Labbé, el Carmela y el desamparo de los padres frente a autoridades que no intervienen
23.05.2012
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23.05.2012
¿Cómo sentir alegría porque sea la Corte Suprema quien determine como ilegal expulsar estudiantes luego de que el alcalde de la comuna en que estudian así lo determinara? Lo esperable es que la ley, el sentido común de los que ejecutan la orden, la vocación pedagógica de directoras y profesores o, por último, las autoridades del sistema educacional sean los que eviten semejante atropello a los derechos de unas adolescentes. Pero no.
Ellas no sólo fueron expulsadas, sino que también han sido agredidas con todo tipo de descalificaciones e infamias. Y en este caso tampoco han sacado la voz las autoridades del SERMAN, del INJUV, del SENAME, ni menos -otra vez- del MINEDUC. “Debemos dejar que las instituciones funcionen”, nos dicen cada cierto tiempo… ¿Es que se considera la omisión en los casos que les compete como parte inherente al funcionamiento de esas instituciones?
¡Qué bueno! Me dicen muchos. Tu hija va a poder volver al Carmela ¿Y a qué? – Contesto yo- ¿A que le exijan ponerse al día con 3 meses de clases en un fin de semana? ¿Que la inscriban en el electivo matemático, siendo humanista? ¿A que la expulsen de nuevo, por mirar por la ventana? ¿Puede alguien decirme en qué autoridad confiar para que éstas u otras arbitrariedades no ocurran?
Claro, podemos de nuevo ir a la Corte. Y esperar 5 meses más. Y volver a sentir como padre el desamparo absoluto al oír decir al ministro de Educación que él no puede interferir en estos casos. Y el silencio cómplice de las otras instituciones que deberían velar por los derechos y el respeto hacia adolescentes, todavía más, siendo mujeres. Y ver cómo el gobierno gasta en armas para reprimir la lucha de nuestras hijas los recursos que ellos exigen para que la educación toda, y no sólo la de ellas, sea gratuita y de calidad. Y que sea el Estado. Para que ningún otro sostenedor de Liceos sienta que son de su propiedad, y que mande a cometer atropellos de tal envergadura. Que sea la misma corte que antes calló frente a torturas y asesinatos cometidos ante los propios ojos del mentado alcalde, la que le diga: esta vez no, señor. Usted es el mismo de hace 40 años, nosotros algo hemos aprendido.
De todas formas, seguiremos en tribunales por la querella que Hinzpeter y Bulnes interpusieron contra 7 de las personas que participaron en la toma del ex Congreso. Esa misma toma fue la razón esgrimida por la directora para avisarme que seguramente iba a expulsar a mi hija, hace ya 6 meses. Y es imposible no relacionar el currículum DINA de Labbé, el currículum CNI de la familia de la directora, el currículum DINA y CNI de varios funcionarios de seguridad de Providencia con esta curiosa casualidad: cuando aún no había querella ni expulsión, mi hija ya estaba en la lista de las que serían culpables.
¿Puede alguien saber qué curiosas conversaciones tejen los jubilados de aparatos represores de la dictadura, rodeando una bandeja de galletitas, en algún café de Providencia?
Moises Bravo, padre de Scarlett.
Una de muchos estudiantes expulsados y expulsadas por Labbé.