos llamados hechos con insistencia por los líderes de la derecha. Por otro lado, parece claro que una parte no despreciable de votantes de Sánchez y MEO se corresponde con personas de marcada identidad anti Concertación – Nueva Mayoría. Dicha identidad se superpondría a cualquier otra (por ej., la identidad de izquierda sería secundaria o inexistente entre estos votantes), lo que los haría impermeables a los llamados a votar por Guillier hechos por sus respectivos líderes.
Por último, como han declarado varios personeros del PDC tanto antes como después de las elecciones, una parte de su propio electorado estaría penalizando la alianza de su partido con las fuerzas de izquierda, especialmente con el Partido Comunista. Para los votantes más conservadores del PDC (por ejemplo, para aquellos que se identifican con personeros como Mariana Aylwin), en ausencia de un candidato propio, Piñera era la mejor alternativa.