La crisis que vive la educación superior chilena lleva tres años dominando la agenda política. Además de las movilizaciones estudiantiles, los sucesivos escándalos institucionales -como la crisis del Crédito CAE, el abuso en varias acreditaciones otorgadas por la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) y el derrumbe de la Universidad del Mar, que dejó a 18.000 alumnos a la deriva-, han contribuido a hacer evidente una serie de problemas estructurales, todos los cuales están ligados a un aspecto central del modelo educativo chileno: el lucro. Este ha resultado determinante en el modo en que se organizan política y económicamente las instituciones.
En la sala de espera de un centro médico se puede encontrar mayor diversidad de lectura que en este tipo de instituciones
Para quienes defienden el lucro, la transformación del sistema universitario en un mercado es la razón de que en Chile se haya logrado masificar la educación superior, permitiendo que 7 de cada 10 estudiantes en las universidades sean los primeros de sus familias en llegar a la educación superior. De acuerdo a esa lectura, los problemas que vivimos hoy serían sólo asuntos de ajuste propios de los procesos de la expansión de la matrícula.
Con la carrera presidencial en marcha los diversos candidatos han comenzado intervenir en este debate de manera confusa, sin contar con un diagnóstico público y común de la educación superior y sin tener una efectiva caracterización de la misma.
Para llevar luz a este problema es necesario partir por dos preguntas centrales: si el lucro y la creación del mercado educativo funcionaron como “incentivos” a la apertura de instituciones, sedes y/o programas. También cabe preguntarse: ¿en qué “gastan” el dinero las instituciones?, es decir, si el lucro constituye un incentivo a invertir en “calidad” para así captar a más estudiantes.
El Centro de Estudios de la Fech en colaboración con la Fundación Heinrich Boll ha hecho un esfuerzo para responder ambas cuestiones y abrir la caja negra de la educación superior en Chile, de modo de contribuir con datos e información a la discusión pública sobre un eventual programa educativo. Los avances de este esfuerzo ya comienzan a derribar algunos mitos (Vea el informe completo de investigación).
EL MITO DE LA “MERCADIZACIÓN” COMO FUENTE DE COBERTURA
Desde 1960 han existido dos grandes shocks en la expansión de la cobertura de la educación (ver gráfico 1). El primero de ellos ocurrió durante el gobierno de la Unidad Popular. En ese momento convivían instituciones del Estado y privadas sometidas a un alto control público, entendiendo por este no solamente la inspección directa del Estado y la Contraloría, sino también la existencia de formas de gobierno interno y participación activa de los estamentos de las instituciones que permitían cierta “contraloría social”.
En ese período la tasa de participación bruta en el sistema se triplicó en tres años, pasando de un 5% para el año 1970 a un 15% en 1973, con una tasa de crecimiento promedio del 24,1% para el trienio. El modelo por excelencia de este tipo de expansión es la Universidad Tecnológica del Estado (UTE, hoy USACH).
El segundo shock expansivo ocurrió en la década del 80’, a partir del establecimiento de la Ley General de Universidades de 1981, la cual propicia la creación de un mercado de la educación superior. Este fenómeno, que recibe el nombre el nombre técnico de “mercadización” produce la proliferación de instituciones con bajo control público y cuya estructura de propiedad y gobierno es propia de la empresa privada. Ejemplos de este modelo son instituciones como la Universidad de las Américas o la Santo Tomás.
En el gráfico 1 la curva azul (eje izquierdo) representa la cantidad total de estudiantes matriculados en la educación superior, mientras que la curva roja (eje derecho) representa la tendencia lineal de la expansión de la cobertura en el largo plazo medida en escala logarítmica (que posibilita hacer comparables magnitudes muy distintas en términos absolutos y diferentes momentos del tiempo, es decir, permite identificar tendencias de más largo plazo). Este gráfico busca dar cuenta de que el propio sistema presentaba una tendencia a expandirse desde la década del 60’ en adelante, lo cual permite cuestionar el mito de que en materia de cobertura existe algo así como “un antes y un después” de la “mercadización”.
CALIDAD: ¿EN QUÉ GASTAN LAS INSTITUCIONES?
