El Profe
14.01.2013
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14.01.2013
La debacle moral chilena evidenciada por lo sucedido con el Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior, en especial con la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), pero que es posible alcance a todo el sistema, incluidas las agencias privadas de acreditación, y con el Examen Único Nacional de Conocimientos en Medicina (EUNACOM), tiene aristas que no las he visto analizadas desde que irrumpió el tema a nivel público.
Me refiero a lo siguiente: muchos de los personajes involucrados lo son por ser miembros del sistema. Para acceder al sistema, en su mayoría fueron propuestos por instancias del gobierno y por las universidades. El hecho que hayan sido propuestos constituye una distinción, pues de alguna forma es un reconocimiento a sus competencias cognitivas y técnicas, pero también y en forma muy destacada e importante es un reconocimiento a su solvencia moral. Ser miembro protagónico de un sistema encargado de cautelar la fe pública es un tremendo honor, máxime si lo es dando fe a los jóvenes y sus familias de la realidad de las instituciones formadoras.
Aquellos miembros que son académicos universitarios, en una muy elevada proporción son poseedores de la máxima jerarquía académica de ellas, normalmente conocida como “Profesor Titular”. En teoría, para otorgar dicha jerarquía las comisiones evaluadoras deben formarse la convicción, entre otras competencias del candidato, que este está en posesión de un muy elevado nivel de autonomía moral, pues se supone que dicha jerarquía la poseen quienes deben ser un faro de luz y guía para todos los académicos jóvenes, y en consecuencia su currículo debe ser un ejemplo.
No he sabido que ninguno de los involucrados, miembro actual del cuerpo docente de instituciones de Educación Superior, haya perdido esta condición, es decir siguen actuando como docentes. Esto es, como personas que la institución formadora pone a disposición de sus educandos como un ejemplo a seguir. Tampoco he sabido de ninguna iniciativa, originada en esta dolorosa experiencia nacional, destinada a revisar las carreras académicas y sus reglamentos.
Ojalá esté equivocado, porque de no estarlo, significaría que nuestras instituciones de Educación Superior no se diferencian, en el ámbito expuesto, de un club de fútbol que mantiene como “profe” a alguien que le ha mentido al país, violado la Ley y descalificado groseramente a quienes lo denunciaron, causando la cesantía de tres carabineros.
(*) J. Alberto Estévez De Vidts es médico cardiólogo, profesor asociado de Medicina de la U. de Chile, ex secretario ejecutivo de la Agencia Acreditadora en Ciencias de la Salud (AACS) y uno de los impulsores de la creación del Examen Médico Nacional (ex EMN y actual Eunacom).