Si el Estudio de Impacto Ambiental de HidroAysén se presentara hoy, no se aprobaría
01.07.2013
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01.07.2013
Si hoy se evaluara nuevamente el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que fue presentado por HidroAysén ante el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) el 9 de mayo del 2011 en Aysén, sin duda alguna no se aprobaría bajo ningún concepto. No creo que los seremis de la región que se prestaron para sacarlo adelante de manera tan poco profesional, bajo la presión indebida del gobierno y del propio HidroAysén, estuviesen dispuestos bajo la realidad actual del país a manipular y hacer caso omiso de los informes que entonces presentaron los servicios públicos (Indap, Conaf, Serviu y Ministerio de Salud), los que daban cuenta que el proyecto no era viable de acuerdo a lo que se había presentado como Estudio de Impacto Ambiental.
Bajo la realidad actual, seguramente los seremis lo pensarían mucho antes de correr los riesgos de enfrentar las consecuencias de esa decisión, ante una realidad que ha cambiado sustancialmente desde ese entonces, debido a la presión social por lograr justicia social y ambiental.
Fui parte de la comisión revisora en paralelo del estudio presentado por HidroAysén, como representante de la Corporación Costa Carrera, organización de empresarios turísticos y ganaderos de la Cuenca del Baker al sur de Aysén, que es el territorio donde precisamente HidroAysén quiere construir sus cinco represas de muro de contención en los ríos Baker y Pascua. Somos miembros de la Coalición por un Aysén Reserva de Vida, de Patagonia Sin Represas y de la Coordinadora Regional Anti-Represas de Aysén. Puedo dar fe que lo que presentó HidroAysén como EIA, sorprende por la falta de información relevante en todos los temas de importancia relacionados a los impactos sociales, económicos, culturales y medio ambientales de la pretendida intervención de la transnacional.
Me tocó analizar lo presentado en el área Social y de Turismo. Revisé alrededor de 2.700 páginas, de un estudio que tenia 10 mil en total. No había información práctica de los problemas que suscitaría la intervención del territorio. Tampoco encontré información de base exponiendo la realidad actual de la cuenca, su proyección económica-social y de como HidroAysén pretendía relacionarse con las comunidades bajo esa realidad y su fundamento económico, reconociendo ese desarrollo y su real proyección. No existe en el estudio presentado un plan de acción adecuado a las circunstancias, que presente una relación efectiva de la intervención y de cómo armonizarían el proyecto con los intereses de las comunidades. Tampoco encontré observaciones con fundamento científico sobre el fenómeno natural del “Glof” del Lago Cachet 2, lago de origen glaciar, que desagua millones de litros al río Baker una o dos veces al año, cambiando el fluir del río de aguas abajo a aguas arriba, en un proceso natural de alto impacto que inunda todo a su paso en el Baker, siendo precisamente en este río donde HidroAysén pretende construir tres represas de muro de contención con sus respectivos embalses.
Esto se suma a la falta de una relación adecuada de muchos otros aspectos de importancia vital que no están en el estudio y que sería largo explicar en este artículo. Estas imperfecciones del formato y de los emplazamientos generan muchas dudas en los pobladores de la cuenca del Baker y de Aysén respecto de si la transnacional tiene de verdad la experiencia necesaria para llevar adelante un proyecto de tal trascendencia y magnitud, y que -en caso de concretarse el proyecto- no tengamos en un futuro próximo un escenario similar a los de Freirina, Isla Riesco o Pascua Lama.
Resulta complicado ver que en el EIA no existe referencia alguna a la posible inundación de una parte del Parque Nacional Laguna San Rafael por la represa Baker 3. Se sabe y es un hecho de la causa, denunciado en su momento por el informe que entregó Conaf Aysén, que se tiene proyectado inundar el 4% de ese parque, lo que es ilegal e inconstitucional. El estudio no habla en ninguna de sus más de 10 mil hojas de las diferentes directrices y de las estrategias que se tendrán que implantar para sustentar en forma adecuada el impacto social en la localidad de Cochrane y en las restantes localidades de la cuenca del Baker, ante la llegada de siete mil obreros y la comparsa que suele acompañar a estas obras para amenizar los ratos libres de los trabajadores.
El profesor Roberto Román, académico experto en el tema energético, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Chile y vicepresidente Internacional de la Solar Energy Society, lo ha dicho hasta el cansancio en sus seminarios y charlas sobre el tema: el daño que el proyecto le causaría a la cuenca del Baker sería irreversible, comprometiendo el futuro desarrollo de la Región de Aysén para siempre. Además, añade que cualquier estrategia de desarrollo energético debe tener como pilar fundamental la eficiencia energética y en el caso de HidroAysén no es así, pues representa tecnología del pasado en el mundo del futuro.
Si se aplicara una política y una fiscalización adecuada respecto de lo que presupone una estratégica de evaluación ambiental acertada, más allá de lo que ocurre en forma natural por iniciativa de las empresas y que se toma como guía, sin duda HidroAysén no pasaría esa evaluación. Un EIA profesional y responsable debe ser apoyado con información científica que lo respalde, debe contener un análisis interdisciplinario que muestre una visión integral de las variables del territorio que se pretende intervenir, debe entregar un marco metodológico variado, entender claramente las características generales del territorio -al relacionar el escenario real con la intervención que provocará el proyecto-, entregar las posibles soluciones para todos los eventuales conflictos entre los pobladores y la transnacional, contar con una hoja de ruta clara y específica, con un protocolo claro de intervención que considere a las comunidades y trabaje con ellas, no en contra de ellas. Nada de esto ha sucedido con HidroAysén.
No basta con entregar becas comprando las comunidades con favores económicos, haciendo campañas publicitarias donde solo se muestra lo positivo del proyecto, justificándose con las eventuales mejoras económicas que posiblemente aportarían a las comunidades. Una empresa que quiere hacer las cosas bien, debe trabajar integralmente con las comunidades hablando con la verdad, exponiendo el proyecto sin tapujos, sin esconder sus reales consecuencias y, sobre todo, reconociendo la proyección del territorio y su sustentabilidad, ofreciendo soluciones reales a los innumerables problemas que el EIA presentado no ha sido capaz de exponer.
Es vital no olvidar que el problema de fondo de HidroAysén son las irregularidades cometidas al aprobar el proyecto. Su aprobación sin un protocolo adecuado y un marco eficaz fue un acto desgarrador cometido en contra de los derechos básicos de Aysén y de todos sus habitantes. El abuso del poder fue ejercido sin contemplaciones, por un centralismo destemplado, sobre una región que no pudo defenderse bajo los canales habituales que se supone deberían funcionar. Hoy confiamos en que el comité de ministros tendrá la capacidad y el sentido común necesarios para entender las fallas del proyecto y aceptar los más de 35 recursos de protección aceptados por la Corte Suprema referentes al EIA presentado por la transnacional. Hoy más que nunca se debe hacer una auditoría externa al proyecto de HidroAysén y su EIA, que entregue una visión real de lo pretendido por la transnacional.
(*) Andrés Gillmore es secretario y vocero de la Corporación Costa Carrera (agrupación de empresarios turísticos y ganaderos de la Cuenca del Baker-Aysén)