Niños en situación de abandono y la urgencia de la modificación a la Ley de Adopción
17.07.2014
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17.07.2014
La semana recién pasada, la reforma que modifica la Ley de Adopción N° 19.620 fue devuelta por la Cámara de Diputados hacia el gobierno para que éste rehaga el texto y lo vuelva a presentar en el Congreso durante el mes de agosto. La reforma fue propuesta por el gobierno anterior en octubre del año pasado, y se había mantenido nueve largos meses en el Poder Legislativo.
Para una ciudadana común y corriente no es tarea fácil obtener información sobre cómo se van procesando las leyes y las reformas a éstas. En mi caso, a través de las redes sociales logré que el diputado Ramón Farías respondiera mis tweets, y así recabé algo de información sobre cómo iba avanzando la reforma en cuestión.
Ahora bien, ¿por qué es tan importante esta reforma? En términos simples, mejora sustancialmente la Ley de Adopción, reduciendo los tiempos que demoran las causas en los Tribunales de Familia y reordenando el orden de prelación; esto es, los solteros, divorciados y viudos quedarían en 2° lugar de prioridad para adoptar, junto a los matrimonios extranjeros.
Además, la reforma incorpora el concepto de oposición fundada. ¿A qué se refiere éste? Actualmente es posible que los papás o parientes biológicos se opongan a la declaración de adoptabilidad, pese a no contar con la posibilidad cierta de hacerse cargo del niño o niña. Este concepto les exige señalar alternativas viables y concretas de egreso del menor (de la institución) a corto plazo.
Así también, no quiero dejar de mencionar un aspecto que es fundamental: la reforma amplía las causales para que un niño o niña sea declarado susceptible de adopción. En la actual ley existen dos causales: abandono e inhabilidad física o moral, las que muchas veces no alcanzan a representar las reales problemáticas que hoy enfrentan los niños y niñas en Chile. La reforma aumenta estas causales a diez, considerando entre éstas: la entrega voluntaria de la madre, padre o de quienes ejerzan su cuidado; filiación no determinada; abandono, por parte de la madre, el padre o de las personas a quienes se haya confiado su cuidado personal; consumo problemático de drogas o alcohol de la madre, padre o quienes ejerzan el cuidado del menor y que éste presente una permanencia superior a seis meses en programas de familia de acogida o residencias, sin causa justificada.
La lista sigue. Y lo rescatable es que estas causales sí atienden a las realidades de nuestra sociedad en la actualidad. Hoy son miles los menores que viven institucionalizados. Muchos de ellos pasan sus vidas en hogares. ¿Por qué? A mí parecer, porque claramente la ley es perfectible y lo que hace esta reforma es considerar esas falencias.
Existe un punto en esta reforma que es fundamental y que se refiere a los principios que la sustentan y la orientan. Y entre ellos encontramos uno que parece ser obvio, pero que finalmente sostiene en forma tan simple lo que todos creemos y queremos: “el derecho de la niña, niño o adolescente a vivir en familia”.
Me parece que en el contexto de discusiones que se han venido generando durante los últimos meses sobre, por ejemplo, la despenalización del aborto; el derecho de homosexuales a adoptar y el rol de los guardadores; faltaría poner prioridad en el tiempo que nos hemos tomado para decidir sobre el futuro y las oportunidades de estos niños y niñas. En definitiva, son nuestros hijos e hijas y les debemos al menos su legítimo derecho de vivir en familia.
“Mi esperanza es inmortal” y creo firmemente que podemos hacer la diferencia para ellos. Es verdad, el tiempo que esta reforma ha estado en discusión y análisis en el Congreso parece ser al menos exagerado, pero como ciudadana creo que siempre se puede hacer algo más. No puedo quedar impávida ante esta realidad y ante esta imperiosa necesidad. Porque, insisto, son nuestros hijos e hijas quienes están ahí, esperando, viendo los días pasar, con paciencia infinita, que alguno de los actores de nuestra sociedad se tome el tiempo de decir: “USTEDES SON IMPORTANTES Y SU DERECHO ES NUESTRA PRIORIDAD”.
Ma. Eliana Reyes