Ahora bien, ¿es posible que instituciones con lucro tengan incentivos para invertir de modo eficiente de modo de prestar un servicio educativo de calidad mínima?
La pregunta apunta a la eficiencia del sistema educativo y para responderla es necesario revisar dos aspectos. Primero, los recursos percibidos por las instituciones universitarias y segundo, qué es lo que se hace con esos recursos, y cómo ese uso se refleja en los procesos internos de la universidad y particularmente en sus aulas.
Comencemos señalando algo quizás evidente pero necesario de recalcar: si en Chile existiese una correspondencia entre lo que las familias pagan por educación, y la calidad de la educación que reciben, nuestras universidades debiesen contar con los mejores académicos del mundo, enseñando en las sedes mejor equipadas del mundo, y contando con las bibliotecas mejor provistas del mundo. Esto, ya que los aranceles universitarios chilenos son los más altos del mundo.
El equipo de investigación del Centro de Estudios de la Fech (CEFECH) intentó responder con el máximo de precisión la pregunta por la eficiencia del sistema en el período 2005-2012 (en el cual hay información oficial, proveniente de las bases Índices del Consejo Nacional de Educación).
El modelo actual está conformado en base a estímulos que no están alineados con objetivos propiamente educativos
Por un lado, tenemos los ingresos percibidos por concepto de pregrado (matrícula y arancel) de las instituciones universitarias, estimación que de hecho resulta conservadora respecto al total de ingresos que estas perciben (pues no considera postgrados, prestación de servicios, etc.). La determinación de cuántos recursos invierten en dotaciones mínimas debiese permitirnos una aproximación a los gastos en los que incurren estas instituciones.
Respecto a la segunda dimensión (¿qué parte de los recursos que obtienen lo invierten?), es necesario señalar que no se cuenta con la información necesaria sobre los reales costos de las unidades a medir. Sin embargo, es posible observar las decisiones de inversión tomadas. Si el sistema fuese eficiente, uno debiese suponer que si los ingresos presentan una tendencia creciente, la cantidad de insumos mínimos por cada estudiante debiese también presentar una tendencia al menos similar, no al revés.
La investigación del CEFECh en su conjunto indaga también en otras dimensiones del quehacer de las instituciones, pero para efectos de este artículo nos concentraremos en la función de docencia, actividadbásica que ninguna entidad que se denomine “educativa” puede dejar de desarrollar.
Uno de los insumos imprescindibles para la docencia en un establecimiento educativo son las dotaciones de bibliotecas tanto en la cantidad (volúmenes de libros) como en su calidad (diversidad de títulos de biblioteca).
El Gráfico 2 nos muestra, en primer término, la función de ingresos promedio (eje izquierdo) para las 12 universidades que hoy están siendo investigadas por lucro[1]. Se observa un claro aumento de los ingresos, los cuales prácticamente se duplicaron en el periodo, hecho que se explica tanto por el alza de la matrícula como por el aumento sostenido de los aranceles. Es importante puntualizar que en 2012 este tipo de universidades pese a representar el 21% de las instituciones capturaron el 32% de la matrícula.
El gráfico muestra también que, a diferencia de los ingresos, el stock de bibliotecas (eje derecho) en los que han invertido estas instituciones tiene una tendencia decreciente, lo que explica una diferencia cada vez más creciente entre los ingresos (curva azul) y la inversión en dotaciones de biblioteca, tanto en su cantidad (curva roja) como su calidad (curva verde). En otras palabras, por cada unidad de ingresos per cápita que están percibiendo, la inversión por alumno decrece, es decir que se entrega menor cantidad y calidad de dotación de libros, o al menos no aumenta en los niveles coherentes a los ingresos percibidos. Ahora, si observamos los números del eje derecho, se puede enunciar que por alumno, en promedio se invierten en 6 libros por alumno y con una diversidad de 2 títulos. En la sala de espera de un centro médico se puede encontrar mayor diversidad de lectura que en este tipo de instituciones.
Los resultados son similares cuando este análisis se aplica a todo el sistema y no solo a las universidades investigadas por lucro como en el ejemplo anterior: la brecha entre ingresos e inversión aumenta durante el periodo.
