Psiquiatra formado en Barcelona deja el servicio público por las trabas para homologar su título

Soy médico cirujano, titulado en la Universidad de Chile en 2003. Como varios de mis compañeros y amigos -y quiero creer que el común de mis colegas- tengo vocación por mi trabajo. Trabajé seis años en salud mental en el sistema público de atención primaria y no concibo dejar de ejercer en el sistema público. Tras esto, me trasladé a vivir a España, realizando la residencia o especialización en psiquiatría en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona (España).

Hace un año con mi familia tomamos la decisión de volver a Chile, con la intención de radicarnos en alguna región. Llegamos a la Región de Coquimbo por contactos y rápidamente comencé a trabajar como psiquiatra en el Hospital de la Serena. Todo el presente año he trabajado como psiquiatra, pero recibiendo el sueldo de médico general, ya que no he podido homologar el título de psiquiatría de la Comunidad Europea que poseo.

La única institución que permite homologar la especialidad médica es el CONACEM (Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas), para lo cual, además de los antecedentes académicos, es necesario rendir un examen escrito y una práctica supervisada que sólo se realizan en Santiago una vez al año. Además, para este proceso se requiere pagar $200 mil ($100 mil para el examen y $100 mil para la certificación).

Este año, a principios de diciembre, me citaron con dos semanas de aviso, para el día 18 del mismo mes, para el examen escrito, pero no lo rendí. En parte, porque tengo familia y no me es fácil programar un viaje a Santiago en diciembre y también, porque me vuelvo a España. No tengo problemas con la evaluación. Estoy seguro de que mi formación ha sido de primer nivel, pero siento que el sistema sólo me ha puesto trabas para mi desempeño profesional.

Llevo trabajando como especialista casi un año, recibiendo un sueldo más bajo que lo que corresponde al trabajo que realizo y me avisan con dos semanas de anticipación que debo viajar a Santiago en un mes -diciembre- que es por todos sabido un momento algo complejo. El título de especialista me valida para trabajar dentro de cualquier país de la Comunidad Europea, pero de manera curiosa en este país se hace cuesta arriba.

Es una situación que me es completamente incomprensible. Existiendo el grave déficit de especialistas, sobre todo en regiones, no logro entender que el proceso de homologación sea tan engorroso, frustrante y centralista. En vez de tener algún tipo de estímulo, me he visto enfrentado solo a dificultades y respuestas secas, a tal punto que ha sido una de las motivaciones por las cuales decidí volverme a España.

Creo que esto grafica bien uno de los tantos problemas que existen para el ejercicio profesional de los médicos en el sistema público. El sistema de salud está enfermo hace rato y el sistema de especialización padece del mismo mal. No puedo sino sentir lástima cuando se hace un juicio arbitrario y superficial, criticando a los profesionales por no tener vocación de servicio, como si ese fuera el problema.

No me es muy grato irme de Chile, pero siento que el sistema de salud se ha convertido en una ameba inamovible. Quizás en unos años lo intentaremos de nuevo. Muchas gracias por permitirme entregar mi experiencia en el servicio de salud pública.