Juan CARLOS FERES Y LA ÚLTIMA ENCUESTA CASEN
“Se demostró que los antecedentes que entregó el Ministerio de Desarrollo Social a la CEPAL no eran veraces”
08.11.2012
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Juan CARLOS FERES Y LA ÚLTIMA ENCUESTA CASEN
08.11.2012
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Por 25 años, Juan Carlos Feres pasó desapercibido en Chile. Durante todo ese tiempo se desempeñó en las oficinas de la CEPAL como jefe de la Unidad de Estadísticas e Indicadores Sociales en la División de Estadísticas y Proyecciones Económicas. Un cargo de nombre largo y perfil bajo, pero clave para el monitoreo de varias de las políticas públicas que más directamente afectan a la población vulnerable del país. Desde ese puesto en la comisión regional de la ONU, Feres se convirtió quizás en el hombre que más sabe sobre medición de pobreza en toda América Latina.
La experticia que ha adquirido lo ha llevado a ser la persona ancla en las asesorías que la CEPAL realiza en distintos países de la región para sondear si los índices de pobreza en cada una de esas naciones han variado respecto de años anteriores. Pero aquí su rol ha sido más importante que en cualquier otro lado. A diferencia de los otros países, donde participa sólo como órgano asesor externo en colaboración con los estados, el único lugar donde la CEPAL ha tenido injerencia directa en el cálculo de las tasas de pobreza e indigencia es en Chile. Eso ha sido, en definitiva, lo que le ha dado un sello de credibilidad e independencia a las cifras chilenas. Y esa tarea, desde 1987, siempre estuvo en manos de Feres.
Por eso sorprende que su nombre recién se haya hecho conocido este año, después de que la encuesta CASEN 2011 se transformara en un capítulo negro para el gobierno del Presidente Sebastián Piñera.
Apenas CIPER denunció a fines de agosto que el Ministerio de Desarrollo Social (MDS) pidió a la CEPAL que reconsiderara sus cálculos e incluyera una variable que los expertos habían desechado, Feres pasó prácticamente del anonimato a la primera línea de un debate que terminó por desbaratar la institucionalidad detrás de la medición de la pobreza en Chile y que la semana pasada, en un tercer y último seminario organizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP) sobre el tema (ver reportaje), de cierta forma, se acabó para pasar a un nuevo capítulo: al de la CASEN 2013, ya sin Feres en la CEPAL, sin la CEPAL en la CASEN y con un Instituto Nacional de Estadísticas (INE) que aún no es autónomo pero que debería serlo para cuando se ponga en marcha de nuevo la encuesta.
CIPER conversó con Feres después del seminario en el CEP del 31 de octubre, donde participó como público. Allí encaró a la subsecretaria Soledad Arellano, quien dijo que el pre-test de la encuesta ya estaba publicado hacía al menos tres semanas. Para Feres, eso que está publicado en el sitio web del MDS no corresponde al pre-test. Pero para él, lo más grave de toda la polémica con la CASEN 2011 no tiene que ver con que si la cifra sea 15 ó 14,4, como dice el gobierno. El mayor daño, a su juicio, tiene que ver con “la manera en que se afectó la fe pública. No sólo con la divulgación de los datos, sino también con la información que se le entregó de manera oficial a la CEPAL y que se demostró que no era así”, dice en la siguiente entrevista.
-Usted ha señalado que, frente a los antecedentes que han surgido en el último tiempo en torno a la CASEN, la cifra oficial de pobreza en Chile debiera volver del 14,4% anunciado por el gobierno al 15% que resultó de la no inclusión de la variable “y11”. ¿Cuáles son los argumentos técnicos?
Finalmente, se demostró que lo que en su momento se tuvo a la vista para introducir este cambio, los antecedentes que proporcionó el MDS a la CEPAL, no eran veraces. Que no estaban fundados en el pre-test tal como se argumentaba en la minuta. Y los antecedentes posteriores que se ha intentado colocar en complemento de esa falencia, no han provisto una base suficiente como para realizar una inferencia estadística de que efectivamente corresponde computar esa variable. Eso es lo que está señalado y acreditado ya de una manera bastante clara. Y lo que se intenta argumentar viene por el lado de relativizar la noción misma de pre-test. Una especie de pirotecnia para relativizar el concepto de pretest, sacándolo de su acepción convencional, clásica y manejada por todos los que conocemos de este tema.
-¿Que tiene que ver básicamente con la prueba de campo y la encuesta piloto?
Eso es un pre-test, eso es un test estadístico. Pero ahora se quiere señalar que cualquier conversación, cualquier reunión de tres o cuatro personas puede ser considerado como parte de un test.
-La subsecretaria dijo que el MDS publicó el pre-test hace al menos tres semanas.