Para revisar todo el sistema se han catalogado a las universidades en cuatro “nichos” que están delimitados por dos ejes: primero, el eje “tradicionales” y “no tradicionales”, que describe el control público al que están sometidas las instituciones; segundo, el eje “selectivos” y “no selectivos”, estableciendo como criterio de distinción el tener estudiantes con puntaje PSU promedio superior o inferior a 550 puntos.
Las universidades se agrupan entonces en cuatro tipos: Tradicionales-selectivas. Tradicionales-no selectivas. No tradicionales-selectivas y No tradicionales-no selectivas.
Los nichos no tradicionales recibieron el 52% de la matrícula para el año 2012, y son los que propician el aumento de la brecha, a diferencia de las instituciones tradicionales, que si bien también tienden a acrecentar la brecha del sistema, lo hacen a niveles notoriamente menos impactantes (ver informe completo de investigación CEFECh para contrastar gráficos para todos los nichos).
Retomando el caso del stock de insumos de bibliotecas (gráficos 3 y 4), se puede observar la distribución de estos en los diferentes nichos. Esto ofrece un primer panorama sobre cómo se configuran los incentivos hacia la inversión en los tipos de insumos que se han ido abordando.
Debe mencionarse que las instituciones clasificadas como “no tradicionales” cuentan con el 52% de la matrícula, y muestran en cambio un porcentaje menor al 30% de las inversiones en recursos para la docencia (libros) de todo el sistema. Es decir, en este sector que más que triplicó su tamaño en el periodo considerado, no registró una inversión equivalente.
Fijemos ahora la mirada en los docentes, el indicador de costo que probablemente es el más relevante dentro de las instituciones. Es pertinente mencionar algunos supuestos que permiten entender las dinámicas en las decisiones que toman las instituciones. Mayor cantidad de “docentes de planta”, significa mayores costos (tanto en pago de salarios como de infraestructura correspondiente), pero también mayores externalidades positivas, las cuales chorrean hacia las aulas y los proyectos educativos. En contraposición, dotaciones con mayor número de académicos “taxis” (pagados por horas de clases) reducen los costos de la institución pero hablan del poco compromiso que ésta tiene con sus educandos y con su proyecto educativo.
Los gráficos 5 y 6 reafirman algo que se ha venido mencionando: existe escasos estímulos a la inversión en aquellos insumos mínimos que reflejen el interés de la institución por la calidad de la educación. En 2012 cerca del 70% de los académicos con contratos de “jornada completa” trabajaban en el sector con mayor control público (universidades tradicionales), en tanto que el 68% de los docentes contratados “por hora” trabajaban en el sector No Tradicional. En otras palabras, aquellas nuevas familias que han ingresado por primera vez al sistema universitario (que tienen poco poder de decisión a la hora de escoger las instituciones que alojarán a sus hijos), de las cuales los defensores del sistema se han vanagloriado como el éxito del modelo, perciben insumos paupérrimos y desiguales (comparados con los del sector tradicional) propiciados por instituciones que poco estímulos a la competencia por calidad ofrecen.
Esto tiene un nombre: se llama ineficiencia en el uso de los recursos.
Valorar el sistema por la cantidad de individuos que pasa por él, es como juzgar a un hospital por la cantidad de pacientes que ingresan a él, sin importar si estos sanaron o salieron aún más enfermos
La alegoría de la educación superior como una “caja negra”, que busca evidenciar el fracaso del sistema, queda completamente justificada. Las crisis institucionales que han afectado al sistema y en particular el caso de la Universidad del Mar, han resultado expresivas de algo mucho más profundo: un modelo conformado en base a estímulos que no están alineados con objetivos propiamente educativos, como entregar herramientas suficientes para el desarrollo personal y social del país.
Al poner la mirada en los procesos internos de las universidades, en la “caja negra” de las instituciones, esta investigación pone en jaque una de las defensas del actual sistema: el argumento de que hay que evaluarlo por la expansión de la matricula. Los antecedentes expuestos muestran que valorar el sistema por la cantidad de individuos (damnificados) que pasa por él, es como juzgar a un hospital por la cantidad de pacientes que ingresan a él, sin importar si estos se sanaron, quedaron igual o salieron aún más enfermos. Mirado así, el sistema se revela como un verdadero saco roto para el Estado y las familias chilenas que han depositado sus esfuerzos en una promesa que no se cumple.
