La muerte planificada de Coronel
12.10.2012
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12.10.2012
Durante las últimas décadas, los gobiernos y políticos de diversos colores han ignorado el complejo fenómeno socio-político y cultural que vino tras el derrumbe –y posterior desaparición– de la actividad minera carbonífera en la VIII Región. A pesar de la relevancia y la controversia que rodea al carbón como combustible, sobre todo para centrales termoeléctricas, el tema pareciera no tener relevancia y la gente y pueblos que subsistieron a su alero son simplemente ignorados. Eso es lo que ha ocurrido con el pueblo de Coronel.
Los siguientes, de manera muy resumida, son los hitos más relevantes que delimitan y caracterizan lo angustiante de la situación a la que han sido sometidos miles de trabajadores, mujeres, jóvenes y estudiantes, con resultados catastróficos para su nivel de vida y opciones fututas para salir de una pobreza agobiante:
1. A comienzos de los años 90 se inició una fuerte lucha entre los ciudadanos de Coronel y las empresas que querían construir un puerto comercial y terminales pesqueros con sus respectivas fábricas. Uno de los integrantes del Comité de Defensa de Coronel, que luchaba contra el puerto comercial, era René Carvajal, un personaje desconocido para los habitantes del puerto en ese entonces. En diciembre de 1992, Carvajal, militante del PS, fue electo alcalde de la comuna por su liderazgo en contra del puerto comercial. Sin embargo, le dio la espalda a la ciudadanía: sólo unos meses después autorizó los permisos para construir el puerto. Entre marzo y abril de 1993 comenzó el cierre definitivo del acceso a las playas que beneficiaban a la población de Coronel.
2. En 1994 se decretó el cierre definitivo de la explotación de las minas de carbón de Lota y Schwager. El plan de reconversión económica y laboral diseñado por las autoridades de la época fracasó, dando paso a altas tasas de cesantía en la zona que aún perduran entre las más altas del país. Por las calles de Lota y Coronel –las dos comunas con mayor desempleo a nivel nacional– deambulan miles de peluqueros, costureras y taxistas, por mencionar algunos, desempleados.
3. Desde el retorno a la democracia hasta la fecha, se han construido muchas industrias livianas y de mayor envergadura en terrenos de la comuna de Coronel. Pero se utiliza mano de obra “foránea”, manteniendo los niveles de desempleo comunal por encima del promedio nacional. Las autoridades locales y regionales han sido incapaces de revertir estos índices y la pobreza se ha profundizado con todas sus consecuencias. Una de las respuestas de las autoridades locales ha sido aumentar el paternalismo socio-económico, agudizando la dependencia de la población del poder político local en un círculo perverso de “mayor pobreza-mayor dependencia”.
4. Paralelo a estos procesos, las industrias pesqueras de fabricación de harina de pescado contaminan severamente la bahía de Coronel y su ambiente con olores a pescado que hacen más difícil la vida de los habitantes, sumándose a ello la contaminación por los olores de la planta celulosa Arauco, a pocos kilómetros de distancia hacia el sur. Frente a este flagrante menosprecio por la calidad de vida de los habitantes de Coronel, las autoridades locales y regionales no han actuado para proteger a la población. Se incluye en esta indiferencia oficial a una parlamentaria que vive en la ciudad.
5. Desde la aprobación del puerto comercial de Coronel, sus instalaciones han aumentado paulatinamente, bloqueando definitivamente el acceso al mar que disfrutaban los habitantes de Coronel. Se han construido grandes edificaciones y bodegas que bloquean toda vista del mar y se construyen muelles de carga y descarga de todo tipo de productos en el perímetro de la bahía. Todas las áreas de orilla de playa que eran públicas hoy son de uso privado exclusivo. En estos procesos de ampliación, la mano de obra local representa un porcentaje mínimo e insignificante.
6. Frente a la crisis energética, se autorizó la construcción de dos centrales termoeléctricas en el radio urbano de Coronel: Bocamina II y Colbún, además de la operación de la primera termoeléctrica (Bocamina I) existente desde los años 60 y cuyo objetivo fue dar salida al carbón producido por la compañía minera local. Como la planta Colbún está ubicada a menos de mil metros del hospital de Coronel, los vientos del sur prevalentes llevan el humo y gases de la combustión de carbón directamente al hospital. Debido a la movilización de los pobladores que habitan los alrededores de la termoeléctrica Bocamina, la empresa compensó a 200 familias construyéndoles casas en otros lugares. Esto sólo ha resuelto el problema de un porcentaje menor de las personas directamente afectadas. Y hoy existen planes para construir dos o tres termoeléctricas más, también dentro del radio urbano.