Eso se lo desmentí en el seminario. El pre-test es el informe que elaboró Microdatos y que entregó en su segunda versión definitiva el 28 de septiembre del 2011 al ministerio. Eso es lo que se ha estado pidiendo desde un comienzo y que el MDS hasta el día de hoy no ha difundido. Ya a esta altura no es necesario que lo difunda porque tanto Microdatos, a través de una declaración, como el propio ministerio, han reconocido que estas variables no fueron parte del pre-test.
-Uno de los errores técnicos a los que se refirió Sergio Urzúa en el último seminario del CEP, fue que la “y11” no fuera incluida en el pre-test, siendo que las falencias que pretendía solucionar ya estaban reconocidas en mayo de 2011. ¿Por qué cree que no se incluyó?
No quisiera conjeturar, porque es difícil encontrar una explicación. ¿Que se les pasó? No es muy creíble desde el momento que se venía haciendo un registro del tema, que era parte de las cuestiones que estaban debatiéndose. Si no se incluyó es porque alguien aplicó un juicio equivocado en el sentido de no ponerlo. Nos habríamos ahorrado todo esto. Lo mismo en el caso de la asignación social. Cuando se supo que iba a haber un bono en noviembre, en ese momento, se podrían haber incorporado los cambios necesarios para un buen manejo de la variable en la etapa de procesamiento. Era factible, tenían el tiempo y los medios para hacerlo, y no se hizo. Eso es un error técnico.
-Urzúa dijo que otro error técnico fue que la “y11” no se ajustara.
Eso es discutible. En este caso, soy de la opinión de que no correspondía, porque no teníamos cómo separar dentro de los ingresos laborales de la “y11”, aquellos provenientes de salarios y aquellos provenientes del trabajo independiente, porque no había una categorización de la ocupación.
-Urzúa también dijo que incluso considerando la variable “y11”, el cálculo no debería ser 14,4% precisamente por los ajustes. ¿Qué opina usted?
Si la cosa se hubiese hecho correctamente, habría correspondido ajustar esta variable, con lo cual el monto sube, pero habría bajado el coeficiente de ajuste de todo el resto de los salarios y probablemente de todo el resto de los ingresos independientes. Eso habría tenido un efecto mayor que el hecho de incrementar los montos por la “y11”. Muy probablemente esto habría tenido un efecto neto que de vuelta nos habría acercado más al 15 que al 14,4%.
-¿Cómo ve los cambios que se han propuesto para la próxima encuesta CASEN?
Esto ha sido un episodio muy lamentable, pero que abre una oportunidad que el país está en condiciones de aprovechar. Tiene que reconstruir una institucionalidad mucho más sólida y adecuada para manejar estos temas. Hay bastante consenso en qué corresponde trabajar. Hay que actualizar la medición de la pobreza en varios sentidos, no solo en aquello de actualizar los parámetros de la medición monetaria, sino también solicitar una medición multidimensional. Estamos en un momento de cierre, pero todavía queda pendiente tomar decisiones sobre las cuestiones planteadas en el seminario del CEP. Y una de ellas es cuál es la cifra con que el país va a quedar operando y que se va a considerar directamente comparable con la anterior. Y esa cifra, a mi juicio y el de muchos otros, debiera ser el 15% y no el 14,4%. Pero hay una cuestión aun más de fondo: lo que se está discutiendo no son seis décimas más o menos. Es acerca de una práctica, la manera en que se afectó la fe pública. No sólo con la divulgación de los datos, sino también con la información que se le entregó de manera oficial a la CEPAL y que se demostró que no era así.
-¿Los cambios propuestos afectan la comparabilidad de la serie?
Cuando se hacen cambios masivos, como los que van a venir, lo que corresponde es establecer una nueva serie. Se tiene que definir desde qué año en adelante, pero se establece una nueva serie y se mantiene por un tiempo la antigua sin cambios y se toman todas las precauciones para que eso sea técnicamente comparable. Por eso es importante que ahora quede zanjado si se va a asumir la “y11” como parte de los ingresos también de la próxima CASEN o se va a dejar de lado para efectos de la comparación con los años anteriores. Esa discusión hay que hacerla ahora, porque todos tenemos la necesidad de hablar con referencia a la pobreza del país cuando tengamos alguna claridad respecto de la cifra. En este momento hay por lo menos tres cifras dando vueltas: la que divulgó el gobierno, la cifra del 15% y la cifra de la CEPAL, que es distinta a las dos anteriores
-¿Cuál es la de la CEPAL?
La cifra de la CEPAL es más baja, porque trabaja con una línea que no multiplica todo por la variación de precios de los alimentos. Pero es una tercera línea en definitiva, una tercera estimación de pobreza, y por lo tanto, desde el punto de vista de la versión oficial, van a haber muchos que van a quedar hablando de 15.0 para el 2011 y otros que van a hablar de 14.4. Vas a tener permanentemente dando vueltas dos cifras. A mi juicio solo cabe uniformarla en torno al 15%.