La medición de la pobreza y las políticas públicas
05.02.2014
Hoy nuestra principal fuente de financiamiento son nuestros socios. ¡ÚNETE a la Comunidad +CIPER!
05.02.2014
El 23 de enero recién pasado la Comisión para la Medición de la Pobreza hizo entrega del informe final de un riguroso y extenso trabajo que se extendió por poco más de un año. Como bien señala el informe, las decisiones que el país adopte sobre los criterios e instrumentos para la medir la evolución de la pobreza y el bienestar del país, revisten especial importancia para el diseño de políticas públicas. Las cifras de pobreza no son solo un instrumento para analistas e investigadores, además influyen sobre las decisiones de focalización de subsidios, programas e inversiones sociales.
En el mismo sentido del compromiso establecido en el programa de gobierno de la Presidenta electa, el informe propone mantener una medición de pobreza por ingresos, actualizando y perfeccionando la línea de ingresos que se ha utilizado tradicionalmente en Chile, y complementando esta medida con una medición multidimensional de la calidad de vida de los hogares.
Pero el programa de gobierno da un paso más allá en lo que se refiere a la representatividad de la Encuesta Casen (fuente de datos que se utiliza en Chile para medir la pobreza). Mientras la Comisión para la Medición de la Pobreza recomienda su aplicación anual y propone estimar la pobreza comunal a través de un modelo estadístico de estimación de áreas pequeñas (SAE, por sus siglas en inglés), en el programa de gobierno se propone aplicar la Encuesta CASEN cada dos años, intercalando mediciones con representatividad nacional/regional con otras representativas de la situación de bienestar de todas las comunas del país (cada 4 años).
Debemos avanzar también en considerar las particularidades territoriales de la pobreza. No es lo mismo ser un habitante de Ercilla perteneciente al pueblo mapuche que ser mujer jefa de hogar en una población periférica de Santiago. Ambas familias pueden calificar como pobres, pero requieren opciones distintas para salir de forma sostenida de la situación de vulnerabilidad en que se encuentran. Una encuesta CASEN representativa de la realidad local nos puede ayudar mucho a comprender mejor estas situaciones diferentes.
Y no necesitamos “tomar la foto” una vez al año, pues sabemos bien que producir cambios sostenibles en el tiempo es una tarea de largo aliento, cuya evolución, lamentablemente, no es posible observar en períodos tan cortos de tiempo.
Debemos aprovechar la riqueza informativa de este instrumento para tener una mirada mucho más integral de la realidad social de nuestro país. La CASEN no solo es útil para medir los ingresos de las personas, que es lo que podríamos estimar a nivel local utilizando el método SAE. Sirve también para conocer cómo evoluciona la situación de los sectores que no son pobres y para evaluar la situación del conjunto de la población en una serie de dimensiones distintas del ingreso, tales como la salud, la educación, la ocupación, la vivienda y otras relevantes para las decisiones de política pública.
Si queremos avanzar hacia políticas públicas que se hagan cargo de la diversidad del país, que lleguen con respuestas adecuadas a familias y comunidades que enfrentan distintas problemáticas, es fundamental que comencemos por conocer adecuadamente cuáles son las (heterogéneas) situaciones de vulnerabilidad que enfrenta la población a lo largo y ancho de Chile.