Fiscal Sabas Chahuán en la presentación de “Lo mejor de CIPER 3”:
“CIPER se ha venido transformado en referente de altos estándares periodísticos”
13.11.2015
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Fiscal Sabas Chahuán en la presentación de “Lo mejor de CIPER 3”:
13.11.2015
Por Sabas Chahuán
Lo primero que debo expresar son mis agradecimientos al Centro de Investigación Periodística. Sin ningún asomo de zalamería, es un alto honor el que se me hace y espero no ser el invitado de piedra, como se ha dicho de mí un par de veces.
No quiero caer en un lugar común, pero, sinceramente, yo debería estar ahí entre los asistentes y no aquí presentando este tercer libro sobre Lo mejor de CIPER. Y lo digo por varias razones, entre ellas: porque mi especialidad, si es que no suena presuntuoso ya calificarse como “especialista” en algo, no es presentar un libro (si lo he hecho fue una obra de Derecho y en un ámbito académico, bastante más “protegido” por así decirlo); en segundo lugar, porque en todo a lo que periodismo se refiere soy un “amateur” y tercero, pero no menos importante, por el calado intelectual y literario de mi accidental “colega” presentador (Pablo Simonetti), donde todo lo que yo diga, estoy cierto, puede parecer “deslavado” o derechamente aburrido.
Es imperioso destacar que hoy, como anticipé, se lanza (expresión que no me agrada, porque hasta ahora, nunca en ceremonias como ésta me han arrojado un libro) la tercera versión del compendio y que, una vez más, en sus páginas se incorporan varios temas que están siendo investigados por el Ministerio Público, lo que viene a evidenciar, sin perjuicio de lo que más adelante diré, que la publicidad y transparencia de los procesos penales del actual sistema de justicia criminal llegaron para quedarse, a diferencia del sistema antiguo, opaco, reservado y comprensible y accesible sólo para unos pocos iniciados.
Pero además, demuestra que, entre una institución pública y persecutora como es la Fiscalía y una privada como CIPER, puede existir, y lo subrayo, una vocación común de búsqueda por constatar y esclarecer hechos de la forma más objetiva posible.
El aserto anterior, se hace patente, además, si uno recuerda que, incluso, algunos de los reportajes que están en el libro dieron origen posterior a causas actualmente en tramitación en la Fiscalía. Evidentemente, y por eso mismo, no es posible referirse a investigaciones que se encuentran vigentes, pero creo que no peco de infidente si “revelo” que el devenir procesal de varias de estas causas se enriela por la senda que esbozó o derechamente abrió CIPER.
Creo que ese es un reconocimiento cierto a la seriedad, documentación y profundidad que, casi sin excepción, tienen los trabajos que publica este centro de investigación.
En este punto estimo necesario plantear una reflexión sobre las ventajas de la publicidad versus la reserva de las actuaciones del sistema antiguo, inquisitivo a lo Torquemada, y cómo ello incide en la posibilidad de un real escrutinio público a través de la difusión de las audiencias por los medios de comunicación. Creo, sin duda, que la publicidad, tal como la luz solar desinfecta, puede eliminar vicios, componendas o corruptelas de manera eficiente e incruenta. Pienso que, tal publicidad, sólo debe reconocer cómo límites las garantías ciudadanas y las normas legales, partiendo por la presunción de inocencia y ahí todos, incluyendo al periodismo, tenemos una muy importante tarea, para cautelarlas. No creo en que se haga un verdadero “reality” judicial, pero sí creo en la difusión de las actuaciones, en conformidad a la ley, que impone resguardar la intimidad, la seguridad y la honra de las personas.
Esta creencia, entiéndase, se aleja decididamente de caer en exageraciones, llevando el debate jurídico a los medios de comunicación o a buscar lograr ventajas a través de la prensa o a convertirnos en un Savonarola jurídico, que ejecuta en la plaza pública a sus contrarios.
Y, en relación con ello, creo que -no sólo en éste, sino en todos los casos- el periodismo serio y sus cultores, a su vez, son fundamentales para elevar los estándares de transparencia tanto públicos como privados.
El periodismo ejercido por CIPER en este volumen y en general en su labor cotidiana, aborda una serie de hechos de la mayor trascendencia pública, que provocan un impacto capaz de remecer las expectativas ciudadanas en materia política, económica y judicial. Lo hace dotando de contexto, perspectiva y profundidad, además de lograr que temas complejos sean noticias comprensibles para el público.
Creo que CIPER se ha venido transformado en referente de altos estándares periodísticos, en momentos en que algunos medios de comunicación parecen sucumbir a la tentación de la inmediatez, incluso a costa de la fidelidad de los hechos, o se permiten ser cajas de resonancia para discursos instrumentales de partes interesadas, muchas veces disfrazadas de voces pretendidamente técnicas y que aparentan ser neutras.
Y no sólo eso, sino que lo hace en medio de la creciente tiranía de las redes sociales. Me explico: Twitter, Facebook y otras, son medios de una notable penetración y utilidad indiscutible, aunque en ocasiones, lamentablemente, algunos cobardes se amparen en ellas. Y muchas veces un “meme” o un “viral” devienen en “fuentes” de una publicación o transmisión poco avisada o derechamente frívola. Por eso se valora aún más un periodismo meditado, serio e investigativo, que se desprenda de esa búsqueda del “golpe noticioso” inmediato y efímero, postergando la seriedad y profesionalismo periodísticos.
Los profesionales de CIPER no caen en el fácil recurso del “cuentan que”, del “se dice” o de las “fuentes cercanas”. Toman el camino más largo, pero que es el que conduce a éxitos como los que se contienen en la obra que hoy presentamos. Y lo hacen sin renunciar a la rapidez o la velocidad necesarias, pero sin caer en el atolondramiento y, eso, mucho se agradece.
Por último, pero no menos importante, dejamos constancia expresa de nuestro reconocimiento a lo que este libro continúa haciendo: la lucha contra la Hydra de la corrupción y sus múltiples cabezas, sea económica, sea social, sea moral o sea política.
Se ha dicho que Chile no es un país corrupto y si lo miramos en comparación con otros países, eso es cierto. Pero CIPER devela que hay suficiente corruptos en nuestro querido país y no queremos que aumenten. Esa pelea que da el centro de investigación, varios de cuyos rounds contiene este libro, nos debe convocar a todos.
Ningún ideal de igualdad, de progreso ni de avance social, se puede hacer tolerando prácticas como las que se denuncian en esta publicación. Y no es cierto que no haya que temerle a los poderosos, no hay que temerle al combate a los poderosos y CIPER lo demuestra.