Antonio, estás equivocado. El AFD representa menos del 20% de los ingresos de las Universidades del CRUCH.
Los ingresos por aranceles de pregrado representan más del 80% del total, y la tendencia muestra que cada año este porcentaje aumenta en desmedro del AFD.
Si miramos los ingresos pregrado de las universidades selectivas, que son las más caras, el promedio de una tradicional es aproximadamente 29.000 millones, el promedio de una no-tradicional es 37.000 millones. Aún si le sumaras a la tradicional el ingreso por AFD (promedio 6.000 millones), queda en 35.000 millones, es decir que es falso lo que dices respecto de la "triplicación de ingresos".
Sumado a lo anterior, las Universidades del CRUCH cuentan con restricciones que las otras universidades no: la especulación en la bolsa y el movimiento de capitales financieros. De allí que comparar según ingresos de pregrado es lo correcto. La columna apunta a mostrar la diferencia entre ingresos básicos y gastos básicos.
Diego | 22.08.2013
Es obvio que las universidades del CRUCH gastan mas por alumno que las otras, ya que son muy complejas en estructura para sostener investigación, docencia de postgrado, mayor cantidad de docentes de planta, y dictan carreras no muy convenientes en el sentido económico (pocas universidades privadas dictan química y farmacia, carrera carísima de dictar por los laboratorios).Â
Antonio Sotomayor | 21.08.2013
Eficiencia sobre el arancel... ¿por que no sobre los ingresos totales?¿qué hay de los aportes directos que reciben las universidades del CRUCH? con el aporte que reciben directamente del estado al menos triplican los ingresos de las Ues provadas... ¿dónde queda la eficiencia?
Galo Nómez | 20.08.2013
Yo no sé qué autoridad tiene la FECH, que después de Camila Vallejo ha estado regida por señoritos que creen que la universidad es una instancia para andar de farra durante seis días a la semana y que actúan como en la película "Revenge of The Nerds" aunque con una visión cercana a la burguesía de pretensiones izquierdistas. No existe "universidad" que no lucre, y en esto el lupanar de Bello no es una excepción, en especial si se considera que sus respetables académicos han estado involucrados en casos de corrupción como el MOP-Ciade. Además, las entidades que pertenecen al cartel de las 25 cuentan con una credencial consuetudinaria para cometer todas las tropelías que les plazca, derecho que no han dudado en utilizar a lo largo del tiempo
OHS | 19.08.2013
Concuerdo con varios de los comentarios, y también con el que -a mi juicio- es el tema central del artículo: la ineficiencia (o desinterés?) en el manejo de los recursos en las instituciones de educación superior (o terciaria, o lo que sea), para posibilitar finalmente una mejor calidad de educación.
Pero todo ésto me deja las mismas preguntas de siempre:
- QUÉ ES una "educación de calidad"?
Yo tuve la suerte de estudiar en una institución de "prestigio". Estando casi al final de mi carrera conocí a unos estudiantes europeos de intercambio, casi todos manejaban 3 idiomas incluyendo el propio, y diría que tenían casi los mismos conocimientos que yo, sólo que ellos recién comenzaban en sus carreras. Qué pasó ahí?
- CÓMO MEDIR la calidad?
Apostaría a que nadie aquí elige una carrera pensando sólo en ser una persona más letrada, íntegra e iluminada en todas las ciencias y artes, sino más bien pensando en cómo tener un mejor futuro laboral, ojalá haciendo algo que le guste, ojalá.. De qué sirve llenarte de conocimientos y diplomas si vas a vivir bajo un puente?
- QUÉ EDUCACIÓN necesita Chile?
Qué carreras, qué duración, qué planes de estudio, qué conocimientos, qué COMPETENCIAS.. para enfrentarnos NO a nosotros mismos, sino al resto del mundo. Hasta ahora sólo estamos titulando empleados..