7. En un proceso considerado muy irregular, las actuales autoridades edilicias han aprobado el Plan Regulador Comunal (PRC), que fue formulado por la administración del alcalde Carvajal y postergado a fin de evitar problemas para su eventual reelección. El PRC aprobado, que es resistido por la comunidad, permite la construcción de al menos dos o tres termoeléctricas adicionales. Por otra parte, los mapas existentes dan cuenta de que la conectividad vial recomendada favorece fundamentalmente la comunicación este-oeste, es decir, entre el puerto y las termoeléctricas. Y también de la construcción de eventuales grandes vías de acceso entre la carretera norte-sur longitudinal y las facilidades portuarias que crecen aceleradamente. La conectividad sur-norte, que es la más necesaria para las personas al sur de Coronel, no sufre mejorías significativas. En suma, todo parece indicar que el nuevo PRC tiene por objeto favorecer el desarrollo del puerto comercial y las industrias locales, incluidas las termoeléctricas, y no a la población local y aledaña.
8. Concomitante a los hechos que se han señalado, ocurren en la comuna importantes fenómenos migratorios: los pocos profesionales y obreros calificados emigran en busca de mejores oportunidades. Mientras, se produce una inmigración no menor de desocupados y pobres desde las comunas de Concepción, Talcahuano y otras cercanas, que llegan a vivir en Coronel donde las viviendas de mala calidad y abandonadas parecen ser más baratas. Es decir, se observa un aumento de la población pobre que vive económica, educacional y socialmente marginada.
9. No existen en el país bahías que tengan el tamaño ni un nivel de protección como el que brinda el Golfo de Arauco. Tampoco existen terrenos para el crecimiento portuario como los que ofrece el casco antiguo del pueblo de Coronel. Estos terrenos ofrecen también a las empresas portuarias el potencial para construir sistemas de dársenas que acercan a los cargueros de carbón directamente a las plantas termoeléctricas, facilitando las maniobras de descarga de carbón y la diversificación de mercaderías sujetas a cabotaje marítimo en un puerto que podría ser fácilmente el corredor o salida del comercio Atlántico, para lo cual ya se construyen las redes de carreteras respectivas, apoyadas por la conectividad este-oeste ofrecida por el PRC de Coronel.
La situación creada en la comuna de Coronel con el cierre de las minas de carbón, la apertura de un puerto comercial, la falta de empleos para la población local que contrasta con el aparente crecimiento económico y la dependencia creciente de la población de caudillos políticos locales paternalistas que los han desmovilizado en la lucha de sus aspiraciones, apuntan a dar verisimilitud a un plan bien elaborado para terminar con la existencia de Coronel como se le ha conocido hasta ahora. A ello también han aportado la implementación de políticas económicas aparentemente equívocas, la autorización de instalaciones de plantas termoeléctricas altamente contaminantes en los radios urbanos, la autorización de planos reguladores que favorecen al puerto, a las empresas y sus planes de expansión y la existencia de una superficie plana de potencial expansión del puerto en el casco antiguo de la ciudad de Coronel.
La sola existencia de los hechos concretos y verificables objetivamente, ameritaría un estudio en profundidad para determinar la direccionalidad que están tomando importantes decisiones políticas, económicas y sociales en la VIII Región. Esas decisiones no parecen favorecer a la población, sino más bien a quienes detentan el poder económico. Estas políticas económico-sociales son de larga data y no han despertado interés en el país.
Si el fenómeno observado en Coronel se trata de un experimento de intervención social o si grupos de personas o empresas están haciendo uso, a costa del sufrimiento de miles de personas que han perdido su capacidad de movilización, de las situaciones locales para su enriquecimiento económico y la adquisición de poder político, son situaciones que deben ser aclaradas o al menos investigadas.
Si existen iniciativas concretas para expandir planes portuarios de gran envergadura, estos deberían ser discutidos de cara a la población, cuyos intereses están siendo utilizados y probablemente conculcados. La gente tiene derecho a saber el camino y diseño que están tomando las políticas públicas en la comuna de Coronel, de manera que puedan decidir soberanamente su futuro personal y colectivo y defenderse adecuadamente de la agresión y daño para su salud que significa la instalación de industrias altamente contaminantes.
No parecería lógico que el lucro esté por encima del bienestar de los ciudadanos y que se arriesgue el bienestar, la seguridad y el futuro de miles de personas y jóvenes.
(*)Hugo Corvalán Basterrechea es médico salubrista experto en demografía y reproducción. Fue director para América Latina y el Caribe del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA). También se desempeñó como director de proyectos en la CEPAL. En 2005 fue candidato al Senado por la Octava Región Costa.