Un nuevo libro para la enseñanza de una “nueva economía” en Chile
14.11.2014
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14.11.2014
Durante los primeros días de noviembre, la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile fue anfitriona de un Workshop Internacional sobre Nueva Enseñanza de la Economía. Destacados invitados, como los economistas Samuel Bowles y Wendy Carlin, expusieron sobre la necesidad de entender la economía como un sistema dinámico y conflictivo para hacer frente a los desafíos que hoy tenemos como humanidad. Y en ese contexto fue que también aprovecharon de presentar un nuevo libro introductorio a la economía titulado The Economy, parte del proyecto Curriculum-Open Access Resources in Economics (CORE), una iniciativa de un equipo conformado por 30 académicos de distintas partes del mundo y encabezado por Bowles, Carlin y el presidente del directorio de Codelco, Oscar Landerretche.
Además de presentar un novedoso formato digital que considera gráficos y diagramas interactivos, breves biografías de importantes economistas, videos y la posibilidad de usar las matemáticas a elección del usuario, este libro aspira a mostrar la economía “como si las últimas tres décadas hubieran existido”.
Históricamente, los libros con los que se enseña economía han sido motivo de disputa entre las distintas escuelas de pensamiento económico. La importancia radica en que éstos moldean el contenido que en ellas se imparte, lo que después repercutirá en la economía y en la sociedad a través del tipo de profesionales que salen de estas aulas.
Sin duda, The Economy representa un avance para los que buscamos una enseñanza de la economía con perspectiva histórica y que refleje de mejor manera las complejidades de la sociedad actual.
Comparar este nuevo libro con otros utilizados en el pasado con la técnica del Text Data Mining o “minería de textos”, es un buen ejercicio para demostrar el avance que representa para el entendimiento de la economía. Lo compararemos con dos de los libros más usados en el mundo hispano y anglo parlante: 1) Principios de Economía, del economista estadounidense y asesor de George Bush, Gregory Mankiw; y 2) Economía, del economista estadounidense y Premio Nobel de Economía en 1970, Paul Samuelson.
Este tipo de análisis consiste en contar la frecuencia con la que se repite cada palabra dentro de un texto. De esta manera, se pueden hacer “nubes de etiquetas” y tablas que reflejan la frecuencia con que se repiten las palabras en cada uno de los tres libros. Así, se pueden ver diferencias y similitudes entre este nuevo libro y los otros dos previamente utilizados. La pregunta concreta es entonces de qué trata la economía, y sobre qué cosas habla en cada uno de estos tres libros.
Si se consideran sólo las palabras que más se repiten en los tres textos (ver Tabla 1), se puede decir que la economía sigue siendo el estudio de los precios, el mercado, las firmas, los costos, la demanda y los bienes a través de curvas. En ese sentido, el nuevo libro sigue tratando en gran medida los mismos temas de siempre, sin representar una revolución en cómo se entiende la economía: sigue siendo el estudio del mercado y de la formación de precios.
Pero el análisis cambia cuando se comparan las palabras más repetidas en los libros que hasta ahora se han utilizado con aquellas que no se encuentran con tanta frecuencia en The Economy. La diferencia está en que si bien la economía sigue tratándose de precios y demanda, ya no sobre cantidades y oferta. Entonces, ya no se trata sólo del análisis del equilibro entre la oferta y la demanda, donde las cantidades y los precios son las variables que se ajustan. Tampoco sobre tasas, interés, impuestos, gobiernos, países, capital, crecimiento, ingreso, economía, dinero, dólares, inflación, producción y producto.
Fenómenos que antes ocupaban un lugar central en las economías nacionales tienen cada vez menos presencia en los temas de debate. La inflación es un ejemplo: se ha estabilizado en la mayoría de los países en las últimas dos décadas, por lo que ya casi no protagoniza discusiones económicas. Por otro lado, los impuestos y los mecanismos de redistribución ya no son vistos como una distorsión dentro del libre mercado, pues ahora se entiende que no existe tal cosa como el “libre mercado” y que siempre existen instituciones y “fallas” que representan más la normalidad de los mercados que sus “errores”.