*** Este comentario aplica a las personas que necesitan estudiar para poder optar a un mejor futuro y calidad de vida. Afortunados los que no, o los que lo hacen afuera, sin embargo, éso no corresponde a la realidad mayoritaria de la población.
Juan Paulo Ide | 16.08.2013
Bueno, en el fondo de esta polémica están en el fondo las interrogantes que nadie ha podido resolver bien en estos últimos 30 años y que unos pocos hoy han intentado resolver, sin éxito, por la via de gritar consignas más fuerte y sin mucha reflexión. Las preguntas serían ¿la eliminación del lucro por sí solo mejorará la calidad de la educación universitaria? o ¿el lucro ha hecho que la calidad de la educación univesitaria baje, al menos en Chile? Una segunda pregunta sería ¿se mide la calidad de la educación terciaria por su infrestructura y por el tipo de contratos que tienen sus docentes? o bien ¿como se mide la calidad de la educación universitaria? Por último, también vale la pena preguntarse ¿qué fines persigue la universidad? ¿para generar profesionales más especializados que se inserten en el mundo del trabajo, para generar conocimientos o para otra cosa? Respecto a la primera pregunta, mi respuesta es NO. Hay universidades sin fines de lucro que forman pésimos profesionales y viceversa, por lo que todo el tema del lucro es solo una ilusión que esconde descontentos sociales respecto a otros temas, como el de la desigualdad. Respecto a la segunda pregunta, para mi, la calidad de una universidad se mide por sus resultados, es decir por donde, como y por cuanto $$$ se están insertando al mundo laboral sus egresados y titulados. Punto. Respecto a la tercera pregunta, yo creo que la universidad tiene hoy un fin netamente laboral y de educación terciaria, que es preparar mejor a los futuros trabajadores del mañana, por mucho que no le guste a la UNESCO ni a don Rodrigo. No tengo problemas con que la dejemos de llamar universitaria y la empecemos a llamar terciaria. No digo que me guste, digo que así es, y es una tendencia mundial, no solamente chilena. Respecto a la tercera preguntaa, sobre los temas de investigación y generación de conocimientos, perfectamente se puede entregar a instituciones que lo hagan de forma independiente de las universidades o a algunas, muy pocas, universidades muy grandes y prestigiosas, que pueden darse el lujo de intentar cumplir con ambos fines, que dicho sea de paso, es lo que pasa en casi todo el mundo, donde unas pocas universidades muy grandes y prestigiosas se dedican a estos temas, en tanto existen una inmensa mayoría de universidades menores que solo forman gente para el mundo laboral a nivel local. Saludos
MAL | 14.08.2013
Señor Ide, usted está hablando en base a excepciones, está claro que aquella persona que se las rebusca puede acceder a libros y materias difíciles de conseguir. Pero acá lo que se está tratando no es el empeño que alguien pueda poner en sus estudios, se está hablando de cuanto se invierte en educación en base a las ganancias que los proyectos educativos obtienen. Si la escolaridad de un hijo sale alrededor de $500.000 mensuales es de esperar que eso se vea reflejado en las instalaciones, equipamiento y calidad de los docentes, si a cambio del dinero que gastó le ofrecen un proyecto educativo de $100.000, usted estaría contento? sentiría que sus hijos tendrían a su disposición todas las herramientas necesarias, sentiría que ha gastado bien el dinero?
El tema de la biblioteca podría parecer un tanto débil en primera instancia pero si lo extrapolamos a las demas areas del proyecto educativo podríamos tener la siguiente duda razonable "si no son capaces de invertir en una biblioteca como la gente ¿que pasa con el resto de infraestructura necesaria para el desarrollo de un proyecto educativo óptimo?
