Violencia en México (parte II)
Desplazados de Sierra Madre: Los nuevos dueños de la tierra
24.09.2014
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Violencia en México (parte II)
24.09.2014
(Foto de portada: Luis Brito)
Vea acá el primer reportaje de esta serie: “Niños, mujeres y ancianos: Las víctimas desterradas”.
La invasión habría resultado un éxito, pero sus huellas los delataron. Ese abril de 2012, un convoy de aliados criminales de Sonora, Chihuahua y Sinaloa se internó en la Sierra Madre Occidental para apoderarse del territorio norponiente de Choix, a cargo de Adelmo Núñez, alias «El Lemus» o «El 01”.
Disfrazados de soldados, caminaron por las accidentadas veredas, entre las coníferas de la montaña. Llevaban también algunos vehículos rotulados como unidades del Ejército. Sólo simulando ser militares y con el apoyo de Benito Portillo, antes aliado de “El Lemus”, podían moverse sin resistencia por el paisaje agreste. De acuerdo con testimonios locales, la banda criminal local de «El Lemus» los habría visto y dejado pasar, pensando que eran del Ejército, pero luego vieron sus huellas: eran guaraches, y no botas de soldado.
Entonces, la alerta se envió por la radiocomunicación y en la madrugada del 28 de abril, en el poblado serrano de Bacayopa, empezó la batalla por el control total de la sierra choicense entre dos grupos del Cártel de Sinaloa: los Portillo y los Núñez.
El choque armado capturó la atención de la prensa y, por lo tanto, del Gobierno de Sinaloa. El informe oficial fue de 20 muertos, pero pobladores serranos dicen que fueron muchos más.
La batalla provocó el desplazamiento de algunas familias hacia la cabecera municipal de Choix, pero éstas regresaron pronto a sus comunidades y se creyó que el problema estaba resuelto.
La pugna, sin embargo, se prolongó por al menos un año y tres meses más, de manera lejana, distante, sorda, ya sin la atención de los medios ni del gobierno.
Los invasores, encabezados por Portillo y apoyados por grupos armados de Sonora y de Chihuahua, fueron cercados y replegados aún más arriba de la Sierra Madre Occidental, a unos mil metros sobre el nivel del mar. Fue entonces cuando se dio el desplazamiento masivo de la población civil que quedó atrapada en la refriega.
En julio de 2013, y obligados por la violencia, a las cabeceras municipales sinaloenses de Choix, El Fuerte y Ahome comenzaron a llegar desplazados internos de comunidades como La Culebra, la Judía, Corral Quemado, El Saucito, El Saucillo y la Cieneguita de Núñez, muchos de ellos indígenas rarámuris.
“En la parte alta de la sierra se dieron enfrentamientos entre los grupos que, de alguna manera, iban replegando a los que habían invadido”, narra un habitante de Choix que vivió el problema, y que su identidad se conserva en anonimato por seguridad.
El testigo continúa: “poco a poco los iban desplazando y ahí fue donde se dio el éxodo hacia acá (hacia Choix)”.
Actualmente, según testimonios de los pobladores, el equilibrio de fuerzas se restableció entre los grupos criminales del propio Cártel de Sinaloa. Habría un vencedor y un vencido.
Indistintamente del nuevo dueño del terreno, los verdaderos perdedores fueron los desplazados (…).
Vea aquí la versión completa de esta segunda entrega publicada por Noroeste.com