VIOLENCIA EN MÉXICO
Femicidios en Juárez III: La niña que nació marcada
10.08.2015
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VIOLENCIA EN MÉXICO
10.08.2015
Desde que nació y hasta su muerte, Andrea Guerrero Venzor estuvo ligada a los crímenes de mujeres en esta ciudad.
Además, esos acontecimientos –su nacimiento, su desaparición y su asesinato– fueron seguidos y cubiertos puntualmente por los medios de comunicación.
Andrea fue la primera juarense de 1995. Vio la primera luz a las 12:20 de ese 1 de enero en el Hospital Número 6 del Seguro Social.
Su mamá, Dora María Venzor Colomo, recuerda la foto que salió en El Diario: su bebé envuelta en una cobija, con unos rizos pequeños; ella la sostiene pegada a su cuerpo y le da un beso en la frente.
Desde ese momento, Dora María se rodeó de reporteros que contaron el nacimiento de su hija más pequeña.
“Viera cómo le regalaron cosas a mi hija: dos canastillas, cuna, le regalaron dinero”, cuenta con la voz entrecortada por el llanto, mientras levanta sus anteojos para limpiarse las lágrimas que asoman.
En el año en que Andrea nació, Manuel Vital Anguiano, alias “Don Meny”, fue detenido como sospechoso de privar de la libertad a una joven, pero por falta de pruebas quedó en libertad.
Veinte años después, “Don Meny” resultó responsable de trata y homicidio de 11 mujeres, entre ellas Andrea Guerrero.
Cuando niña, Andrea se ofreció a pintar cruces rosas por los feminicidios registrados en esa época. Ya de adolescente quería ayudar a una de las familias que sufrió la pérdida de su hija.
Diecisiete años después del nacimiento de Andrea, su madre Dora se volvió a rodear de medios de comunicación, que ahora iban por la historia de la muerte de su pequeña, pues fue una de las jovencitas cuyos restos se localizaron en el arroyo El Navajo en 2012.
En el año en que nació Andrea, era la época de los primeros feminicidios que se registraban en Juárez.
Mujeres jóvenes, delgadas, morenas y de pelo largo, la mayoría empleadas de maquiladora, desaparecían. Luego los cuerpos de algunas eran localizados con señas de violencia sexual y asesinadas, varias de ellas por estrangulamiento.
De enero de 1993 al 23 de julio de 2003, de acuerdo con un reporte periodístico contratado por el Instituto Chihuahuense de la Mujer (Ichimu), 321 mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez, de las cuales 90 fueron víctimas de violencia sexual.
El 43 por ciento de esos crímenes sexuales eran de muchachas de 16 a 20 años; el 35 por ciento eran empleadas y 13 por ciento estudiantes, establece el reporte “Homicidios de Mujeres: Auditoría Periodística”.
A Dora le dolía esa realidad de Juárez. Más, porque una vecina y amiga de la colonia Lomas de Poleo, Paula Flores, había perdido de esa manera a su hija Sagrario, quien tenía 17 años.
María Sagrario González Flores salió de su hogar a las 4:30 horas del 16 de abril de 1998 para ir a trabajar a la maquiladora y nunca más volvió al hogar.
Su cadáver se encontró días después, el 29 de abril, en el poblado de Loma Blanca, en el Valle de Juárez.
“A mí me daba mucho dolor. Yo me sentía muy mal por esa familia, porque yo los aprecio mucho. Que a mí nunca me vaya a suceder eso con alguna de mis hijas, yo creo que no aguantaría, pensaba entre mí”, relata Dora Venzor.
Al presidente del Comité de Vecinos de Lomas de Poleo, a Don Faustino, fue el único al que en algunas ocasiones le comentó que si eso le pasaba a ella que tenía tres hijas, se volvería loca, o a la mejor ella también se moriría.
Para apoyar a su amiga Paula y a su esposo, que se unieron a la agrupación “Zorros del Desierto” para buscar a más muchachas que, como Sagrario, fueron localizadas en alguna zona desolada de la ciudad, Dora la acompañó a algunos rastreos.