Blanca Lecaros | 14.08.2013
El reportaje parte de un supuesto equivocado pues la apertura a la posibilidad de crear universidades privadas no era un mercantización ya que estas no pueden tener fines de lucro. La El abrirse a la iniciativa privada no es lo mismo que permitir el lucro en la educación. Hay muchas universidades privadas no tradicionales que no han funcionado con fines de lucro y que han contribuido a una mayor cobertura, y han sido un aporte al desarrollo del país ( Diego Portales, Adolfo Ibañez, Alberto Hurtado, etc.) y otras que burlando la ley, no han destinado los recursos a la educación sino que a enriquecer a sus "dueños". ( Américas, del Mar y las investigadas) ) Las diferencias están a la vista. Es una trampa confundir privado con lucrativo y de ahí concluir que la educación sólo debe ser estatal. Es la vista gorda que durante más de 30 años se hizo frente al evidente fraude a la ley en que incurrían muchas universidades lo que habría que cuestionar. Porque ese abuso es el que ha desacreditado a todo en sistema en el cual hay numerosas instituciones muy valiosas que han mostrado que el dinero no es el único incentivo para la creación de proyectos privados. Pero que para que ello funcione el rol de control del Estado es fundamental. Y la educación superior con fines de lucro además de ilegal es ineficiente.
IIIIIIIlllllllll | 14.08.2013
Juan Pablo Ide, pero tú no eres de la PUC, eres de la UDP :/
Por cierto se nota tu déficit en comprensión lectora, ya que se utiliza el ejemplo para ver cuanto se gasta!.
Juan Paulo Ide | 14.08.2013
Señor A. Si este estudio no intenta medir la calidad por medio de indicadores como el numero de libros ("títulos" como dice usted) por alumno y por las horas de trabajo de los docentes, no sé que están midiendo entonces. Lo que yo digo es que estos indicadores son bien irrelevantes en términos prácticos para medir la calidad de la educación. 40 o 3 títulos de biblioteca por alumno no significa nada para un alumno que por lo general se limita a leer las fotocopias de su asignatura y punto. Nadie dice que no se consulten libros ni que no sea importante hacerlo, pero es una ilusión creer que porque hay más libros va a haber mejor educación. Al que le interesa mayor formación siempre se las va a rebuscar, hayan libros o no. Excelentes profesionales salen de universidades con pocos libros y viceversa. Lo mismo pasa con los docentes. Primero, todo tipo de docentes puede atender a sus estudiantes y todos cuentan con infraestructura para hacerlo. Tanto los profesores de planta como externos dirijen tesis, obtienen proyectos de investigación y son capaces de transferir tales conocimientos, aunque en general las clases de pre-grado no se prestan para eso y no lo hace ninguno de los dos tipos de profesores, pues los conocimientos de pre-grado son bien básicos (me tocó ver a Maturana enseñando sobre la membrana celular en la Universidad, por ejemplo, lo que podría haber hecho cualquiera). Jorge, la Universidad así como todo el sistema educacional, es una forma de reproducción social, nos guste o no, y lo seguirá siendo por los siglos de los siglos, amén. Además, tú solo mencionas un tipo de modelo universitario, que es el investigativo de generación de conocimientos, pero muchas universidades adscriben a otros modelos de universidad y no se dedican a eso, tanto en Chile como en el resto del mundo, sino solo a labores docentes, y nadie las dejaría de considerar universidades. A lo mejor el problema es que estás anclado en los modelos univesitarios escolásticos tradicionales de origen medieval, pero la sociedad contemporánea tiene muchos más modelos de universidad que ese. Saludos a los dos
Fernando Morales Escobar | 14.08.2013
Estudiantes tomen conciencia de vuestro verdadero poder. Que cada estudiante cree conciencia en sus mayores, amigos, vecinos, clubes, medios de comunicación, grano a grano nace la montaña.
A terminar con los partidos arrogantes de la Oligarquía, la banca y las multinacionales, no más Alianza ni Concertación, no más Capitalismo, ni a su expresión Neoliberal.
“No queremos ganar únicamente porque seamos más o porque seamos los mejores; queremos ganar porque se ha trastocado el concepto fundamental de la política, porque la justicia está pisoteada, y la democracia prostituida, ha llegado el momento de combatir a la derecha (Concertación, Alianza) trasnochada que gobierna a Chileâ€.
“Lo importante no es cambiar de amo, sino dejar de ser esclavoâ€.
Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres…
TERESITA | 14.08.2013
La investigación es la base fundamental para salir del subdesarrollo, pero que sacamos con personas que tienen reconocimientos por ser buenos estudiantes si no ayudan a buscar un objetivo común, que sacamos con tantas publicaciones si no se ponen en práctica. A veces me digo que la Educación pone limites y no permite experimentar verdaderamente nuestra capacidad. Tenemos que sacar un titulo para tener un mejor trabajo que cultura mal llevada como permitimos cada uno de nosotros poner estereotipos si vemos que alguien no tiene un "Cartón". Si el Estado da invierte en la educación por lo menos hagamos un esfuerzo que nuestros conocimientos valgan la pena, las luchas deben ser constantes y con ética.
.Â
JM | 14.08.2013
Juan Pablo Ide, la relación entre esas variables y "calidad" no es mecánica. Pero el punto es bien simple: tener más libros y mayor diversidad es mejor que tener menos, tener más profes de planta (dedicados a la Universidad) y menos profes taxi es mejor que al revés. Y uno debiera esperar razonablemente que una institución a la que le entra cada vez más plata, debiese nivelar hacia arriba respecto a lo que hace con esa plata. Lo que muestra esta columna y la investigación en general es que precisamente eso no ocurre.Â
Jorge | 14.08.2013
Tu comentario tiene un sesgo, conceptualiza a la Universidad como un centro de reproducción social a través de la formación de profesionales, la Universidad es mucho mas que eso, su rol es complejo, investiga, busca generar concimiento de frontera y tiene roles de extensión, habla mucho de la calidad de una institución en cuanto a los fines con los cuales debe cumplir bajo los estandares que son medibles, si disminuye su infraestraectura, disminuye sus libros y aumenta de manera explosiva sus matriculas y utilidades, una muestra clara de precarización, son bastante sorprendentes los resultados.
A | 14.08.2013
La investigación no supone que mientras más libros, más "calidad", eso es no comprender lo que se lee, más allá de que uno de los indicadores sea nombrado como "calidad", el cual refiere a TÃTULOS, no VOLUMENES. Leer con más atención. Los libros son abordados como insumos básicos para la docencia. Una universidad que tiene 40 títulos de biblioteca por alumno tiene más recursos de docencia disponibles para sus alumnos que otra universidad que tiene 3 títulos de biblioteca por alumno.
No se puede hablar de "calidad" en las instituciones cuando estas no colocan los recursos mínimos.
Tu experiencia personal no tiene mucho asidero ni es generalizable. Si consultamos al servicio de bibliotecas de la PUC, es imposible que nos digan que "nadie pide libros".
Y creer que un profesor que sólo hace una clase y se va es "mejor" que un profesor de planta, que atiende a sus estudiantes, cuenta con infraestructura, dirige tesis, obtiene proyectos de investigación y transfiere tales conocimientos y discusiones en el aula, es estar totalmente perdido.
Juan Paulo Ide | 14.08.2013
Este reportaje trabaja con dos supuestos bastante discutibles para su investigación: 1. Mientras más libros en la biblioteca, mayor la calidad de la universidad. FALSO. Yo estudié en la UC, que se supone que tiene una de las bibliotecas más grandes de Chile y casi el 90% de los libros que los estudiantes usan habitualmente se encuentran en fotocopias disponibles en fotocopiadoras de cada facultad. La biblioteca casi no la usaba nadie. No sería una sorpresa ver que existen universidades con pocos libros en biblioteca pero con hartas fotocopias y con buenos profesionales y al revés, universidades con muchos libros en bibliotecas con profesionales "ahi no más" (como muchos de la UC compañeros míos, por ejemplo). El segundo supuesto es que mientras más profesores de planta, mejor la educación de esa universidad. FALSO. Los profesores de planta usualmente se preocupan de sus investigaciones y actividades de postítulo, y con mucha suerte del pre-grado. Lo usual es que les asignen horas obligatorias de pre-grado que usualmente detestan y que las dan con 0 motivación y con mucho profesor suplente. Para que hablar de la calidad de la pedagogia que usan, que usualmente es paupérrima. Usualmente los mejores profesores son los "taxi" pues su motivación es enseñar bien y punto, aunque también es cierto que de todo hay en la villa del señor. De todos modos, se agradece el intento de la investigación, que hace mucha falta, pero no debemos partir de supuestos no probados.