Entonces, ¿de qué trata la “nueva economía” propuesta en The Economy? La respuesta aparece con el análisis de las palabras que más se repiten en el nuevo libro del proyecto CORE y que no están presentes con tanta frecuencia en los textos de Mankiw y Samuelson. La “nueva economía” que presenta este libro trata sobre tiempo, trabajo, gente, horas, economía y lo económico, lo nuevo y lo marginal.
Así es como este libro cambia la forma en que se entiende la economía. Palabras como tiempo, horas y nuevo hacen referencia a una perspectiva histórica de la disciplina. Ahora, la economía, la sociedad y las personas tienen historia. Lo que conocemos como mercado, precios, intercambio o comercio no siempre ha sido como se nos ha presentado. Y por ende, no necesariamente seguirá siendo así en el futuro.
Un cambio importante es que ahora esta “nueva economía” trata sobre gente, algo extremadamente relevante si consideramos que la economía es una ciencia social y no una ciencia exacta. Otro concepto clave es el trabajo, que en los otros textos permanece en segundo plano. Es relevante por la necesidad de rescatar la centralidad del trabajo en la vida social, en reconocer que sin trabajo no es posible subsistir como sociedad.
Finalmente, el concepto de marginal tiene que ver con una corriente teórica particular: la Escuela Económica Marginalista, cuya idea central es que las personas tomamos nuestras decisiones económicas comparando “en el margen” o una unidad adicional de algo. Y es en este punto donde surge la crítica.
La gran importancia dada al análisis marginalista deja de lado otras escuelas de pensamiento igualmente válidas, pero menos dominantes. No habría problema si la economía fuera una ciencia donde las teorías con menor poder explicativo van dando paso a otras que más explican. Pero la economía se parece poco a la física, donde esto sí ocurre, y se parece más a la psicología. ¿Se imaginan un manual de introducción a la psicología donde se aborden los problemas mentales solamente desde el conductismo o desde el humanismo o solamente desde el psicoanálisis? Eso es lo que este libro y también los anteriores hacen, pero en economía. Se le otorga un lugar privilegiado al marginalismo, como la escuela más meritoria para ser estudiada, aunque ese mérito no es necesariamente correspondido.
El economista de Cambridge, Ha-Joon Chang, señala que la economía es siempre un argumento político. Y como tal, la predominancia de ciertas escuelas de pensamiento en momentos determinados de la historia y en distintos contextos tiene que ver tanto con la capacidad explicativa de cada una, como con luchas políticas propias de cada época y lugar. Así, por ejemplo, el abandono en 1973 de la “teoría de la dependencia” en Chile no fue tanto por ser una mala teoría económica, sino más bien por los sucesos políticos que determinaron el exilio de los profesores que propiciaban esta teoría en las universidades de Chile y de Concepción.
Sincerar la discusión es sano para una disciplina que se reconoce como científica. Estudiar el marginalismo, tanto como el keynesianismo, el marxismo o el monetarismo, le hace bien a la enseñanza de la economía. Contribuye a expandir el set de herramientas del que los economistas disponen para dar soluciones a los problemas de la vida real.
Lo anterior se puede sintetizar en un llamado al pluralismo en la enseñanza de la economía, que es sobre lo que la economía aún no trata.
Junto a la International Student Initiative for Pluralism in Economics, red conformada por 65 agrupaciones de estudiantes de economía de 30 países, hemos llamado al pluralismo teórico, metodológico, e interdisciplinario. Creemos que es necesario incorporar otras escuelas teóricas al estudio formal; practicar el razonamiento económico y la creatividad, más allá de la formalización matemática; y vincularse y aprender de las humanidades y otras ciencias sociales –como la antropología o la psicología– que muchas veces tienen más herramientas que la economía para explicar ciertos fenómenos económicos.