Reforma educacional, inclusión educativa y escuelas especiales
19.05.2015
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19.05.2015
La reforma educacional en marcha busca promover la inclusión, a través de una educación de calidad “para todas y todos”. Una reforma con estas caraterísticas debiera tener profundas implicancias en la calidad de la educación que se otorga a aquellos alumnos y alumnas que presentan Necesidades Educativas Especiales (NEE); pero para que esto ocurra se requiere de mucho más que buenas intenciones.
A pesar de que las NEE son resultado de las barreras que pueden limitar las posibilidades de participación y aprendizaje de un alumno en un determinado contexto educativo, esta etiqueta suele ser interpretada como un rasgo distintivo del alumno, que lo señala como alguien “diferente” de aquellos otros alumnos que no se ubican dentro de esta categoría y serían, por lo tanto, considerados “normales”. Esta distinción entre “normales” y “diferentes” en lo que respecta a las necesidades educativas especiales tiene consecuencias para la calidad del proceso educativo que experimentan estos alumnos, que van más allá del tipo de establecimiento –regular o especial– en el que son educados. En un establecimiento de educación regular podría implicar que sus profesores no se sientan preparados para educarlos y que piensen que tal vez tendría más oportunidades en una escuela especial. En una escuela especial podría implicar que las expectativas que se tengan frente a las posibilidades de estos alumnos limiten sus oportunidades de aprendizaje.
En marzo de este año, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de resolución N° 221, que solicita a la Presidenta de la República que, a través del MINEDUC, se incluya a las escuelas especiales en las reformas propuestas al sistema educacional.El documento enfatiza que no considerar a estos establecimientos en las propuestas de reforma los pondría en una situación de desventaja mayor a la que ya enfrentan.
La propuesta incluye importantes demandas, orientadas a equiparar los beneficios y oportunidades de acceso a una educación de calidad que se ofrecen a todos los alumnos, presenten o no necesidades educativas especiales. También apunta a la necesidad de considerar las particularidades de la situación educativa de estos alumnos, que muchas veces plantea mayores exigencias económicas a sus familias. El documento enfatiza que “la educación en las escuelas especiales se encuentra bastante dejada de lado respecto del resto del sistema educativo, lo que se evidencia más aún en el hecho de que dentro de todo el paquete de reformas al sistema educacional que ha presentado el Gobierno, en casi todos sus niveles, no se hace mención alguna a las escuelas especiales”.
Esta propuesta pone nuevamente sobre la mesa preguntas y tensiones que permanentemente han cruzado la educación de niños y jóvenes que, debido a las limitaciones del sistema de educación regular, son identificados como alumnos con NEE. Preguntas tales como: ¿Es mejor que estos alumnos se eduquen en escuelas regulares o en escuelas especiales que estén mejor preparadas para recibirlos? ¿Qué significa una educación inclusiva para estos alumnos? ¿Qué condiciones deben darse para que estos alumnos estén realmente incluídos en establecimientos de educación regular?
Si bien los problemas que se detallan en el documento aprobado en la Cámara de Diputados dan cuenta de una situación de desventaja para los alumnos que están en las escuelas especiales respecto a aquellos que se educan en el sistema de educación regular, la solución propuesta podría traer consecuencias no deseadas, en téminos de generar una mayor segregación de estos alumnos respecto al sistema de educación regular. El documento propone que se debe “dejar de considerar a la educación especial como una modalidad de la educación general, de modo que se constituya como un sistema educacional con un marco regulatorio propio”.
Lamentablemente, aunque los argumentos esgrimidos son consistentes con una educación más inclusiva, la propuesta podría tener el efecto de separar aún más el sistema de educación especial del sistema de educación general, dificultando el logro de la deseada equidad y la posibilidad de que los alumnos puedan transitar de un tipo de escuela a otra y recibir una certificación que les permita acceder al mundo del trabajo en condiciones de equidad. Una medida como ésta podría estar reproduciendo la situación que se generó cuando se creó inicialmente la modalidad de educación especial, con el argumento de ofrecer mejores oportunidades educativas a estos alumnos, pero teniendo como resultado una mayor segregación y su identificación como “diferentes” con menores oportunidades educativas.
En este sentido, más que pensar en un sistema educativo paralelo, ¿no sería mejor considerar la posibilidad de complejizar nuestro sistema de educación regular, para dar cabida en él a todos los estudiantes independiente del tipo de establecimiento en que se eduquen y así poder asegurar condiciones de equidad y calidad para todos?