Recuerda muy bien cómo Andreita, de unos 7 años, le había pedido que cuando fueran a buscar osamentas también la llevara.
“Mi hija ya me había dicho: mami no seas así, cuando andes con Paulita haciendo rastreo que me inviten, a la mejor yo puedo encontrar algo”, menciona.
La pequeña Andrea no participó en rastreos, pero sí ayudó a pintar de rosa las cruces que se colocaron en Lomas de Poleo, en el punto donde se habían encontrado osamentas de jovencitas en esa época.
“Yo nunca me imaginé que mi hija… mi hija decía: yo cuando esté grande a ver en qué le echo la mano a Paulita. Yo no quiero que a nosotros nunca nos pase nada. Y mire…”, relata Dora.
En ese tiempo sus dos hijas menores eran unas niñas, y por los feminicidios pensaba que cuando crecieran, y si tenía dinero, se iba a ir de Juárez.
Pero no tuvo dinero. Y fue precisamente por eso que Andrea, cuando tenía 15 años, trabajó unos días en el supuesto puesto de dulces de “Don Meny”, para poder graduarse de la secundaria.
Semanas después, en agosto de 2010, desapareció cuando salió de su casa en Lomas de Poleo, para ir a tomar clases a la Escuela de Enfermería de la Cruz Roja.
Manuel Vital Anguiano alias “Don Meny”, es uno de los acusados de trata y homicidios de 11 mujeres, entre ellas Andrea Venzor.
A “Don Meny” se le relaciona desde 1995, fecha en que nació Andrea, con la desaparición de mujeres.
En ese año fue detenido como sospechoso de haber privado de la libertad a la joven Olga Carrillo Pérez, pero salió libre por falta de pruebas.
Ella desapareció el 10 de agosto de 1995 y encontrada muerta el 9 de septiembre de ese mismo año en el Lote Bravo.
Olga fue vista por última vez con Manuel Vital Anguiano luego de que fue a buscar empleo a un despacho de abogados domiciliado contraesquina de la Estación de Policía Delicias.
Ni el antecedente de asesinatos de mujeres en los noventa ni la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 2009 por el “Campo Algodonero”, que ordenó al Estado formalizar y generar un marco legal que prevenga, investigue, sancione, repare y erradique la violencia contra las mujeres, pudieron evitar que esos crímenes volvieran a ocurrir.
Imelda Marrufo Nava, coordinadora general de la Red Mesa de Mujeres, asegura que el proceso para el acceso a la justicia en los casos de crímenes de mujeres ha sido muy lento.
Lo anterior, a pesar de que en este transcurso se han creado instituciones como centros de justicia y también se han generado leyes que protegen más a las mujeres del estado de Chihuahua.
“Lo que pasó es que las instancias que se crearon en 2003, 2004, parece que no hubo evaluación de ellas, y sin haber realizado una focalización en un plazo un poco más largo se transforman en instancias de carácter nacional y se desatiende mucho la situación de Juárez”, explica Marrufo.
Con todo lo que ha vivido, Dora asegura que Andrea nació con una estrella, y que todo esto sucedió por alguna razón que, reflexiona, debe ser buena.
Durante el juicio que terminó la semana pasada, antes de que las magistradas dictaran la sentencia a los cinco responsables, Dora dijo que su hija le abrió caminos para buscar a los responsables de su muerte, como “Don Meny” a quien tuvo la oportunidad de encarar y reclamarle por lo que le hizo.
“Desde que mi hija nació, medios de comunicación en la hora de su nacimiento, y cómo va a ser posible también que a la hora de su muerte, a la hora de la recuperación de sus restos también, eso a mí me tiene muy mal, porque yo quiero que sepan que para mí es una estrella mi muchachita, porque yo siento que ella me abrió muchos caminos para llegar hasta aquí”, dijo ante el Tribunal.
Ver reportaje original en El Diario de Juárez.
Ver primera parte de la serie sobre femicidios en Juárez: 16 víctimas del caso “El Navajo” aún no tienen justicia
Ver segunda parte de la serie sobre femicidios en Juárez: Once mujeres llegaron atadas y con vida a El Navajo, ahí las mataron